Escrito por Gabriel Ortiz /PAGINA OFICIAL DEL OBISPADO DE SAN JUAN DE LA MAGUANA
http://www2.diocesismaguana.org/index.php?option=com_content&task=view&id=61
Situación global: La religiosidad popular dominicana tiene dos dimensiones que son el catolicismo popular y las religiones africanas que durante 500 años han permanecido cual un río subterráneo que corre en tradiciones católicas. En ambas lo que se busca de Dios y de sus santos es la salvación eficaz. Nuestra gente espera de Dios soluciones a sus problemas. Por tanto su oración es muy concreta: se pide salud, dinero, suerte y amor. No interesa otra cosa que tener contento a Dios y a sus intermediarios, “su gente”, para lograr sus beneficios. Para ello se buscarán todos los medios y se harán todos los sacrificios. Se participará en la iglesia, pero no se descartaran muchas veces el acudir a los “que saben” o “tienen una corriente o luz” o “curan y dan buena suerte” y se harán los ritos que ellos recomienden. No pocas veces se busca dejarlos contentos, por si acaso.
El catolicismo popular se expresa en las procesiones, devoción a los santos, oración por los difuntos, peregrinaciones a santuarios, participación en las actividades multitudinarias de la Iglesia Católica en sus grandes fiestas litúrgicas y en honor a los santos.
Con la renovación del Concilio Vaticano II y el desarrollo económico las expresiones del catolicismo popular se han reducido y han entrado en crisis. Pero, todavía hay muchos que las cultivan.
En nuestra diócesis existe una gran devoción a los santos. Los santos que más devotos tienen son San Francisco de Asís, Santa Lucía, San Miguel, San Antonio de Padua, San Juan Bautista, y por supuesto, Nuestra Señora de la Altagracia, Protectora del pueblo dominicano. Esta devoción a los santos se expresa en “Noches de Vela” en las cuales los hombres tocan una especie de tambores llamados “palos”. El toque de palos, con sus fuertes raíces africanas e indígenas, es acompañado por sus devotos con cantos a los santos y al Espíritu Santo y con danzas sagradas. Muchas veces estas “Noches de Vela” son ofrecidas por un devoto en cumplimiento de una promesa hecha al santo.
En cuanto, a las religiones africanas se dio entre nosotros un sincretismo con el catolicismo, que ha dado lugar a unas expresiones religiosas afroamericanas.
Sin duda que en la cultura religiosa dominicana subyace el animismo, cuyo énfasis está en el culto a los muertos y en su presencia en la vida cotidiana de los vivos. Los muertos intervienen, salen, dan números “se montan”, están en pena, molestan y son parte importante de la familia a quien también hay que tener contentos para que no pasen pena o mejor no molesten.
Y además, es interesante recordar, que los esclavos africanos fueron obligados a trabajar y a ser católicos. Pero, ellos muy difícilmente abandonaron sus religiones. Buscaron sobrevivir acomodando sus seres espirituales o dioses a los santos católicos y a sus fiestas.
Como dice el antropólogo Deive “Las creencias mágico-religiosas dominantes entre las capas campesinas y populares dominicanas reflejan el sincretismo cristiano-africano operado desde los tiempos de la colonia. El vodú dominicano es de obvia procedencia haitiana, pero sus rasgos y complejos se muestran degradados en Santo Domingo. Al panteón voduísta criollo se han incorporado muchas divinidades o loas nativos. El rasgo más característico del vodú dominicano es el que lo relaciona directamente con la actividad mágica. Las correspondencias entre los loa y los santos católicos son similares a las haitianas (Deive: 1975).
La magia dominicana es también una mezcla heterogénea de creencias y ritos africanos y europeos, estos últimos especialmente españoles. Animales míticos como el bacá y el galipote proceden de Haití. Las clásicas brujas y las características que las rodean son españolas. De Europa nos viene la superstición del mal de ojo, la supuesta existencia de lugarús (loup-garou) y numerosos hechizos y encantamientos, amén de la mayoría de las artes adivinatorias.
Frente a las manifestaciones profundas de religiosidad popular (semillas del Verbo), para el desarrollo y crecimiento de la fe, nos encontramos con un gran abanico de creencias, ritos, mitos, herencia de un mezcla cultural que va poco a poco disminuyendo, pero que se refleja en actitudes en los momentos claves de la vida: Nacimiento, muerte y otros acontecimientos. Las manifestaciones más comunes que se dan en esta diócesis, sobre todo en las Provincias de San Juan y Elías Piña, son:
∑ Los indios, para muchos son seres que viven debajo del agua y que seleccionan algunas personas y se la llevan o se le "montan".
∑ Los “luaces”: Son intervenciones de los espíritus por medio de personas que se creen poseídas del espíritu de algunos difuntos y a través de ellos manifiestan sus deseos.
∑ Los “bacás”: Son animales demoníacos que protegen las plantaciones, los negocios y dan mucho dinero.
∑ La “metreza”: Es la reina de los brujos, representada en la "dolorosa", es una creencia que viene de África. Las mujeres poseídas que encarnan la “metreza” tienen días y lugares para rendirle culto y tener sesiones de hechicería. Los brujos de Elías Piña y San Juan son muy visitados por los capitaleños, y otras poblaciones del país, colas inmensas de personas de diferentes lugares y status social vienen donde ellos a buscar orientaciones o soluciones a sus problemas.
“Papá Liborio”: Personaje histórico visionario (Oliborio Mateo), que nació en La Maguana, el centro cultural y religioso de la devoción a San Juan Bautista, que se internó en las lomas de San Juan a principios del siglo XX y formó un grupo seudo religioso con énfasis en el nacionalismo. Olivorio une a los poderes, que la gente le atribuye como concedidos por Dios, el uso del poder del agua para la curación, como Juan el Bautista para la conversión. Queda como recuerdo cultural y religioso el lugar de “Las Agüitas de Liborio”. Fue asesinado durante la intervención americana el 27 Junio de 1922. Mucha gente está impregnada de este personaje y tiene himnos, creen que él resucitó y se aparece a sus “discípulos”. Este movimiento religioso y cívico resurgió con los mellizos de Palma Sola en la década de los años sesenta. Por otro lado, existen los brujos, curanderos y sus seguidores que tienen altares llenos de imágenes de santos católicos pero que están relacionados con espíritus o loas tales como San Miguel (Belié Belcán), la Dolorosa (la Metresa); San Santiago, la mano poderosa y otros. Existen médiums o caballos que reciben seres o espíritus o santos o muertos que hablan a través de ellos. Lo hacen todos los días, pero, en especial, los martes y viernes.
Algunos se acercan a ellos en busca de salud, para resolver situaciones difíciles de amor, de negocios o para hacer una contra-brujería a las personas que le han hecho daño.
Ellos cobran a sus pacientes y consultantes de acuerdo a los servicios prestados, quienes confiados les ofrecen todo lo que exigen.
Ellos se sienten católicos. Participan en los cultos católicos y se sienten católicos de todo derecho. Pero, realizan sus propios cultos en sus hogares o centros.
Tienen fiestas especiales con bailes de palos, comidas especiales de semillas y posesiones o montaderas de los seres. Colocan “servicios” ante la imagen de los santos que consisten en ponerles tabaco, refrescos de colores, ron para que los santos coman.
Estos cultos y estas creencias se suelen ocultar y, a veces, negarlos. Muchos tienen sus altares o ”rincones” en un lugar reservado tales como su habitación o un lugar para ellos dentro de la casa. En algunos mercados populares se adquieren hierbas, incienso y otros artículos para estos cultos. Hoy, día, hay más libertad para expresar sus creencias y hay tiendas llamadas botánicas con esos elementos culturales.
La Región Sur posee una realidad sociocultural, aunque cada pueblo tenga su indiosincracia, no obstante cada persona manifiesta su forma de ser dependiendo de la zona de donde venga su origen. A los habitantes de esas tierras se le llama con regionalismo de sureños, indicando los pueblos que está ubicados en el Sur profundo: Elías Piña, El Cercado, Hondo Valle, Bánica, Pedro Santana, El Llano, Las Matas de Farfan, San Juan de la Maguana, Vallejuelo, Juan de Herrara, Bohechío, Sabayegua, Las Yayas, Padre las Casas, Guayabal, Azua, Pueblo Viejo, Peralta, Las Charcas, Estefanía. Los pueblos que están ubicados en la región fronteriza, tienen una cultura muy diferente a los de San Juan y Azua. La economía de esta zona depende de las relaciones comerciales con Haití, los dominicanos venden todo tipo de productos y mercancías producidas en la región y los haitianos venden mercancías exportadas, ropas, tenis, entre otras.
La zona de San Juan tiene una cultura mucho más participativa en la vida social, que los otros pueblos, No obstante en la zona de Azua, el interés de los ciudadanos por los estudios, y ampliar el conocimiento de su cultura es más notable. El azuano sale a la capital para capacitarse y normalmente regresa a su pueblo, trabaja, invierte donde creció. El Sanjuanero, normalmente tiende a quedarse en la capital o el lugar donde se forma académica, teniendo menos inclinación a regresar a su pueblo.
La forma de vida y sus manifestaciones culturales del sureño so muy variadas, puesto que está cambiando debido al incremento del mundo de la comunicación: el uso del Internet, más usuarios de la computadora, la instalación de varias emisoras en la región, la circulación y venta de los diarios y revistas, la Instalación de las universidades, el deseo de los jóvenes por superarse, la emigración de ciudadanos a otras partes del mundo, con otras culturas: Estados Unidos, Europa, las Antillas Mayores. Ellos nos traen otra música, manera de hablar, otros valores, tatuajes, en fin una cultura más liberal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario