Hoy Caonabó ha regresado convertido en pueblo y nos pide que no cambiemos nuestro Oro por espejitos
Fue entonces cuando desde el Centro de la isla, Cahonaboa, Caonabó, el Cacique de razonamiento sabio y el honor, desató la visión, despertó su Ri y con atrevimiento desbordante se rebeló. Cubrió su desnudez natural con tintes rojo de la bija y el mangle, negro de la jagua, atravesó la yucabia la maraña, el bejucal, la tierra de piedras y montañas, los samanes y yabacoa, puso en pie de guerra a los suyos y marchó hacia el noroeste, en dirección de los venidos de tierra extraña, borrando así la última humillación de la primera avanzada europea en tierras de América.
Caonabó desentrañó el tiempo, hizo temblar la creación.
Había dejado degollada, ultrajada de muerte la conquista en el texto.
Como ángel triunfador recogió sus retoños, cargó en su odre caminos de luz entre siluetas repartidas.
Regresó juntando la victoria en una sola voz, la victoria de su pueblo contra el conjuro de los salvajes vestidos. jemd
Hoy Caonabó ha regresado convertido en pueblo y nos pide que no cambiemos de nuevo nuestras riquezas, que no permitamos de nuevo cambiar nuestro valle., que no cambiemos nuestro Oro por espejitos.
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