ALGUNAS CONCLUSIONES SOBRE LAS RELACIONES BILATERALES HAITI-REPUBLICA DOMINICANA.

Por: Cassandro Fortuna

• Hoy,

   

  Cassandro Fortuna Sanchez

  EN ALGUN momento creí que la Confederación Dominico-haitiana o la fusión (sucesión de Estados) entre Haití y la República Dominicana era un asunto obsoleto, sin embargo,he cambiado mis conclusiones.
  En un trabajo que aparece hoy en la página web "identidadsanjuanera", bajo la atinada dirección del señor José Erique Méndez Díaz (Ike), puede notarse la contradicción referida.
  
  Hace solo meses, cuando estaba terminando de escribir el libro "HAITI, EL ETERNO CONFLICTO", que era abanderado de la tesis de que un acercamiento estrecho entre Haití y Republica Dominicana nonconduciría nunca a una confederación o fusión.
  Así lo dejaba establecido en una versión de dicho texto, que tuve que reescribir luego, cuando comprendÝ que estaba equivocado y que la armonización de las relaciones dominico-haitianas podrian evolucionar hacia otras formas contempladas en el Derecho internacional público.
  
  Ciertamente, se trata de una transformación de mi punto de vista anterior. Claro está, ello no quiere decir que la República Dominicana y Haití vayan, irremisblemente, hacia una fusión o confederación, quiere decir que ello es perfectamente posible, sobre todo en un momento en el cual grandes potencias mundiales consideran que si mabos Estados marchan junto sería mucho mejor para todos.
  
  De modo, pues, que ahora reconozco que quieren han estado denunciando planes de fusión no estan perdidos; aunque he llegado a mis conclusiones por un avia diferente a la de ellos. Estos creen que la propuesta de que Haití y la República Dominicana hagan una confederación se iniciará cuando en nuestro territorio hayan dos o tres millones de haitianos y yo creo que esa discusión se producirá al margen del número de haitianos que haya en el pais.Lo que le interesa a los Estados Unidos es que Haití encuentre en República Dominicana el punto de apoyo que necesita para superar su condición de Estado fallido y pueda asumir la democracia liberal, la economía de libre mercado y el régimen de derecho lo más pronto posible.
  
  Todo esto se correspondería con las lineas maestras del Nuevo Orden Mundial que comenzó a regir el mundo a partir de la caída del Muro de Berlín en el 1989, la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), en el 1991,o lo que es lo mismo , tras finalizar la Guerra Fría.
  
  El tema es muy amplio y para poder explicarlo adecuadamente hemos escrito el libro "HAITI, EL ETERNO CONFLICTO".

Antes sostenia que:
La unificación del este y el oeste de la isla de Santo Domingo, solo fue posible en 1801,1805 o 1822. Y no se pudo. Luego de la separación   de Haití en 1844 se produjeron varios intentos de los gobernantes haitianos por volver a enseñorearse de la parte antes española de la isla y ello tampoco fue posible porque los dominicanos se opusieron con las armas en las manos. Pasados más de dos siglos de esos hechos, hablar de la fusión, pura y simple, de ambos países es pedirle peras al olmo.

 Esos tiempos ya pasaron. Hace dos siglos que vivimos otra época. Hay quienes pretenden hacer política contemporánea mostrando el espantapájaros de la fusión, tratando de asustar con un tema obsoleto. La gente de hoy ya no le teme a Frankenstein o a Drácula. Son personajes del pasado. Si vamos a tener algún miedo de los haitianos debe ser el que debido a sus limitaciones económicas, políticas y sociales continúen penetrando al territorio dominicano en búsqueda de sobrevivencia, no de invasión pacífica. Se trata de un asunto de inmigración forzosa, porque a nadie se le puede pedir que se muera de hambre.

Esa potencia económica que antes fue Haití, en un momento la colonia más rica del mundo , es hoy el país más pobre de América.

 A Haití hay que ayudarlo para   que se rehabilite, comience a trillar el camino del desarrollo y sus habitantes no se vean obligados a emigrar al otro lado de la frontera. El hecho de que aquel país tenga gravísimos problemas sanitarios, los más altos índices de sida, malaria y desempleo en América Latina, entre muchos otros lastres lamentables,   no debe ser argumento para salirle huyendo. Presentar todas sus limitaciones con el ánimo de crear un sentimiento de rechazo y desprecio   hacia esa nación es una soberana insensatez, porque solo estamos haciendo como el avestruz, que mete la cabeza en un hoyo para no ver la realidad.

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ESPERE EL  LIBRO "HAITI, EL ETERNO CONFLICTO", de Cassandro Fortuna

 

Esta fotografía recoge la portada  del libro "HAITI, EL ETERNO CONFLICTO", que será puesto a circular el sábado 19 de enero a las 7:30 de la noche en la escuela de Bellas Artes "Doña Monina" de San Juan de la Maguana, y el viernes 25 a las seis de la tarde en la libreria Cuesta, de Santo Domigo.

"Haití, el eterno conflicto", es la quinta obra de Fortuna. Será puesta en circulación tambien en la capital en librería Cuesta el viernes 25 de enero.

El libro aborda el tema de las relaciones dominico-haitiana y sostiene la tesis, con argumentos causales, de que en cualquier momento comenzará a discutirse en el país las posibilidades de llevar a cabo una Confederación dominico-haitiana, que con el tiempo podría evolucionar hacia una sucesión de Estados o fusión de ambas naciones. Afirma que esa será la gran discusión del futuro en nuestro pais.

También refiere que el debate de la suerte de Haití y la República Dominicana se producirá dentro del contexto del Nuevo Orden Mundial que reestructura el mundo luego de la caída del muro de Berlín, la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y la desaparición del fantasma del comunismo, lo cual significó el fin de la Guerra Fria.

Ahora el capitalismo hegemónico procura instalar en todo el mundo democracias liberles, con sistema de libre mercado y regímenes de derecho. Para Estados Unidos, Francia y Canadá la República Dominicana y Haití deben ser vista como una sola nación, pues para sus fines estratégicos y geopolíticos es más conveniente. Aparte de eso la República Dominicana es vista como el soporte natural para un Haití que en 200 años no ha encontrado su destino histórico.