Publicado por José Enrique Méndez /
La desenvoltura metapoetica de Silfa logra desandar los sueños que pueblan la luz de la senda de su terruño, la vieja sementera de sus cultivos de sal.
Doblando sus aristas, descubre la visión Otra parcializada de la realidad, presente en sus pasiones, la "visión oculta del antifaz oblicuo", "bajo la embriaguez de la mascara y el ojo dejado en la senda".
Bernardo Silfa destalla la vastedad de la Imago, su vocación de inversión y persistencia.
En "Máscara de la Imago", Bernardo Silfa, descubre el vigor del juego metapoetico, el surco del metalenguaje en la poesía, el desbalance. Logra en su boca, despalabrar las palabras, dotando de antifaces los vocablos y las voces.
Nombra y simula, construye un nuevo mundo semiótico posible, una nueva percepción del espacio y sus andanzas, el horizonte y su litoral, la densidad de sus signos divinos, su ocupante armonía y plenitud , un nuevo "toledot" hebreo, la fecundidad creadora, la idea implícita de un retorno, eterno nacimiento o generación: La Metacreación .
Con antifaces oblicuos tejidos de consonantes y pronombres, "Máscara de la Imago" toca lo que nos sobrepasa, aspectos fundamentales de la existencialidad, la transverdad silenciosa: la normalidad de las aguas y sus miniadas presencias centellantes.
Nombra, "el pasado en el ojo visor del árbol prohibido en el primer jardín desplantado como signo"; el fruto fermentado de la manzana, la metáfora "que busca territorios pensados desde el cuerpo. Descubre en ellos la imago apoderada que ausculta el deseo, la pasión que piensa y consume. Es entonces cuando "el susurro displicente elevado a máscara le nombra en el ciclo conjuro del secreto".
Bajo la embriaguez de la máscara y el ojo dejado en la senda, el rito místico de la imago en los metapoemas de Silfa sesgan los rostros con el asombro.
La imago en todo se nombra, en la risa, en el sonido, en las lágrimas, .en el virus de la esquina, en las rosas plantadas, en la lengua en gestación de hembra, en el rito cadencial, en el ritmo
pendular en la cintura.
Y es así como Bernardo Silfa la nombra en su obra ganadora del Premio Internacional de Poesía de Casa de Teatro 2004: :
Alguien la nombra imaga
alguien la gesta astro desde la boca
desde la pronunciación unívoca
en el concierto verbal del gozo
ante el retorno de la semilla
pero acaso ese alguien es la revelación
del intimo centro universal de las almas
acaso esas voces que se nombran en ella
son las del mago que abre su cristal
para visibilizarla como luz de la uva
como luz de la naranja
del jardín
para darla como sonata compuesta
de partituras hambrientas de abrazos
en las claves náuticas del camuflaje
donde se desvanecen los silencios
Enhorabuena, metapoeta.
ResponderEliminarGracias, amigo Ike, por esta publicación.Igual a ti, mi distinguida amiga, Beatriz.
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