Juan Tobías León Ortega
En mis sueños flotantes te veo sonriente, y tu pelo, canoso como siempre, vislumbra mi porvenir cuando me acuesto, la aurora parece sonriente cuando el canto de los pájaros promete un día resplandeciente.
Me imagino aquel día en que naciste en el valle del Maguá, ¿cómo fue? No lo sé. A lo mejor tu padre y tu madre sintieron un estruendo de los dioses venido de una dimensión desconocida, de aquel niño hermoso, lleno de vida, sus corazones latían muy diferentes como presintiendo el anuncio de las buenas nuevas, de un niño que como en la mitología, tenía un signo brillante.
Yo también nací en el valle del Maguá, en la tierra de Quita Espuela, en la del Haya con sus pequeños cerros, pero recibí las bendiciones de otro valle, hermoso, , de encantos y verduras, el valle del Maguana, quien le diera albergue ,a la reina Anacaona .
En ese valle del Maguana, de las mariposas primaverales, por primera vez oí tu nombre y mis retinas curiosas pudieron verte sentado debajo del viejo árbol de Laurel del parque histórico cuyo nombre honra al Patricio que lo vio cuando sus verdugos lo vejaban , en ese árbol, otrora punto de partida de citas de enamorados y sentado en el banco, fumándote un cigarrillo, haciendo ondear tu blanca mano, nos saludabas en tu recorrer político.
Aunque niño en ese entonces, conviví junto a los hombres del pueblo, a quienes tú amabas tanto, los horrores del golpe de estado y las salvajadas de las huestes de los gorilas golpistas.
Desde aquel día que leí por primera vez a tu Crisis de la “Democracia en la América Latina, en la República Dominicana”, sellé un pacto con tu pluma sagrada, desde ese mismo momento, te convertiste en mi padre intelectual.
He seguido tus pasos en la humildad, aquella frase tuya que siempre pronunciabas con orgullo: “perdónenme por mi incultura”, revistiéndote de afuera hacia dentro y de adentro hacia fuera, el rigor de tu alma noble de escritor. Da lástima ver u oír hoy día, a crápulas que se consideran intelectuales, escribiendo cosas sin sentido, que sólo porque las nuevas generaciones productos de lo que tú tanto decías, “la falta de consciencia”, no les contradicen. ¿Qué les hubiera pasado contigo zorro del saber en tu tiempo a esos falsos intelectuales?
Pero peor aún son tus ex discípulos y con discípulos políticos, que con caritas de ovejas indefensas se presentaron ante ti, para que les enseñaras el pan de la sabiduría y el arte de la política, para luego aborrecerte y quién sabe si hasta maldecirte. Algunos de ellos, escogieron el camino material mal habido, hoy disfrutan del boschismo sin Bosch.
No dejaré de hacer plegaria por tu alma pura, un clavel blanco depositaré en tu tumba, te saludaré como a un viejo amigo que anda descansando en el valle que una vez te vio nacer, aunque paralelo nacimos en el inmenso valle del Maguá, tu aura cobijará mi horizonte, porque hasta cuando te sueño, buenas nuevas amanecen en mi cama serena, porque eres único ángel que nos señalará el camino en la patria quisqueyana..
Angela Maria Rodriguez Ramírez
Ay, pero que hermosura , cuantas verdades ¡ cuantos Boschistas sin Bosch ? cuantos dejaron de pensar en el maestro , para escoger .......caminos sin sentidos.
Grabare este escrito en mis archivos como recuerdo de grandes verdades. Bendiciones Tobias. Agradezco a Dios haberte encontrado .
En mis sueños flotantes te veo sonriente, y tu pelo, canoso como siempre, vislumbra mi porvenir cuando me acuesto, la aurora parece sonriente cuando el canto de los pájaros promete un día resplandeciente.
Me imagino aquel día en que naciste en el valle del Maguá, ¿cómo fue? No lo sé. A lo mejor tu padre y tu madre sintieron un estruendo de los dioses venido de una dimensión desconocida, de aquel niño hermoso, lleno de vida, sus corazones latían muy diferentes como presintiendo el anuncio de las buenas nuevas, de un niño que como en la mitología, tenía un signo brillante.
Yo también nací en el valle del Maguá, en la tierra de Quita Espuela, en la del Haya con sus pequeños cerros, pero recibí las bendiciones de otro valle, hermoso, , de encantos y verduras, el valle del Maguana, quien le diera albergue ,a la reina Anacaona .
En ese valle del Maguana, de las mariposas primaverales, por primera vez oí tu nombre y mis retinas curiosas pudieron verte sentado debajo del viejo árbol de Laurel del parque histórico cuyo nombre honra al Patricio que lo vio cuando sus verdugos lo vejaban , en ese árbol, otrora punto de partida de citas de enamorados y sentado en el banco, fumándote un cigarrillo, haciendo ondear tu blanca mano, nos saludabas en tu recorrer político.
Aunque niño en ese entonces, conviví junto a los hombres del pueblo, a quienes tú amabas tanto, los horrores del golpe de estado y las salvajadas de las huestes de los gorilas golpistas.
Desde aquel día que leí por primera vez a tu Crisis de la “Democracia en la América Latina, en la República Dominicana”, sellé un pacto con tu pluma sagrada, desde ese mismo momento, te convertiste en mi padre intelectual.
He seguido tus pasos en la humildad, aquella frase tuya que siempre pronunciabas con orgullo: “perdónenme por mi incultura”, revistiéndote de afuera hacia dentro y de adentro hacia fuera, el rigor de tu alma noble de escritor. Da lástima ver u oír hoy día, a crápulas que se consideran intelectuales, escribiendo cosas sin sentido, que sólo porque las nuevas generaciones productos de lo que tú tanto decías, “la falta de consciencia”, no les contradicen. ¿Qué les hubiera pasado contigo zorro del saber en tu tiempo a esos falsos intelectuales?
Pero peor aún son tus ex discípulos y con discípulos políticos, que con caritas de ovejas indefensas se presentaron ante ti, para que les enseñaras el pan de la sabiduría y el arte de la política, para luego aborrecerte y quién sabe si hasta maldecirte. Algunos de ellos, escogieron el camino material mal habido, hoy disfrutan del boschismo sin Bosch.
No dejaré de hacer plegaria por tu alma pura, un clavel blanco depositaré en tu tumba, te saludaré como a un viejo amigo que anda descansando en el valle que una vez te vio nacer, aunque paralelo nacimos en el inmenso valle del Maguá, tu aura cobijará mi horizonte, porque hasta cuando te sueño, buenas nuevas amanecen en mi cama serena, porque eres único ángel que nos señalará el camino en la patria quisqueyana..
Angela Maria Rodriguez Ramírez
Ay, pero que hermosura , cuantas verdades ¡ cuantos Boschistas sin Bosch ? cuantos dejaron de pensar en el maestro , para escoger .......caminos sin sentidos.
Grabare este escrito en mis archivos como recuerdo de grandes verdades. Bendiciones Tobias. Agradezco a Dios haberte encontrado .
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