miércoles, 29 de agosto de 2012

Sudáfrica y su proceso estancado


Por Teódulo Antonio Mercedes*
Sudáfrica es un país ubicado en el extremo sur del continente africano. Conocido en la República Dominicana, por ser la patria de uno de los prisioneros con mayor tiempo encerrado por una dictadura, de igual manera, por ser el país de la cantante Miriam Makeba y lugar escogido por el depuesto presidente haitiano Jean Bertrán Aristy, para su permanencia, luego de su derrocamiento en la vecina republica de Haití.
Su nombre reconocido oficialmente es República de Sudáfrica y a diferencia de las mayorías de las naciones cuenta con tres capitales, Pretoria, sede del Poder Ejecutivo, Bloemfontein, sede del Poder Judicial, y Ciudad del Cabo, sede del Poder Legislativo.[]
Posee 2.798 kilómetros de costa en los océanos Atlántico e Índico. Teniendo frontera con las naciones de[ Namibia, Botsuana y Zimbabue, y al este con Mozambique y Suazilandia. Con una población de 49.320.000 millones de habitantes es conocido por su diversidad de culturas, idiomas y creencias religiosas, por lo que se le conoce como la nación del arco iris. Once idiomas son oficiales por la Constitución de Sudáfrica. Dos de ellos de origen europeo: el afrikaans, idioma que proviene directamente del neerlandés y es hablado por la mayoría de los habitantes de raza blanca y por los mestiza, y el inglés el cual tiene un importante rol en la vida pública y comercial, pero desde el punto de vista del parlante, es el quinto idioma por hablantes.
Su historia conocida se inicia con el portugués Bartolomé Díaz en 1487 quien fue el primer europeo en alcanzar el punto más meridional de África, y lo denominó Cabo de las Tormentas debido a la situación climática encontrada en el lugar.
Dicho viaje, una odisea en ese entonces, fue inmortalizada por el meritísimo poeta portugués Luís de Camões en el poema épico Os Lusíadas.
Desde el punto racial, este gran país tiene el 79,5% de la población es de ascendencia negra, la cual está dividida en diferentes grupos étnicos que hablan diferentes lenguas bantúes, siendo nueve oficiales. El porcentaje, sin embargo, es el más bajo del África subsahariana, por tener 9,2% de raza blanca, de origen holandés (bóers) o británico. Un 8,8% llamado coloured, descendientes de los bóers blancos y esclavos de origen malayo o africano.. El último grupo es el de los asiáticos (indostaníes en un 91%) que representan el 2,4% de la población. De los cuatro grupos, solo la población blanca se está reduciendo debido a la baja tasa de fecundidad y a la emigración Europa, América del Norte y Oceanía. Durante los últimos años producto de la política implementada ha habido signos de que algunos de estos emigrantes han empezado a volver, según los más recientes informes del instituto de estadística de Sudáfrica (StatsSA) el número de blancos primera vez entre 2009 y 2010 y 2011.
Su pasado colonial se inicia, según algunos historiadores, el 6 de abril de 1652, cuando Jan Van Riebeeck, estableció un puesto de avituallamiento para la compañía holandesa de las Indias Orientales. Dichas actividades de los habitantes se fue extendiendo lentamente, principalmente bajo la soberanía holandesa, los cuales con el tiempo se toparon con los pueblos Xhosa en expansión en la región del río Fish.
Dicho contacto produjo con los nativos las guerras de Fronteras del Cabo, originadas por conflictos por la tierra y los víveres.
Como la economía desarrollada por los holandeses estaba en expansión, para aliviar la escasez de trabajadores, se trajeron esclavos de Indonesia, Madagascar e India.. Los descendientes de estos esclavos, que a menudo se casaron con colonos holandeses, fueron luego clasificados como mestizos del cabo y malayos del Cabo, constituyendo casi la mitad de la población de la provincia del Cabo Occidental. Al final del siglo XVIII en el año 1797, los ingleses se apoderaron en el país, lo que provocó la emigración de los holandeses a la zona central de la región conocida como Highveld, donde formaron cuatro repúblicas. Los holandeses, conocidos como los Boers (granjeros), tuvieron dos guerras con los británicos, llamadas guerras Anglo-Boers, que terminaron en la derrota de éstos y de sus repúblicas independientes.
En 1910, las cuatro principales repúblicas de la región se unieron configurando la Unión Sudafricana. A los pobladores de raza negra no se les dio el derecho de voto en esta república y la falta de derechos de los negros, los denominados "hombres de color" y asiáticos continuó erosionando el concepto de Unión.
Los descendientes de los colonos blancos siempre constituyeron una minoría entre los africanos de raza negra. Después de la Segunda Guerra Mundial los blancos dictaron sus reglas racistas a través del Apartheid, mediante una serie de leyes que establecían la segregación racial.
El camino al estado democrático llegó tarde en esta parte de África, el aislamiento y la repulsa internacional en época moderna, erosionó la base política del régimen perverso de segregación racial y en 1989 se produjo un golpe palaciego dentro del partido gobernante, Partido Nacional, por lo cual el Presidente Pieter Botha fue desplazado por Frederik De Klerk, quien con una mejor valoración de la correlación de las fuerzas internacionales, logró convencer a las fuerzas dominantes de la imposibilidad de mantener dicho régimen y logró, por medio de acuerdos honorables, el desmantelamiento gradual del Apartheid y el levantamiento de las prohibiciones que pesaba sobre el Congreso Nacional Africano, partido de las mayorías negras y otras organizaciones políticas de izquierda.
Se liberó a Nelson Mandela, tras 27 años de prisión, y en un referéndum llevado en el año 1993, los blancos aceptaron otorgarle el derecho al voto a la mayoría negra, y al año siguiente, se realizaron las primeras elecciones democráticas del país. Nelson Mandela fue electo presidente por mayoría absoluta en representación del CNA, partido que se ha mantenido en el poder desde entonces.
La transición democrática se vio facilitada por un proceso único de la reconciliación, para lo cual se fundo en 1995 la Comisión para la verdad y la reconciliación presidida por el premio Nobel de la Paz (1984), el arzobispo anglicano de Ciudad del Cabo, Desmond Tutu. La Comisión examinó los delitos graves contra los Derechos Humanos cometidos por todas las partes bajo el Apartheid, y podría conceder la amnistía a los criminales.
A pesar del fin del Apartheid, millones de sudafricanos negros continúan actualmente viviendo en la pobreza, en parte, a causa de los problemas heredados del régimen del Apartheid y debido también a que los gobiernos post-Apartheid no han intervenido en los problemas económicos y de salud de la nación, ejemplo de esto, es el espinoso problema de la tierra, donde actualmente el gobierno está empeñado en realizar una vasta reforma agraria para aliviar la tensión social y las desigualdades raciales. Dicha reforma consiste en la devolución de tierras por parte de los blancos a los negros, a los cuales se las arrebataron en la época colonial (el 80% de las tierras cultivables aún están en manos de los blancos, 18 años después, solo el 10% de las tierras han sido devueltas).
Sobre la salud, según los organismos internacionales, es el país del mundo con mayor número de infectados por VIH/SIDA, lo que unido a una baja tasa de natalidad para los estándares africanos (2,16 hijos por mujer), ha hecho que su población haya disminuido durante 2003, según el CIA World Factbook.
El futuro de Sudáfrica parece incierto. La alarmante ola de criminalidad (50.000 homicidios por año, proporcionalmente, 8 veces más que en EE. UU.) y la nueva legislación creada por el CNA, que prohíbe a los blancos ocupar numerosos puestos de trabajo, ahora reservados a los negros, y el enriquecimiento de parte de la cúpula del CNA a creado la sensación de que el CNA no ha sabido gobernar bien el Estado, lo que produce fricciones dentro del partido mayoritario y provoca descenso entre su numerosa militancia quienes comienzan a considerar que los oprimidos de ayer, son los opresores de hoy.
Sudáfrica es también un país en el que existen grandes desigualdades entre los distintos grupos sociales; mientras su economía es la más potente e importante del continente africano, ya que acapara casi un 25% de todo el PIB de continente, y desempeña un papel importante en el desarrollo de la región.
Aproximadamente una cuarta parte de la población sudafricana se encuentra desempleada[ y recibe menos de 1.25 dólares al día.
Continuando la industria armamentista y la minería como los pilares económicos que conducen su economía.[
La minería ha sido la principal causa por la cual el país está dentro de las grandes economías mundiales. Ella comienza con el descubrimiento de diamantes a orillas del río Orange en 1867. Luego, la extracción de oro haría famosa en la región de Witwatersrand, dando origen a la fiebre del oro de 1886. Ciudades como Kimberley, surgieron gracias a la explotación de recursos mineros en la zona norte del país. A partir de 2007, la industria minera según estadísticas cuenta con 493.000 trabajadores.
Las minas de Sudáfrica son las mayores productoras de platino del mundo, el quinto de oro y uno de los mayores exportadores de diamantes. También ocupa puesto de importancia en la explotación de recursos como fosfatos, uranio cromo, antimonio, manganeso, níquel, cobre, vanadio, sal y gas natural.
El 17 de agosto del 2012 se produjo una masacre en la mina Marikana, perteneciente a un emporio inglés productoras de platino Lanmin, los trabajadores quienes reclamaban mejores condiciones de trabajo, fueron asesinados por un grupo de policías, no entrenados para esa clase de disturbios, armados con fusiles automáticos y ametralladoras, pereciendo en el incidente 34 trabajadores mineros, siendo la peor masacre desde el fin del Apartheid. La exigencia salarial así como el incidente, llegan en un momento inapropiado para los propietarios ingleses, puesto que producto de la crisis económica europea y norteamericana, los precios del mineral han descendido, lo que ha forzado a la compañía a recortar gastos ante una caída del precio del platino.
Pero incidente de esta magnitud reflejan que la transición del régimen necesita un nuevo impulso económico y político para profundizar en el cambio que, desde el perdón y la convivencia que propugnara Nelson Mandela, puso fin al régimen del Apartheid.
Ya el 10 de agosto hubo unos violentos encontronazos entre representantes de los dos principales sindicatos en Marikana que se saldaron con la muerte de 10 personas, entre ellos dos policías.
La violencia, desigualdad y la corrupción junto al desempleo, son cánceres que corrompen el sistema. Las medidas que permitan una participación racial más equitativa no han funcionado. Esta situación ha llevado a incrementar las demandas de nacionalizaciones y a radicalizar el discurso político, lo cual se manifiesta en divisiones en el partido Congreso Nacional Africano, lo que incide de manera directa en los grupos sindicales y la formación de los mismos.
El desarrollo basado en la exportación de materias primas no es suficiente en la Sudáfrica del presente, mucho menos en la del mañana.
El desencanto manifestado por los trabajadores, no solo se externa por los míseros salarios que reciben, sino cuando observan que un sindicalista ligado a la cúpula del partido de gobierno, gana 25 veces más que un minero de frente de extracción, lo que fragmenta la unidad sindical.
Por ese motivo, en ese centro laboral aparecen dos estructura sindical, la NUM amarilla y la AMCU, de nueva procedencia obrera, cuestionadora de la política del partido de las grandes luchas libertarias.
La NUM igual que otros sindicatos que hace 20 y 30 años estaban en la vanguardia de la lucha contra el Apartheid, como el Gobierno del Congreso Nacional Africano, han perdido el contacto con lo que día a día producen la riqueza, han perdido la senda de sus orígenes y hoy forman parte del empresariado.
Por eso Cyril Ramaphosa, el fundador de la NUM en 1982, negociador número uno del CNA durante la transición a la democracia, a principios de los noventa, ahora es miembro de la junta directiva de Lonmin. Un favorito de Mandela en su día, y para muchos ,el que debería de haberle sustituido cuando dejó la presidencia, no solo es figura de peso en la NUM, sino uno de los barones más influyentes del CNA.
La revuelta de los mineros, constituye una clarinada para el futuro de la nación africana, porque cuestiona la esencia del nuevo régimen cuyo estancamiento es incuestionable y llama para que se vea si la conducción actual es capaz de moverse y cambiar los hábitos perniciosos que los revolucionarios de ayer adquirieron hoy, en su paso por el poder y convertirse en lo que Mandela anunciaba cuando salió de la cárcel: “Sirvientes del pueblo”. O si la corrupción política y moral es tan profunda que hace imposible recuperar las virtudes y enseñanzas pérdidas, para retomar la lucha por las libertades sociales y económicas en otra circunstancia y otro desarrollo social.
27 de agosto de 2012. Santo Domingo
*Ingeniero Minero

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