martes, 19 de julio de 2011

Un cuento Taíno (Arawaibe)



Joven arawaco con signos hechos con bija

Por: D. C.

Era una noche muy tensa con olor a mar y animales muertos en el cacicazgo de Maguana. Los árboles derribados por doquier escenificaban el horrendo paisaje que había dejado ese devastador Huracán.

-Cuando amanezca, tenemos que limpiar la tierra, madre de todo lo que comemos.
- Dijo Caonabo, el cacique de Maguana a sus 21 Nitaínos. Con un acto de reverencia dieron este mandato por entendido.
Lo que restaba era informarle a los naborías del gran trabajo que les esperaba. Y así concluyó la reunión de “la nobleza” taina. Caonabo entró en su bohío y se sorprende al ver a su behique llorando.
El behique era el sabio del cacicazgo, además de ser curandero y poseer poderes mágicos.

-¿Qué te sucede hombre sabio?
-He cometido algo imperdonable. Caonabo, merezco la muerte, ni siquiera Apito me lo perdonaría.- Dijo el anciano entre sollozos.
-Cuéntame, y puede que te perdone yo. Luego me encargo de Apito; has sido un hombre bueno y honesto.
-Mi hija no murió. ¡Esto es terrible!
- dijo el behique entre sollozos, como un niño inconsolable. Al ver al sabio de la aldea roto en llantos, Caonabo se conmovió y le pidió una explicación de lo que estaba sucediendo. - Jefe, mi hija no murió devorada por el Caribe fugitivo.
Ella fue violada, y yo en mis sueños la había visto embarazada. Por eso la escondí ese mismo día del incidente del cual ese maldito se escapó de mis manos cuando lo iba a matar. La escondí para que no la condenasen y la ahorcaran.
Ella dio a luz en cautiverio hace 3 días y te ruego que le perdones la vida a ella y a su criatura que no tiene la culpa de su origen maldito.
Caonabo estaba enfurecido y confundido, pero a la misma vez sentía gran cariño y respeto por el anciano que estaba arrodillado pidiendo clemencia por su hija.
-¡Ya basta anciano!, seca tus lagrimas y trae a tu hija con su criatura. Le pondremos nombre y diremos que la reviviste con un ritual a apito.
Todos estarán contentos y haremos un areito para celebrar la llegada del nuevo miembro de Maguana. -Pero mi jefe; ese hijo es mitad Caribe, mitad Taino.
-Que saque lo mejor de las dos razas. Yo le pondré como nombre Arawaibe.
Y nadie cuestionará el origen de su nombre. Arawa, por ser mitad Taino que descendemos de los Arahuacos e Ibe, por su maldito padre que es, o era Caribe.
-Jefe, su misericordia no conoce límites. Haré las danzas para que los dioses le otorguen larga vida. A Caonabo no le desagradaba la idea de tener un descendiente de un Caribe en la aldea, pues estos eran belicosos y fieros guerreros con el defecto de ser caníbales, costumbre que se encargarían de que no cogiera en su crianza.

La cultura de Maguana era de combate y era el cacicazgo más destacado en enfrentamientos y batallas. El behique rápidamente le llevo a su hija con la criatura y volvió a arrodillarse como símbolo de infinito agradecimiento.
-Hoy te nombro Arawaibe, Taino guerrero que velarás por Maguana y Quisqueya tu tierra. Llamen a todos para hacer un areíto para éste que guardaste de la muerte. Su madre será intocable. Así, todos alrededor de una gran fogata hicieron una danza de bienvenida. ... Pronto Arawaibe verá el sol.

http://lapalabrademadera.blogspot.com/2009/02/un-cuento-taino-arawaibe.html

"Cuando uno no vive como piensa, acaba pensando como vive." -- Gabriel Marcel

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