viernes, 24 de agosto de 2012

Sobre las decimas: " En ti mis versos anudo" de Bismar Galán




Rubén Zabala Moreta, M.A.

La provincia de San Juan posee un encanto particular: es tierra  de  fantasía, magia, color, pasión y alegría. Es territorio donde se conjugan simbología y elementos culturales identitarios que dan expresión a la dominicanidad.
San Juan es tierra de matices únicos, donde historia y cultura se hibridan y construyen un gran referente de lo dominicano en todo el mundo. Por eso quien visita este icónico terruño queda  eclipsado por su belleza embriagadora y los  rasgos sobresalientes de su economía, arquitectura, educación, gastronomía y definición  socioantropológica. 
El profesor Bismar Galán es uno de esos visitantes que quedó atraído por la sanjuaneridad. Y nos sigue visitando una y otra vez, fascinado por el pueblo, sus gentes y singulares perfiles culturales. Es tal su fascinación que comenzó a escribir décimas dedicadas a San Juan, las cuales compila en este libro titulado En ti mis versos anudo.
Para el Recinto Urania Montás del Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña, con sede en San Juan de la Maguana,  es una alta distinción publicar estas décimas dedicadas a la tierra de los caciques bravíos, Caonabo y Enriquillo, de la enérgica y seductora Anacaona y del guapo Liborio Mateo, creaciones del Sr. Galán, Profesor Invitado de nuestro Recinto, las cuales son en el fondo un canto  a nuestras fortalezas como pueblo, e integran un texto que potencia nuestra autoestima como colectivo social.

Rubén Zabala Moreta, M.A.
Vicerrector Ejecutivo
MOTIVOS


Bismar Galán

Para el valle, este suspiro
que brota de lo profundo;
un pedazo de mi mundo
para su sangre que admiro.
Sobre su verde me inspiro
con versos puros, alados.
Para sus montes bordados
por la esencia de su fuego
pinto la cima del ruego
en sus ríos desbordados.

Este canto es para el suelo,
para el hombre y la mujer,
para el lapso por tejer;
para el pobre y su desvelo.
En esta copla está el vuelo
de la perdiz y la risa.
La metáfora precisa
que urde con tino y amor
va en este verso de amor
hacia el edén que divisa.

Este canto es el conjuro
que acompaña a la cordura,
es la espiga que madura
en el campo. Es claro y puro.
Este es el tiempo maduro,
paso del hombre en la tierra.
Es el mensaje al que yerra,
al que sufre y al que canta,
es como el sol que levanta
el grito sobre la sierra.


En el alba, en el ocaso
o allá donde el rey se eleva
esta cantata renueva
una ilusión y un abrazo.
No es confuso ni retazo
todo el brillo que desprende.
Sobre su verbo se enciende
una procura del viento
cuando se escapa un lamento
que el campesino defiende.

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