viernes, 20 de enero de 2012

La Universidad Henri Christopher y la diplomacia nacional


Por Teódulo Antonio Mercedes

Con un "viva la República de Haití, viva la República Dominicana, viva la amistad y la solidaridad entre nuestros pueblos, muchas gracias, muchas gracias", terminó la entrega de un recinto universitario Leonel Fernández, presidente de la República Dominicana, a su homólogo haitiano Michel Martelly, en la comunidad de Limonade, Cabo Haitiano.

Sólo se necesitó 16 minutos para culminar con un estruendoso fracaso de nuestra diplomacia nacional frente a representantes diplomáticos, de organismos internacionales, empresarios e invitados especiales, que acompañaron a los dos mandatarios en la ocasión histórica.

El centro de estudios superiores, que por decreto 391-10 debió llamarse “Universidad Pública de Haití”, fue construido en un área de 144 mil metros cuadrados, estando en capacidad de recibir 12 mil estudiantes.

Frente el asombro de los participantes, en la inauguración de las edificaciones, de golpe y porrazo, dichas construcciones cambiaron de nombre sin que nadie informara cuando se derogó el decreto que proporcionaba el supuesto nombre adoptados (se supone) por ambas partes.

Pero el bochorno fue mayor, cuando luego de concluido el evento, el alcalde de la localidad mando a desmantelar el nombre del auditórium de la universidad, porque el nombre del personaje no había realizado nada por la república de Haití.

Estas manifestaciones en el evento, son de análisis necesario, sin caer en el nacionalismo estrecho y el fanatismo que ha normado las relaciones entre dos pueblos que cohabitan una misma isla.

Desde el inicio de la oferta de construcción de la universidad, la controversia floreció en la comunidad de educadores dominicanos, que con justa razón cuestionaban la entrega de más de mil millones de pesos para la educación haitiana, cuando aquí, el sistema educacional es un desastre por la carencia de fondos, que el gobierno dice no poseer.

La iniciativa fue dulcificada con el pretexto de que el sector privado dominicano tendría que realizar cuantiosos aportes para la realización de la construcción.

Hoy, cuando se analizan los resultados, se puede observar que dicha construcción fue un evento cargado de oscuridad, donde los contratos grado a grado otorgados a testaferros del gobierno fue lo que primo. Resaltando las operaciones económicas, que se afirma envolvieron 30 millones de dólares, sin soportes creíbles en contabilidades responsables.

Sobre los inconvenientes protocolares para la entrega de la obra, es necesario analizar también el protocolo montado para el mismo.

¿Quiénes formaron la comisión de construcción y de entrega?

¿Se informó en algún momento de dicha entidad?

¿Qué informó el embajador dominicano sobre los preparativos para la entrega?

Dicho protocolo parece que no existió y todo se realizó a la manera del gobierno del PLD, con informaciones mostrencas, siendo estas, más que necesarias, obligatorias.

Lo importante era la culminación de un cuantioso negocio que cerraba su círculo con la entrega del inmueble. Negocio del que se beneficiaron habilidosos de los gobiernos en ambas naciones. El destino de la edificación será el abandono en pocos meses. Al momento nadie ha mencionado el costo de su mantenimiento para su funcionalidad en condiciones aceptables.

Por eso es que los haitianos, que sí tienen política internacional sobre la República Dominicana, lograron ponernos en aprietos y humillarnos frente al mundo internacional por nuestra ineficiencia.

¿Cómo es posible que esos detalles no fueran acordados con las autoridades Haitianas y dejadas al desarrollo de los acontecimientos?

¿En qué cabeza cabe que los norteamericanos nos regalen un inmueble, paguen por su construcción y acepten que nosotros le pongamos de nombre “Fidel Castro”?

Frente al desorden desplegado por nuestros embajadores y cuerpo consular, el grupo de haitianos anti dominicanos logró colocar el nombre del terrible Henri Christopher, para la universidad, pretendiendo tener presente, en la presente y futura generaciones, el odio anti dominicano que encaró dicho personaje..

Personaje tan funesto, para los dos pueblos, que tuvo que quitarse la vida, para impedir ser ajusticiado por los buenos haitianos, que fueron obligados a tomar las armas en su contra para revaluar el camino de la revolución descarriada.

Frente a los desenfrenos desmedidos de nuestro presidente, que busca de manera irracional un reconocimiento internacional, y para lo cual cede y negocia frente a las pretensiones de esos grupos sociales haitianos, que han llevado al pueblo haitiano a niveles de miserias superior al Duvalierismo, debemos fortalecer nuestro cuerpo consular y exterminar la numerosa nómina de la Cancillería dominicana introducida por el clientelismo político en el presente gobierno y esclarecer cada día nuestra posiciones de nación frente al pueblo haitiano. Posición que debe ser sustentada frente a la comunidad internacional, basada en nuestro derecho de nación libre e independiente, como lograron cimentarla nuestros fundadores patrios. Posición que permita un entendimiento entre la nueva generación de ciudadanos haitianos que con el fragor de su lucha, día a día, pretenden lograr un futuro para su desdichada nación, al margen de los grupos de vividores de ambos pueblos que viven en base a la confrontación y la ignorancia que difunden en los dos pueblos con tradición y raíces diferentes.

20 de enero de 2012. Santo Domingo, República Dominicana

  • Personaje tan funesto, para los dos pueblos, que tuvo que quitarse la vida, para impedir ser ajusticiado por los buenos haitianos, que fueron obligados a tomar las armas en su contra para revaluar el camino de la revolución descarriada.

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