jueves, 22 de noviembre de 2012

ENRIQUE AMORIN Y LA TUMBA DE FEDERICO GARCIA LORCA




DESDE EL ORIENTE

Por Rafael Pineda

MONTEVIDEO, Uruguay- Enrique Amorìn, escritor salteño de principio del siglo XX, motivò el encuentro que sostuve con el peruano Santiago Roncagliolo, autor del libro El Amante Uruguayo, Una historia Real,  y con el también salteño Mario Kroef, director de Cultura de la ciudad donde se cree que desde 1953 reposan los restos del poeta español Federico García Lorca.
   El encuentro se produjo en la Librería Yenny, de Pocitos, en ocasión del lanzamiento del referido libro, una investigación periodística asignada  por la editorial Alcalá con el objetivo de desentrañar pasajes desconocidos de la vida de García Lorca y el paradero de sus restos, y que terminó como el relato de las peripecias de un hombre perfilado y rico que invirtió dinero para impulsar la formación de jóvenes artistas de su pueblo, algunos hoy famosos pintores como Guillermo Busch, Lasi Duarte y Antonio Higueras.    La vida tan especial que el escritor y mecenas Enrique Amorìn llevó en esos años del siglo XX, es vista hoy como debilidad en el libro del peruano.

    Roncagliolo hizo la presentación de El Amante Uruguayo, Una historia Verdadera, apoyándose en diapositivas que iban ilustrando los pasajes del escudriñamiento.

     Amorìn fue amigo de las figuras literarias mas importantes de su tiempo, especialmente de aquellos que fueron militantes comunistas como Pablo Neruda,  Pablo Picasso, Luis Carlos Prestes, Louis Aragón, Charles Chaplin,  Nicolás Guillen y el simpatizante republicano Federico García Lorca y Jacinto Benavente.

Fue miembro y financió las actividades del Partido Comunista de Uruguay,  no tuvo reservas en gastar el dinero, viajar por el mundo y a pesar de sus casi 40 libros publicados, novelas y ensayos, no es reivindicado como figura trascendente de la cultura uruguaya; aquí consideran que lo que es, lo es mas por las relaciones de amistad que tuvo con los famosos.  Su casa (hoy convertida en museo)  recientemente adquirida por el Ministerio de Educación y Cultura, era visitada por los grandes intelectuales de aquellos días.
     Comprobado que la tumba de Federico García Lorca está vacía, la Editorial Alcalá le asignó a Roncagliolo la tarea de investigar donde pueden hallarse los restos del poeta, enviándolo a la norteña ciudad uruguaya vecina de Argentina, donde verificó no solo la relación de amistad, sino los vínculos sentimentales del español y el salteño: eran amantes.
     Finalizada la guerra civil donde el régimen franquista fusiló a Federico García Lorca por su toma de partido a favor de la República, Amorìn viajó a España y  trajo para Uruguay los restos en 1953 sepultándolos en Salto, donde  erigió, sobre un promontorio a la orilla del río,  un monumento. En el acto de inauguración pronunció un discurso iniciado con estas palabras: “Aquí está Federico García Lorca”. Entre los presentes la famosa actriz  Margarita Xirgù, amiga entrañable del poeta, quien escenificó un fragmento de Bodas de Sangre.

         Mario Kroef no está convencido de que los restos del español estén  debajo de ese monumento, y otras personas increparon al peruano sobre supuesta falta de objetividad a lo que este salió al frente señalando que Amorìn dejó indicios para que el mundo supiera con precisión donde están los restos de su amante Lorca.

        Siendo su anfitrión en Salto y en Montevideo, lo llevó a pasear por las calles tomándose con él las únicas fotos conocidas de Federico García Lorca fuera de España.   
         El punto mas polémico de los enunciados por Roncagliolo es el del lugar de descanso de los restos, pero el que ha molestado a los uruguayos es el énfasis que pone en mostrar la supuesta homosexualidad de Amorìn y el romance que vivió con el autor de “Llanto por la muerte de  Ignacio Sánchez Mejía”   También le atribuye haber estado enamorado de Pablo Neruda quien, por su carácter de mujeriego le habría sacado los pies.

Entrados los años y finalizada la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos vio que sus problemas no serían en el futuro con el régimen  fascista recién derrotado, sino con el comunismo recorriendo Europa y propagándose por America; por eso presionó a los gobiernos latinoamericanos para que proscriban esa ideología y a los partidos que la profesaban.  Iniciándose en Chile una tenaz persecución contra Pablo Neruda, senador comunista que tuvo que huir a través de los Andes,  y Amorìn se puso en contacto con los partidos de esa ideología en la región, en Europa y en la Unión Soviética avisándole que tenía al poeta chileno oculto en su casa.  Ese gesto le granjeó una gran simpatía en el bloque socialista.


Según Roncagliolo, Jorge Luis Borges vaticinó que Amorìn sería olvidado por sus amigos,  y así fue, menos por el mismo Borges quien le demostró lealtad hasta sus últimos días.     Tal vez Amorìn ha sido olvidado por la contradicción que supone ser un hombre rico, y a la vez ser de izquierda.  Incluso a Borges no le gustó  la novela en la que utilizaba un lenguaje tan político como el de Neruda.

Si Federico García Lorca está enterrado en Salto y no en España, solo lo sabremos cuando se abra la tumba debajo del monumento construido a la orilla del río Uruguay, frente a la ciudad Argentina de Concordia. ¿Qué posición tienen las autoridades salteñas?  El director de Cultura piensa que la veracidad de ese informe es cuestionable, como lo es la afirmación de la homosexualidad dado que, según los testigos, Amorìn se caracterizó por ser un hombre enamorado y no se le conocieron desviaciones de esa naturaleza.


Al recibir una invitación de Mario Kroef para que visite Salto a exponer su tesis sobre el recordado personaje, Santiago Roncagliolo la rechazó  por temor a ser aplastado por causa de los criterios vertidos; y cuando le dije que soy de la República Dominicana apuntó que en ese país también lo odian,  por “otras razones”  que no quiso explicar.

Dimos por terminada la reunión. Kroef retomó por la ruta 3 los 499 kilómetros hacia Salto, la ciudad de los naranjos, y Roncagliolo hacia su refugio en el barrio Palermo a esperar el vuelo de las 6 de la mañana para Madrid, dejando en Uruguay una montaña de dudas sobre la vida intelectual de los años 30 al 60.



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