El apellido Barrientos tuvo valor histórico en el periodo de la Independencia, puesto que Juan y Santiago Barrientos fueron firmantes de la Manifestación del 16 de enero de 1844 y comparecieron can otro pariente -Guillermo- como febreristas Ia noche del Conde.
Respecto del Padre Barrientos, de carta de Manuel de Jesús Rodríguez Varona, copiamos el párrafo siguiente:
"FIGURA DEL CURA DON JOSE NARCISO BARRIENTOS:
El Cura DON José Narciso Barrientos, a quien mi padre conoció personalmente muchos años, era un hombre pulcro, cantador con voz de tenor, su casa era como un asilo para los menesterosos; sindicado enemigo de Báez junto con mi padre, los Ogando, Castillo, Mejía y demás restauradores distinguidos de la época.
Fue confinado a Tubano, hoy Padre las Casas por los años lúgubres de 1870 al 1871 en que estaba en pleno apogeo de Ia crueldad de aqueI enigmático Gobierno de perfiles anexionistas: con justicia hemos de decir que Ia casa del Padre Barrientos era una casa en que comían regularmente más de 15 personas; es decir que Barrientos en ese aspecto de su personalidad era un verdadero Billini o Padre Fantino en esta Común; murió pobre porque todo lo dio a la humanidad; de buen trato y excelentes cualidades personales; deseo que se haga constar en los relatos históricos, apartándonos un tanto de sus debilidades sexuales como Sacerdote, pues fue, realmente un hombre útil a esta sociedad en aquel entonces".
El Padre Barrientos, fue testigo ocular de muchos hechos históricos en la región sureña. Contrariando principios fundamentales de su religión, formó familia. Su eterno caminar de San .Juan a Azua, por Banica, Las Matas, y EI Cercado, Barahona y Neyba, casi le convirtieron en un soldado militante de su ministerio, y las revoluciones y la vida dura y amarga endurecieron su carácter, aunque siempre fue bondadoso y amigo de hacer favores.
En 1861 presencia la llegada de Sánchez como prisionero de guerra, cuando vino por la frontera a restaurar la República, luchando contra Santana y su impuesta Anexión a España. Fue el Padre Barrientos quien asistió al Prócer del Conde y a sus compañeros desde que llegaron a San Juan hasta el día de su fusilamiento. El hizo todo lo que estuvo a su alcance para socorrerlos y confortarlos espiritualmente. Cuando llegó aquel trágico 4 de julio, aquella figura sacerdotal y espinosa, con más espinas en el alma que un cactus de la región, paseábase airada en la plaza pública de San Juan donde el día tuvo lugar el plenario que celebrara un Consejo de Guerra Sumarísimo, que condenó a Sánchez y a sus compañeros a la pena de muerte.
Cuando Sánchez pidió una Biblia al Oficial Wenceslao Figuereo, Manolao, después Vicepresidente y Presidente de la República, éste le consiguió la del Padre Barrientos, conformándose así el insigne paladín de la independencia, con el ejemplar que usaba el sacerdote.
Barrientos confesó y dio la comunión a Sánchez y a todos los que iban a morir con él. Después le acompañó al pequeño cementerio, donde tuvo lugar la ejecución vespertina del 4 de julio de 1861. Después fue testigo de las inhumaciones y sabía y recordaba perfectamente el lugar en que fue enterrado el prócer del Conde.
Por ello, en 1875, diez y seis años después, continuando su sacerdocio en San Juan, el Padre Barrientos fue uno de los testigos principales que presenció la exhumación de los restos de Sánchez efectuada el 3 de marzo de 1875, en presencia del Presidente de la República General Ignacio María González, de varios de sus ministros, autoridades locales y del Coronel Juan Pablo Pina, Secretario Privado de la Delegación y Miembro en Comisión de la Sociedad “La Republicana” que promovió el traslado de los restos de Sánchez a la Capital.
Después, respecto a las honras fúnebres celebradas en San Juan el 8 de marzo de 1875, escribe el otro Comisionado de “La Republicana”, Pedro Bernardo Rodríguez: “El Cura Párroco señor Narciso Barrientos nada ha omitido para que estas fuesen lo más solemne., nada, aun su trabajo material”. Glorifica así ante el altar la resurrección espiritual del héroe caído allí 14 años antes.
En torno a Francisco del Rosario Sánchez
Ramón Lugo Lovatón
Narciso Barrientos, mi tatarabuelo por Fidelia Bobea, su hija.
ResponderEliminarEntiendo que el Padre Narciso Barrientos debe estar en el Altar de la Patria por solo hecho histórico de haber confesado a Francisco del Rosario Sanchez antes de morir. Le he estado dando seguimiento a este hombre después que supe del posible parentesco con mi tatarabuela Fidelia Bobea. (Santiago Perez Mateo).
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