viernes, 11 de febrero de 2011
Corral de los Indios
A unos 5 Km.. al norte de la Ciudad de San Juan de la Maguana, está enclavado el monumento de la era precolombina más importante de las Antillas: El Corral de los Indios, como lo llaman sus moradores y antepasados o también Plaza Ceremonial de los Indios como lo llaman nuestros arqueólogos. Se dice que está situado en el mismo centro de la isla de Quisqueya o Santo Domingo. También se dice que observando la salida del sol desde su centro y en diferentes estaciones del año, se puede comprobar con mucha precisión algunos fenómenos astronómicos. El único que ha hecho una descripción de este monumento histórico es el inglés Sir Robert H. Schomburgk, que lo observó mientras se trasladaba de Puerto Príncipe a Santo Domingo, en el año 1851, o sea después de proclamada nuestra independencia y más de tres y medio siglos del descubrimiento de la isla. Nos preguntamos: Cómo es posible que ningún Cronista de Indias se refiera a este monumento que se encontraba en el asiento del indómito cacique Caonabo y desde donde partió el alzamiento de Enriquillo, ya que este vivió mucho tiempo en La Higuera, hoy Hato del Padre? Schomburgk dice: 'Las piedras son, en su mayor parte, de un peso de 30 a 50 libras y han sido colocadas muy cerca una de otra, dando así al círculo la apariencia de un camino empedrado de 21 pies de ancho". El círculo tiene unos 235 metros de diámetro y en el centro hay una piedra grisácea más o menos cilíndrica con más de un metro de longitud y una cara tallada en bajorrelieve en unos de sus extremos. Hacia el Oeste una calzada que llegaba hasta el arroyo Fondillo y que debía tener como un kilómetro de longitud. Es bueno resaltar que en los alrededores del monumento no hay ninguna carretera de piedras y que las mismas fueron cargadas por los indios del lecho del río San Juan que está a unos dos Kms. hacia el Oeste. E.O. Garrido Puello (Badín), dice: "El Corral siempre ha estado formado por dos círculos concéntricos que según la tradición servían para los juegos de los indígenas. Tiene hacia el Sur una pequeña calzada que dicen era donde se sentaba la reina Anacaona a presenciar los juegos y al Oeste una calzada que llegaba hasta el río, también formada en hileras concéntricas. No puede reconstruirla porque la ignorancia de los moradores la había destruido de tal manera para usar la piedra en calzadas de sus casas que apenas lo que habían eran vestigios" sic. La restauración de este monumento se ha visto envuelta en una serie de contradicciones y especie de "Mala Suerte". Nos dice E.O. Garrido Puello, que siendo el presidente del Ayuntamiento en 1920 ó 1921 encontró que lo habían convertido en un conuco y quitó la empalizada y lo reconstruyó como él creía que estaba originalmente.
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