lunes, 17 de enero de 2011
La Sociedad Taína: INSTRUMENTOS Y TECNOLOGIA
INSTRUMENTOS Y TECNOLOGÍAS
Los taínos usaron de un instrumental simple, pero funcional para el procesamiento de sus productos y para la producción misma. Como pueblo agricultor y recolector desarrolló la modalidad de cultivo de carbohidratos, no basaron su economía en los granos, puesto que sólo el maíz se informa para las Antillas como tal, pero incrementaron el cultivo de raíces de zona tropical, como puede apreciarse en el listado antes redactado.
La yuca, su principal producto agrícola, era procesada para lograr el llamado "casabe", pan que era el resultado de un proceso tecnológico milenario que parece haber tenido su origen en la costa norte de Colombia antes del 1500 antes de Cristo, cuando grupos indígenas experimentaron por vez primera, en el sitio Rotinet, estudiado por Carlos Angulo, extrayendo el jugo de la yuca amarga y usando sus residuos para calentarlos hasta convertirlos en una sólida torta de variado tamaño. La tecnología incluye el rallado o guayado de la yuca, generalmente de la variedad amarga, que contiene veneno tal como al ácido cianhídrico; luego de este rallado se exprimía en el llamado "cibucán", una manga tejida de fibras de palma dentro de la cual se colocaba la masa para exprimirla hasta quedar casi seca; tras este proceso se procedía a cernir la harina de la yuca en cernidores hechos de fibra vegetal, luego venía la colocación de la masa sobre el burén o budare puesto sobre el fuego, secándose y compactándose la torta llamada casabe. Con el exprimido de la yuca se eliminaban almidones y sustancias tóxicas que acababan desapareciendo en la cocción. El jugo de la yuca, fermentado, era la base de bebidas espiritosas, y al fermentar perdía también su acción tóxica.
En cuanto al otro tipo de alimento que es la guáyiga, estudiado ampliamente en capítulo anterior, resumimos señalando que rallada su raíz, tóxica también, en lajas de coral que hacían las veces de guayos, la masa sufría un proceso de supuesta putrefacción llenándose de larvas que ya en su estado casi de eclosión eran aprovechadas amasando las mismas con la masa de guáyiga, y creando bolos alimenticios ricos en carbohidratos y proteínas.
El montón agrícola fue una de las técnicas más brillantes de los taínos. Aunque fue heredada de grupos anteriores como los ostionoides, la misma fue perfeccionada. Se acumulaban los desperdicios mezclados con tierra suelta, y sobre estos montículos se producía la yuca y parte del maíz. La técnica del montón o montículo agrícola también fue común hacia el siglo IX en Venezuela, el norte de Colombia y las Guayanas.
La recolección de mariscos, frutos, bayas, y productos naturales, fue fundamental entre los taínos. Ellos perfeccionaron la pesca con redes grandes y nasas; usaron de anzuelos de hueso, y establecieron en los caños y desembocaduras bajas el sistema de "corrales de pesca", plantando estos corrales, hechos de varas verticales muy unidas, en los sitios por donde pudo escapar la pesca o por donde buscaría salida una vez cercada. Los corrales son una técnica común entre los actuales warao de Venezuela, en algunos sitios de las desembocaduras del río Orinoco, como el caño Mánamo y otros.
La recolección de mariscos fue fundamental entre los taínos. Así mismo la cacería de iguanas (Cyclura cornuta), la captura de varias especies de roedores llamados hutías o jutías (Isolobodon portorricensis, Plagiodontia aedium, etc.) y también la pesca de altamar como la de tipo costero, fueron renglones importantes.
Entre los instrumentos fundamentales de la cultura taína está la coa o palo plantador, utilizado para perforar la tierra sobre la que se ha de echar el grano. El maíz era sembrado con coa, y el artefacto, usado para la siembra de granos en Mesoamérica, parece haber pasado a las Antillas tardíamente como parte del cultivo de maíz. Las hachas pulimentadas y en forma de pétalos (petaloides) fueron quizás el artefacto de uso común más utilizado. Enmangadas, estas hachas, colocadas perpendicularmente podían ser usadas como coas, y según sus tamaños se usaron como raspadores para cortezas y para desbrozar bosques y conucos. El arco y la flecha se usaron en la cacería, lo mismo que el llamado propulsor o atlatl, nombre último dado a este artefacto por los grupos mejicanos.
La vida cotidiana taína se desarrollaba en tres grandes fases: la fase agrícola, en la que la mujer era fundamental; la fase de caza pesca y recolección, en la que el hombre tenía las grandes responsabilidades, y la fase religiosa o ritual, también manejada por el hombre. El trabajo estaba dividido por sexo y edad, y los niños ayudaban a las mujeres en el trabajo del conuco y los sembradíos, haciendo muchas veces la función de guardianes en los conucos para evitar el ataque a la agricultura de aves negativas para la misma, fundamentalmente en los sembrados de maíz. La casa indígena del período taíno presentaba un mobiliario simple: bancos o asientos de madera, que en el caso de los caciques eran totalmente ceremoniales y decorados primorosamente, hamacas, calabazas colgadas para ser usadas como recipientes de líquidos, fogones cerca de los rincones de la vivienda, una "vajilla" de pocas piezas de barro, algunas bien decoradas y muy representativas de deidades del grupo, así como macutos, canastas, cuerdas, objetos de cestería y otros. La hamaca era el mueble más importante de la vivienda taína, puesto que era cama y asiento a la vez; sobre la misma tanto se podía procrear como descansar en cualquier momento. Como en el caso de los grupos indígenas actuales de la selva tropical, los perros fueron importantes como compañeros de la comunidad taína.
Desde el punto de vista del transporte, los ríos y los ámbitos marinos navegables en las zonas costeras, fueron elementos de contacto, usándose para ello la canoa. Hecha generalmente de un solo tronco, la canoa podía tener diversos tamaños, y las hubo que transportaban hasta cien personas. Los anzuelos y redes y las lanzas de madera endurecidas al fuego para figar peces fueron, además de la nasa, instrumentos también de pesca. El llamado "arte taíno" tiene así su explicación en los modos de vida de los grupos precolombinos. Tanto en los aspectos básicos de subsistencia, como en los elementos dedicados al ritual, los taínos usaron de la decoración y la secuencia de motivos tradicionales en su arte, como distintivo de una tradición que se revela en el estilo que I. Rouse denominó como "Boca Chica", con sus características "chicoides".
LOS OBJETOS CONSIDERADOS ARTÍSTICOS
Se puede asegurar que no hay grandes divisiones entre objetos artísticos y objetos cotidianos. Muchas de las vasijas de uso común entre los taínos eran ricamente decoradas. Algunas piezas de madera también; cuencos, tinajas o recipientes para líquidos fueron primorosamente ejecutados por las alfareras de este período histórico. Los taínos usaron diversas formas de vasijas y recipientes. Entre las más importantes están las vasijas llamadas "potizas", pobre corrupción idiomática de la palabra española "botija". Estas potizas, muy comunes a las zonas del este del país, y especialmente en los lugares cársticos, con agua dentro de abrigos rocosos, eran de uso cotidiano, y se utilizaban no sólo para cargar agua sino para obtenerla haciendo descender la potiza, con una soga atada al estrecho cuello, en las cavernas con aguas profundas y limpias.
Los vasos efigies, hechos en cerámica y madera, eran representaciones animistas o cemíes. Sus diversas formas y expresiones sugieren siempre la representación de dioses o seres, tal es el caso de un ídolo de espaldas abultadas que encarna la figura del mitológico Deminán Caracaracol, relacionado con las leyendas taínas. Cuencos decorados, platos, bandejas y ollas para uso tienen también intensa decoración basada, principalmente, en el modelado y las incisiones. Algunos objetos de este tipo presentan asas huecas con semillas o piedrecillas que se utilizaban a manera de sonajeras o maracas.
Los amuletos y cuentas de collar constituyen piezas hoy características de la cultura taína. Se trata de figuras labradas en diversos tipos de roca utilizadas como fetiches y suertes contra elementos malignos de la naturaleza. Son, realmente, importantes representaciones de manifestaciones del llamado ritual de la cohoba, en la mayoría de las ocasiones, aunque existen excepciones. Hay por lo menos cuatro tipos que suelen considerarse permanentes.
Entre los taínos la decoración corporal fue importante. Colón, en su diario del primer viaje, señala con precisión el colorido corporal de los habitantes isleños. Los taínos usaron sellos o pintaderas, formados de cerámica en forma de pequeño disco, decorado por su base que colocado sobre bija u otro colorante, dejaba una impronta en el tejido o en el cuerpo. La decoración corporal se hacía, igualmente, con zumos de algunas frutas, como era el caso de la jagua (Genipa americana), cuyo jugo, aún tierna la fruta, proveía una tinta negra de magnífica factura.
El dujo, o asiento ceremonial, tuvo entre los taínos expresiones de gran arte. Generalmente hecho en madera o piedra, fue decorado con incisiones laberínticas a base de cinceles y artefactos finos hechos en piedra. Este banquillo de cacique, sigue siendo usual entre numerosos grupos indígenas sudamericanos de Venezuela y Colombia. Los llamados "ídolos de la cohoba", también logrados en madera o piedra, son una excelente muestra del dominio que tuvo el taíno de la escultura. Sobre estos ídolos se colocaba el plato contentivo de los polvos alucinógenos que inhalaban los caciques en el ritual de la cohoba. Algunos de estos ídolos tienen ya incorporado en su parte superior el plato para dichos polvos.
El trabajo en madera no sólo se redujo a ídolos y vasijas, también fueron importantes los bastones sonajeros, piezas con forma de lengüeta de hasta 5 centímetros, rematadas en su cabeza con sonajas de madera talladas sobre la misma pieza. Elementos de gran importancia escultural fueron las tallas en hueso y madera de las llamadas "espátulas vómicas o vomitivas". Estas piezas, utilizadas en el ritual de la cohoba para producir vómitos antes del "contacto" con los dioses, eran introducidas por el oficiante hasta la epiglotis, induciendo la limpieza del estómago. Son representativas de diversos elementos animistas. Algunas rematan en formas animales, otras son representaciones típicamente humanas.
Las manos de mortero, o majadores del período taíno, son también una expresión insólita del dominio del arte lapidario. Estas manos de mortero, usadas para preparar los polvos de la cohoba, son en verdad representaciones importantes de fuerzas de la naturaleza. Aunque se han podido establecer algunas relaciones entre las figuras representadas y las crónicas de Fray Román Pané (cronista del siglo XV), la mayoría de estas representaciones están siendo estudiadas para su identificación. Los collares, pasadores para orejas, bodoques labiales, y otras piezas para decoración corporal, fueron logrados a base del uso de arena fina y cabuya combinados. La cabuya (Agave sisalana) se usó mediante frotamiento del hilo tenso, para pequeños cortes y trabajo de perfeccionamiento en miniaturas.
Las hachas ceremoniales de la cultura taína están logradas, también, en rocas volcánicas o sedimentarias. Son importantes las llamadas hachas monolíticas, exacta representación de un hacha petaloide enmangada en madera. Algunas de estas hachas monolíticas recuerdan piezas de la misma forma comunes a la cultura tairona de Colombia, siglo IX después de Cristo. El hacha petaloide fue también decorada con figuras fundamentalmente antropomorfas mientras que la monolítica presenta figuras zoomorfas.
El ídolo de tres puntas, o trigonolito, fue, como se ha dicho, la representación del dios de la yuca. Se puede considerar que la escultura en piedra o talla alcanzó en estas piezas comunes a Santo Domingo, Puerto Rico y las Antillas Menores, su máxima expresión. Los trigonolitos eran utilizados como ofrendas en los conucos y plantaciones así como en algunas tumbas. Son numerosas sus representaciones que se mantienen siempre dentro de sus características tres puntas. Es de suponer que cada grupo ciánico o tribal dio a la forma sus propios contenidos anímicos, por eso su riqueza decorativa es casi única. Otra pieza importante por su característica forma y decoración es el llamado aro lítico, relacionable, al parecer, con el juego de la pelota o batey. Estos aros, lo mismo que los codos de piedra son muy decorados en la isla de Puerto Rico, y presentan menor decoración en la de Santo Domingo. Fragmentos de estos aros han sido detectados en plazas de pelota de la región este de la isla de Santo Domingo por arqueólogos del Museo del Hombre Dominicano.
la Isla de Santo Domingo antes de Colón, Marcio Veloz Maggiolo
Pags. 106 a 110
q buena informacion
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