martes, 11 de enero de 2011

El Riego

E. O. GARRIDO PUELLO: EL RIEGO

ESPEJO DEL PASADO

1972

El riego existe real y positivamente en San Juan de la Maguana desde el siglo pasado. No puedo precisar con seguridad cuando se construyeron los primeros canales en la región, pero si afirmar que en el gobierno de Lilís se construyó el que popularmente se conoció como Regola del Pueblo. Este canal, que corría de Norte a Sur, besando el Este de la ciudad, llevaba agua a la hacienda de la Sra. Juana Ogando, ubicada en Manoguayabo. El crecimiento de la ciudad obligó su desvío por sitio más conveniente. El canal lo construyó Lilís, entonces Presidente de la República. Luego pasó a diferentes dueños.

Para la misma época el Gral. Wenceslao. Ramírez construyó el canal de Mijo, destinado a surtir del precioso liquido a su propiedad del mismo lugar. Las necesidades de la agricultura generaron otras construcciones de canales. Don Domingo Rodríguez, Gral. José del Carmen Ramírez, Licenciado E. Mesa, Recio Co. C. Por A. e Isidro de los Santos, entre otros, utilizaron el riego para sus cultivos.

A partir de esta fecha, que debe ser histórica en el desenvolvimiento económico del gran valle de San Juan, toda corriente de agua susceptible de ser aprovechada fue desviada por medio de canales y destinada a fecundizar tierras que ya el arado había hecho dócil a los requiebros del hombre.

La tradición habla, e investigaciones posteriores confirmaron, que el Suroeste de la población durante el periodo colonial funcionaron ingenios de caña de azúcar movidos por fuerza hidráulica- Los vestigios de estos establecimientos se encontraron en propiedades de don Domingo Rodríguez y Juan Constanza, situadas en Manoguayabo y La Culata, respectivamente. La lógica indica que para mover la rueda hidráulica debió haberse utilizado canales. Esos canales pueden ser que también se usaran para el regadío de las plantaciones de caña.

Es una suposición correcta y aceptable. Estas deducciones nos llevan a suponer que el uso del riego en San Juan es tan antiguo como su fundación. Moreau de Saint Mery, en su interesante memoria sobre nuestro país, habla de estos ingenios y afirma que fabricaban azúcar de muy buena calidad.

Las devastaciones de nuestra floresta han alejado las lluvias. En la región Sur el período comprendido entre diciembre y marzo fue siempre de escasa precipitación pluvial. Pero los tiempos han cambiado. Las lluvias se muestran ahora esquivas en todas las épocas. De ahí la imperiosa necesidad de regadío para impulsar la agricultura, base de la economía sureña. El progreso agrícola hizo necesario la construcción de canales. Cientos se desprenden de los ríos San Juan, Jínova, Mogollón, Vallejuelo, Yaque del Sur, del Medio o Yaquesillo, Mijo y Las Cuevas y aun de arroyos de poco caudal.

En el 1926 se construyó, respondiendo a una recia y fructífera campaña de El Cable, valiente periódico de la localidad, el canal de Juan de Herrera financiado por el gobierno. Este canal, de un metro cúbico por segundo, absorbió algunos particulares y moja gran parte del Norte y este de la región. El riego está tan extendido en San Juan de la Maguana que hasta en la parte alta, entre las montañas, reutiliza cualquier corriente de agua para fecundar las mesetas y tenazas que siempre asoman en las laderas .Para completar el sistema de riego el Gran Valle de San Juan, cuya fertilidad es proverbial, y aprovechar intensivamente sus inmensas llanuras, las cuales se extienden desde Yaque del Sur hasta las fronteras, el gobierno, si es que vela por resolver los grandes problemas nacionales y los afronta con coraje y decisión, tendrá obligatoriamente que construir la represa del río San Juan, columna vertebral de la economía de la región Sur de la República. Durante el periodo de las lluvias este río arrastra miles de millones de metros cúbicos de agua que se pierden en la inmensidad del mar y que aprovechados inteligentemente podrían transformar, no sólo la economía del Sur, sino la de todo el país. Acometer esa empresa es visión de estadista y resolución de todos los problemas económicos del Sur y aun de la Republica. Por ley el Estado recibiría el 25% de las tierras irrigables como compensación por la ejecución de la obra. La venta de esas tierras casi pagaría el costo de la represa. Un impuesto moderado al uso de las aguas y el producido de la corriente eléctrica que generaría la hidroeléctrica que se establecería como consecuencia de la represa, completarían los valores necesarios para solventar la inversión. El complemento de una represa es la instalación de una hidroeléctrica . El resultado de la ejecución de estas obras sería que habría corriente eléctrica barata para el sur, propiciando el establecimiento de industrias basadas en las materias primas producidas en la región: maní, tomates, frutas, etc., y agua, oro líquido para el valle, o lo que es lo mismo, solución de todos los problemas económicos de esta vasta porción de la República, hoy tan olvidada que algunas veces da la impresión de no formar parte de la geografía dominicana.

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