sábado, 12 de febrero de 2011

La cuestión racial en la especie humana


Edwin Crespo Torres

Desde la antigüedad la mayoría de las culturas humanas han resaltado las diferencias físicas existente entre sus pares[1] Pero no es sino hasta casi tres mil años después cuando Carlos Linneo (1758) en su obra Systema naturae establece en la biología la primera clasificación taxonómica humana. Linneo reconoce que la especie humana u Homo sapiens se divide en cuatro grupos que están definidos por rasgos físicos, principios psicológicos y factores sociales[2].

Indiscutiblemente el trabajo de Linneo generó un gran interés por estudiar la variabilidad física presente en la especie humana. Con el surgimiento de la antropología como disciplina científica formal, a mediados del siglo 19, se generaron diversas clasificaciones "raciales". Desde el punto de vista estrictamente biológico la raza se define como; "Subcategoría taxonómica de clasificación de los seres vivos inferior a la de especie cuyos caracteres diferenciales se perpetúan por herencia"[3].

Lamentablemente gran parte de estas investigaciones raciológicas fueron utilizadas por países o naciones para establecer políticas segregacionistas y racistas durante finales del siglo 19 y principios del siglo 20. Tomando como base las diferencias físicas presentes entre unos y otros (por ejemplo, color de la piel y de los ojos, así como la forma de la cara) para generar ambientes de prejuicios y persecución. Por tal razón, el término "raza", aplicado a la especie humana en sentido estricto ha sido retirado del léxico antropológico, dando paso al término variabilidad humana o grupo humano.

Desde el año de 1949, la UNESCO, se viene preocupando por determinar científicamente los alcances de los conceptos "raza" y "diferencias raciales", en atención a las repercusiones que las mismas tienen desde el punto de vista socio-político.

Por consiguiente, en los años de 1950, 1951 Y 1964, se redactan y ratifican las Declaraciones sobre raza y diferencias raciales, suscritas por un nutrido grupo de antropólogos y biólogos humanos de diferentes regiones del mundo[4]. De igual manera, una serie de artículos sobre la utilización del término "raza" aplicada a los grupos humanos han sido elaborados por científicos posteriores a estas Declaraciones[5].

La descripción física de los indios de las Antillas a partir de las fuentes etnohistóricas.

En su bitácora del primer viaje, el almirante Cristóbal Colón describe por vez primera, aunque de manera general, la apariencia física de los antiguos habitantes de las Antillas. El día 12 de octubre de 1492, señala lo siguiente:

Ellos andan todos desnudos como su madre los parió, y también las mugeres, aunque no vide más de una megeres, farto moça, y todos los que yo vi eran todos mançebos, que ninguno vide de edad de más de XXX años, muy bien hechos, de muy fermosos cuerpos y muy buenas caras, los cabellos gruessos cuasi como çedas de cola de cavallos e cortos. Los cabellos traen por ençima de las çejas, salvo unos pocos detrás que traen largos, que jamás cortan.

D 'ellos se pintan de prietos, y (d') ellos son del color de los canarios, ni negro ni blancos, y d'ellos de colorado y d'ellos de lo que fallan; y d'ellos se pintan las caras, y d'ellos todo el cuerpo, y d'ellos, solo los ojos, y d'ellos solo la nariz [6].

El día 13 de octubre, Colón amplía un poco más su descripción indicando lo siguiente:

Luego que amaneció, vinieron a la playa muchos d'estos hombres. todos mançebos, como dicho tengo, y todos de buena estatura, gente muy fermosa; los cabellos no crespos, salvo corredíos y gruessos como sedas de cavaIlo, y todos de la frente y cabeça muy ancha, más que otra generaçión que fasta aya visto; y los ojos muy fermosos y no pequeños; y ellos ninguno prieto, salvo de la color de los canarios, ni se deve esperar otra cosa, pués esta Lestegüeste con la isla del Fierro en Canaria, so una línea. Las piernas derechas, todos a una mano, y no barriga, salvo muy bien hechas [7].

Otro cronista que describe la apariencia física de los aborígenes antillanos lo fue Gonzalo Fernández de Oviedo. Este cronista realiza la siguiente descripción:

... digo que la color desta gente es lora. Son de menor estatura que la gente de España, comúnmente; pero son bien hechos e proporcionados, salvo que tienen las frentes anchas, e las ventanas de las narices muy abiertas, e lo blanco de los ojos algo turbio ... "Andan todos -desnudos e no tienen barbas, antes, por la mayor parte, son lampiños. Tienen buen cabello ellas y ellos, y muy bueno e llano y delgado. No tienen buenas dentaduras [8].

De estas descripciones podemos establecer los siguientes rasgos morfológicos presentes en los aborígenes antillanos:

a) Forma, textura y color del cabello: Lacio, grueso y negro.

b) Color de la piel: Color de los habitantes de las islas Canarias o Lora (amarillo oscuro)[9].

c) Tamaño de la frente: Muy ancha.

d) Tamaño de ojos: No pequeños.

e) Anchura de la nariz: Muy abierta.

f) Vellosidad corporal: Escasa.

g) Estatura: Buena.

h) Complexión corporal: Mediana (bien hechos).

i) Condición oral: Mala (no tienen buenas dentaduras).

De estos rasgos, cabe resaltar dos aspectos, primero lo relacionado con el evento que provoca la gran anchura de la frente y segundo, lo referente a la estatura. Sobre la anchura de la frente Gonzalo Fernández de Oviedo explica lo siguiente:

Esta manera de frentes se hace artificialmente: porque, al tiempo que nascen los niños, les aprietan las cabezas de tal manera en la frente y en el colodrillo que como son las criaturas tiernas, las hacen quedar de aquel talle: anchas las cabezas delante e detrás e quedan de mala gracia10]

Lo que describe el cronista corresponde a la conocida práctica de la deformación cefálica intencional, alteración corporal realizada por la mayor parte de los aborígenes antillanos a la llegada de los españoles, y el cual se debe establecer que el mismo no corresponde a un rasgo físico natural, sino más bien a uno inducido.

En cuanto a la estatura se ha manejado siempre presencia de una talla pequeña entre los aborígenes antillanos, no obstante algunos cronistas hispanos (claro está con la excepción de Oviedo) la definen como estatura "buena", usando como referencia comparativa la de ellos[11].

Sin embargo no deja ser interesante la referencia que hace Fray Bartolomé de las Casas de la alta estatura y fortaleza del cacique Cotubanamá, de la provincia de Higüey, en la isla de La Española, al cual describe de la siguiente manera:

"(. . .) este cacique y señor era estimado por el más esforzado de toda aquella provincia, y era el más lindo y dispuesto hombre que entre mil hombres de cualquiera nación creo yo que se hallara. Tenía el cuerpo mayor que los de los otros; creo también que tenía una vara de medir entera de espalda a espalda, la cintura la ciñeran con unas cintas de dos palmos o muy poquito más; tenía la llave de las manos de un gran palmo; los brazos y las piernas y todo lo demás, a los otros miembros muy proporcionado; el gesto no hermoso, sino de hombre fiero y muy grave; su arco y flechas eran de doblado gordor que lo de los otros hombres, que parecían ser de gigante (. . .) "[12].

Sugiriendo por consiguiente el cronista en esta cita la presencia de individuos con estaturas mayores que la del promedio.

Los rasgos anteriormente descritos han sido utilizados a través del tiempo, no sólo para caracterizar el tipo flsico de la población aborigen descrito en nuestra historiografia, sino también utilizado, a veces de forma arbitraria, para identificar entre la población puertorriqueña contemporánea a aquellos que aún conservan en su fisico la "herencia taína". Ese interés por identificar aquel sector de la población contemporánea de la isla con "sangre indígena", tiene sus antecedentes en algunos estudios publicados por antropólogos13 y biólogos1\ desde principios del siglo 20 hasta los



[1] Por ejemplo, en el antiguo Egipto se han descubierto pinturas y bajorrelieves en tumbas de la XVlll dinastía, que reproducen los diferentes tipos humanos conocidos en la época. Hay enumerados por lo menos cuatro tipos: los rol-nne-nom, de color bronceado, son los egipcios o los «hombres por excelencia»; los namll, de tez amarilla, nariz aquilina (aguileña), barba oscura, representan a los asiáticos (Persia); los nahasi, pintados de negro, de pelo rizado, representan a los negros de los confines meridionales de Egipto (Nubia) y los lahamll, de piel blanca, nariz estrecha, ojo y barba claros representan a los blancos (griegos). En esta somera clasificación encontramos ya la división de los tres grandes grupos humanos caracterizados por el color de la piel, blancos (Ieucodermos), negros (melanodermos) y amarillos (xantodermos).

[2] Estos cuatro grupos corresponden a Horno americanus (amerindios), Horno europeus (blancos europeos), Horno asiaticus (asiaticos) y Horno afer (negros africanos).

3 Hay dos propuestas sobre el origen de la palabra raza, una que procede del italiano raza, que significa familia o grupo de personas, y la otra del termino árabe ras, que significa origen o descendencia.

4 Juan Comas, Manual de antropología física (México: Universidad Nacional Autónoma de México / instituto de investigaciones Antropológicas, 1976), 647-652.

5 Véase los trabajos realizados por Loring C. Brace, "Does Race Exist? An Antagonis!'s Perspective", en Annllal Edilions Series: Physical Anlhmpology 07/08, editado por Elvio Angeloni (Indiana: McGraw-Hi1I, 2007), 173-174. George W. Gi1I, "Does Races Exist? A Proponent's Perspective", en Anual Edtions Series: Physical Antropology 07/08, editado por Elvio Angeloni (Indiana: McGraw- Hill, 2007), 171-172. Jonalban Mark, "Black, White, Other", en Annllal Edilions Series: Physical Antropology 07/08, editado por Elvio Angeloni (Indiana: McGraw-Hill, 2007), 168-170

6 Consuelo Varela (ed.). Cristóbal Colón. Textos y documentos completos (Madrid: Alianza Editorial), 110.

[7] Varela, op cit., 111.

[8] Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las indias (Madrid: Biblioteca Española, 1959), Tomo I,4

[9] La comparación del color de los indios con el de los canarios viene de la antigua idea que el color de piel de los individuos se iba oscureciendo conforme se avanzaba hacia e Sur. En un paralelo inferior a las islas Canarias pensaba Colón encontrarse con hombres de piel negra.

[10] Fernández de Oviedo, ibid,4

[12]

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