Juan Tobías León Ortega
Fue larga la espera, pero valió la pena ¿Por qué ahora desesperarse si el mundo ha sido siempre mundo? Es cierto, no lo puedo negar, añoro tus ojos de miel, añoro tu labio rojo, sediento estoy de un beso de tu boca, que por muy corto que fuera, es un beso como otro beso.
El silencio amigo de la noche y de la lluvia que cae lentamente por toda la ciudad, enaltece mi melancolía, reviviendo mi alma de esperanza, en la soledad del crepúsculo sereno. En el silencio se disipan más los secretos del corazón, llevando al alma a un rincón sin retorno.
Cuando la noche cae, el silencio se hace dueño de ti, te proteges de la larga espera que tu ser enamorado anheló de caricias y pasiones, sólo la oscuridad del amanecer, es testigo de que aguardaré en silencio tu espera.
A Angela Maria Rodriguez Ramirez y Esmirna Rivas Tejeda les gusta esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario