miércoles, 1 de agosto de 2012

La Monina de San Juan


 

 
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Como cosa curiosa de la vida, la República Dominicana engendró en el siglo XX dos grandes mujeres del arte que la coincidencia de la vida le bautizó con el mismo nombre, una es la primera actriz  y  dama legendaria de la televisión,  Monina Solá, la otra  icono del arte en la provincia de San Juan, Hilda Campora  Bello, mejor conocida como doña monina.
La Monina de  San Juan no nació en el Granero del Sur, pero se hizo Barriga Verde a fuerza de voluntad y por decisión propia, llego allí  en una patineta voladora como el personaje aquel de Gabriel García Márquez,   juró por nuestra bandera, aprendió a cocinar chen chen con chivo, a bañarse en el río cada 24 de junio y se instaló frente al parque Sánchez  donde convirtió el Partido Dominicano en la Escuela de Bellas Artes, donde cientos de figuras relevantes de la música, el teatro y la plástica dieron sus primeros pasos.
Durante 60 años doña Monina condujo a los jóvenes talentosos de San Juan por el sendero de la música, la pintura y el teatro, y a propósito de su muerte acaecida el 24 de abril de 1998, el senado de la República emite  la Resolución  No. 367-98, el  18 de agosto de ese mismo año, designando con el nombre de “prof  Hilda Campora Bello”  la Escuela de Bellas Artes del municipio de San Juan de la Maguana, provincia San Juan, la cual adquiere carácter de ley, al ser promulgada y publicada en la gaceta oficial por disposición del presiden Leonel Fernández.
Pero como ironía de la vida, 14 años después  y justamente en otro gobierno del doctor Leonel Fernández, el Ministerio de Cultura, violando esa disposición del Congreso Nacional, tiene la intención de rebautizar le escuela de Bellas Artes de San Juan con el nombre de “Centro Cultural Maguana”, argumentando, como sofistas de nuevo cuño,  que esto es ya otra institución.
La pregunta que nos hacemos los sanjuaneros es si cuándo el Congreso Nacional designó Bellas Artes con el  nombre de doña Monina no era esto un centro cultural?, o era un centro deportivo, o un  centro  cervecero, o un centro de fomento de la vida alegre.
Aún cuando se amplíen las posibilidades de manifestaciones y aprendizaje de las artes, Bellas Artes fue, es y será un espacio dedicado al fomento de las actividades  que alimentan el espíritu,  que debe seguir honrando la memoria de la profesora Monina. Si quiere que le cambien el nombre, que ahora  sea y por la eternidad “Centro Cultural Prof. Hilda Campora Bello” , he dicho.
Autor: Nicolás Mateo

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