Sobieski De León
Al tomar en nuestras manos el poemario "Las Mariposas de San Juan" nos damos cuenta de inmediato de un claro mensaje semiótico que anuncia una doble intencionalidad en el poeta sanjuanero Rafael Pineda: Que las mariposas de San Juan, no han muerto -pues revolotean entre sus páginas, y que ellas existen trasmutadas bajo formas femeninas gracias a una permanencia dialéctica de muerte-vida. En otras palabras, que las mariposas de San Juan, son y no son las mariposas de San Juan, sino la hermosa mujer sanjuanera -la sanjuanera mujer-, crisálida multiplicante de los días de Junio. Las mariposas de San Juan, son las reinas de Junio. Y al revés, las reinas de Junio, son las mariposas de San Juan.
Hace ya mucho tiempo, el poeta Pineda, tenía en el Arco de Triunfo de su corazón un sueño alado y un amor que se le escapaba cada año y se posaba en una portentosa mariposa coronada, cuya sonrisa, lo invitaba a olvidar la nostalgia. Entonces se aferraba al recuerdo y le decía:
“! No te irás!"
Para que no se fuera la inocencia y la alegría de los niños de la ciudad persiguiendo gusanos que volaban, ni mucho menos la belleza de una flor expuesta en la ventana, que no era flor, sino mujer saludando la mañana; ni se fueran los surcos cargado del verde crecimiento alimentario, ni las lluvias, que eran torrenciales júbilos de felicidad compartida, ni las historias que nos contaran de pequeños, ni los ríos, que bajaban resueltos cantando su canción de cosecha y abundancia; ni los hombres permanentemente doblados sobre el surco de una dócil tierra; ni se fuera el paisaje abarrotado de montanas y nubes por doquier; y además, para que no olvidáramos como nació San Juan de la nada, y más aún, de los callos laboriosos de nuestros tercos e impetuosos predecesores; ni olvidar como nacimos los hijos de San Juan, cuando nuestros padres se robaban a nuestras madres mozas por el marco de las ventanas, y a caballo, iban regando sus gérmenes por los senderos de todo el valle hasta convertirlos en sangre germinada que se hacia mártir 0 héroe, empuñando una bandera o un fusil igual daba para hacer la patria en sus comienzos, hasta que el profeta Liborio y El Bautista, fueran uno y no murieran. Y quedara sembrado para siempre un ejemplo de dignidad campesina, urbana y sanjuanera.
Y para que la cigua, siguiera cantando, y el madame sagá se alegrara con su canto; y el picaflor estuviera zumbando el néctar de su flor; y el carpintero tamborileara la palmera con su instrumental pico a ritmo de bongó y de atabales.
Para que eternamente desfilara ante el palco de nuestra alma la sanjuanera mujer, convertida en reina como nuestra madre primigenia, y recorriera las calles de nuestro corazón con toda libertad e independencia, y nos hiciera más fácil el corto o largo sendero de la muerte.
Por eso, y para eso, nació el poemario "Las Mariposas de San Juan". Sospecho que el poeta se llenará de orgullo cuando sepa que alguien repetirá con él, en una coincidencia existencial:
" ... Hoy vi una flor
posando en mi venta
era una sanjuanera anunciando la mañana ... "
O cuando alguien reconozca en la mujer, su mujer, a una:
" ... Cacica y heroína
eterna luz del día
flor de jardín y tizne de pasión
musa caprichosa prisión gloriosa
como los campos de lirios verdes
como la frenética danza
de las trescientas vírgenes ... "
El poemario que nos entrega hoy en nuestra ciudad el poeta Pineda, consta de siete poemas cortos. Las Mariposas de San Juan, es el poema central que da titulo a la obra. Les siguen: La Sanjuanera, La Mujer de San Juan, Los Aguaceros de San Juan, Los Sueños de Seboruco, Paisajes de mi Aldea Natal y Sanjuanero de San Juan.
El primer poema rescata para siempre aquella lluvia torrencial de mariposas multicolores que poblaron nuestra infancia ( ¡ Y que la modernidad asesinara!), tras las cuales corrían nuestros sueños, enseñándonos las primeras lecciones de libertad. Era el tiempo en que agarrábamos las mariposas por el gusanito con un hilo fino de carretel, muchas veces ayudados de nuestras madres y jugábamos con nuestra mariposa prisionera. En un extremo del hilo, sus alas y sus colores, en el otro, un nudito en un dedo egoísta y propietario. Acontecía, que a veces nos aburríamos y percibíamos que la mariposa no era feliz, y nosotros queríamos que fuera feliz, y de repente voluntariamente, soltábamos el hilo de nuestra mano y ella partía buscando espacio y luz, con su cola artificial. Fue el comienzo del aprendizaje del sentido de la libertad y la opresión.
"Paisaje de mi Aldea Natal", es un viaje a la infancia sanjuanera a través de la infancia del poeta. En este fragmento del poemario se prefiguran dos imágenes poéticas: La del adulto, esclavizado por el trabajo que lo dignifica, y la inocencia de la niñez siendo feliz con las cosas más sencillas de la naturaleza, como un baño en el río.
"Los Sueños de Seboruco", nos retrotrae a la prehistoria de San Juan. Nos ubica en el origen, en el génesis de la ciudad. Es el poema de la creación de San Juan. Allí está Liborio, sobre el poema, velando el sueño de la ciudad, como si acabara de decir: "! Hágase EI Hombre de Seboruco, y con él, la Sanjuanera Mujer!". Y empezaran a caminar la historia de su pueblo. Historia de cuatro mil años llena de cuevas y sombras. De silex y luz. De amor y parto:
" ... Cuando el hombre de Seboruco
sacó sus garras
primero soñó
después mató
comió lo matado
y guardó lo sonado ... "
... mientras las mariposas jubilosas rondaban los parques y volaban inocentemente.
El poeta, en versos sencillos, en los nombres-iconos que levanta, aprieta toda la historia de San Juan. Así, con sólo decir: Anacaona, Caonabo, Liborio, Cabral, nos sugiere toda la historia. Ya lo advierte el mismo poema:
" ... Todo lo que San Juan tiene
es anterior alas cosas que se hicieron es prólogo a la luz ... "
Nos está hablando de nuestro origen, de nuestro punto de partida, nos está hablando de El Hombre de Seboruco. Sabe como el que más que:
" ... EI Hombre de Seboruco
en San Juan guardó sus sueños ... "
Razón por la cual:
" ... Todos vienen a San Juan
a conocer los sueños que dejó guardados
EI hombre de Seboruco ... "
En realidad, "Las Mariposas de San Juan", es un solo poema, aunque su autor lo haya concebido fragmentado en siete poemas cortos. EI-poema representa, más que la historia de las mariposas de San Juan, la historia del mismo San Juan, de sus hombres y mujeres. Rescata nombres con protagonismo epocal como Marú, Leopoldo Figuereo, Juancito Ramírez, Cabo Cumbre, a "su propio padre", a Liborio, a Cabral, a Caonabo, a las "trescientas" vírgenes y doncellas sanjuaneras que cual reinas pasean su hermosura y simpatía por todas las páginas del poemario.
Las Mariposas de San Juan, es un poema sinfónico de una sola respiración, de un solo aliento. Desde el principio hasta el final, todos sus versos están armónicamente concatenados sin contradecirse entre si, haciendo uso de "las mariposas" como símbolo recurrente que motoriza la unidad. Todo lo que ocurre allí, acontece en un tiempo pasado que se presentiza por la magia del acto creador poético.
Es un libro con el corazón atravesado de nostalgia: Las abundantes lluvias del pasado, los millones de mariposas de Junio, ya idas. los arrozales y los muros del campo, los pájaros, sus tradiciones más sentidas, el baño en el río, donde dejamos la mala suerte y el quebranto, el desfile del día de San Juan, la coronación de la reina, y ese reciente descubrimiento nuestro, origen de toda nuestra historia: EI Hombre de Seboruco.
En resumen, Las Mariposas de San Juan, es un pequeño poemario que nos narra la gran historia de nuestra ciudad: San Juan de la Maguana.
(Puesta en circulación del poemario: La Mariposas de San Juan, de Rafael Pineda; Salón Caonabo, Hotel Maguana; San Juan de la Maguana Jueves, 3 de Mayo, 2007; 7:00 P.M. Presentación a cargo de Sobieski De León)
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