sábado, 8 de mayo de 2010

Llamados de Gloria Y Libertad



Juan Tobías Leon Ortega

II

El domingo 25 de Abril amaneció como un verdadero domingo de primavera: resplandeciente, soleado y fresco. El parque Sánchez rodeado de majestuosos árboles, entre ellos frondosos laureles y pinos , lugar que fuera en el siglo XVIII, escenario de traición al patricio Francisco del Rosario Sánchez y su compañeros. Y no muy lejos de allí, a menos de dos kilómetro en plena sabana, a sólo once años de fundada la Primera República de 1844, en el 22 de Diciembre de 1855, se había escenificado una tremenda batalla que estremeció al valle que una vez fue hogar de paz y armonía cuando los primeros pobladores hacían vida en él. Aquella batalla, dirigida por el general José María Cabral conocida como la batalla de Santomé, en donde se escenificó un duelo de sable contra sable entre el General Cabral y el Duque de Tiburón, resultando vencedor el General Cabral.

El parque continuaba siendo un hervidero de gentes que se aglomeraban ya sea para apoyar a los militares insurrectos, ya sea en busca de noticias, o ya sea como esparcimiento. Unos de los problemas que estaba dificultando desde el día anterior la organización de la lucha insurreccional, era el problema de comunicación y, con ello el problema del transporte. Los constitucionalistas desde un primer momento, no contaban con medios para transportar masivamente hacia la ciudad capital, Santo Domingo, a las gentes que querían unirse a los combates que ya se estaban produciendo por toda la ciudad Capital. Algunos de los camiones y guaguas que habían partido el domingo 25 de Abril habían sido devueltos por el retén de la ciudad de San Cristóbal, asiento de la segunda brigada del Ejército Nacional. En esa brigada se encontraban el grupo de militares llamados “El Grupo de San Cristóbal” (cuyo líder lo fue el entonces coronel Neit Nivar Seijas) que en un principio había conspirado contra el “Triunvirato” pero que a medida que pasaban las horas, ya se iban definiendo sus pareceres: “junta militar sí, constitución no”.

En el parque y en formación militar, el locutor Güemes Naut, pasaba revista ágilmente a los hombres del pueblo que se aglomeraban para decir presente. En el pueblo se palpaba la fibra patriótica que sin ningún otro interés que el amor a su patria mostraban los hombres humildes del pueblo, y con ello grupos de estudiantes, profesionales y demás ciudadanos.

-Compañeros alienarse los que van a combatir. –Esto no es juego de muchachos compañeros, esto va en serio. Decía Güemes Naut a los hombres que ya hacían una larga cola –La Capital está ardiendo en llamas, la patria nos necesita, así que compañeros, los que se consideren valientes y decididos a luchar por su patria, que den un paso al frente. Les recordó a los presentes. Entonces una gran multitud se apersonó para decir presente. Muchos olvidaban que el Santo Domingo de Guzmán fundado por españoles había experimentado durante los últimos 121 años de la fundación de la primera República, y 102 años de la gesta restauradora, una escuela militar sin precedentes en el alma criolla de mujeres y hombres quisqueyanos. Fue durante la gesta restauradora que sirviendo en un principio a intereses fuera de su voluntad en el ejército invasor, empezó a formarse un joven capitán criollo que más tarde fuera investido como “Generalísimo en jefe de los ejércitos de Cuba”, y que sería bautizado como el “Napoleón de las guerrillas por el colegio militar inglés” por ser un genio en el arte de la guerra de guerrilla: Generalísimo Máximo Gómez. Los sanjuaneros acostumbrados a vivir una vida escénica de vida familiar, de cherchas, de bohemios pintorescos, de vida deportiva y cultural, de muchachas hermosas y muchachos apuestos en la plaza mayor del parque Sánchez, de un valle lleno de arboledas andantes donde el olor a flores y cigarrones flotantes hacían de un paraíso ideal. Olvidaban también los sanjuaneros, que apenas a un kilómetro y medio de su parque Sánchez, la batalla de la sabana de Santomé en donde se enfrascaron miles de hombres, los acosaba como un fantasma de la guerra; no recordaban también, que por el año del 1916, empezó a escenificarse una guerra de guerrilla en el norte del macizo de la Cordillera Central, en la Maguana, liderada por Liborio Mateo contra las tropas de ocupación norteamericana.

Hay que recalcar lo siguiente: pese a que había un ambiente revolucionario entre una gran mayoría de los hombres y mujeres del pueblo sanjuanero; San Juan de la Maguana seguía siendo un pueblo pacífico en donde las actividades cotidianas no se veían truncadas por ningún evento de gran magnitud que como este, del 24 de Abril de 1965, estremeció casi todos los cimientos de la sociedad dominicana sumida en una profunda lucha de clases nunca antes vista después de la caída de Trujillo. Seguían así, en San Juan, las actividades comerciales, deportivas, educativas y culturales como de costumbres sus agitados curso.

Continuará

Jose Abigail Cruz Infante
Jose Abigail Cruz Infante
Interesante relato. Para no olvidar

Cesar Namnum
Cesar Namnum
Tobias, confío en que ya todo esto lo estas "formateando" para publicar un libro no?...no importa el "exacto" valor histórico de los datos...o la "pulcritud" de estilo...lo que importa es la fuerza de tu memoria y como ves estos y otros acontecimientos sanjuaneros
"memorias del valle"...podría ser el título...pero ya debes haberlo pensado...si no, pónte en eso

un abrazo, compadre

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