Parábola
Poema del sacedote interiorista, sanjuanero Tulio Cordero
Por mucho tiempo fui duende
dormido sobre el pistilo de una flor.
Al atardecer grillos rondaban
en nerviosa danza.
Yo los espantaba.
Ni el ágil picaflor pudo robarme
el dulce que celaba.
¿El sol? Me lo bebía
en sorbo meridiano.
Lo mismo el agua vertical,
Violenta o mansa.
(Es cierto que el polvo
a veces me irritaba.
Pero sobrevenía la noche
Y me calmaba)
Y he aquí que un buen día
un torbellino airado sacudió mi guarida.
Y para sobrevivir, como es lógico,
la flor optó por despojarse de lastres.
Y es así como ahora deambulo
Asexuado d aromas,
con el alma sorprendida de nombres de sueños
Y dolencias.
Es así como ahora soy y existo.
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