Restos de las paredes del antiguo ingenio azucarero colonial
edificado probablemente en el siglo XVI en lo que hoy es el paraje de La
Culata, al sureste de la Ciudad de San Juan de La Maguana, República
Dominicana, totalmente inundados por aguas de irrigación y arropados por un
densa y agresiva vegetación tropical típica de la zona. Estas condiciones
propician un proceso de destrucción que podría llegar a colapso y
desintegración en cualquier momento. La foto es del 27 de julio del 2013.
Bogota, New Jersey,
Estados Unidos.-Viernes 9 de agosto del 2013.
Por Anthony Stevens-Acevedo. (Primera entrega de un testimonio-reflexión sobre el estado de varios sitios coloniales dominicanos en la actualidad.)
Por Anthony Stevens-Acevedo. (Primera entrega de un testimonio-reflexión sobre el estado de varios sitios coloniales dominicanos en la actualidad.)
La ciudad de San
Juan de La Maguana, localizada en unos de los mayores y principales valles
agrícolas de la República Dominicana junto a la
ladera suroeste de la principal formación montañosa del país, la
Cordillera Central, es uno de los focos principales de localización de
yacimientos arqueológicos pre-colombinos de Las Antillas, debido a que a la
llegada de los europeos a la isla que Colón bautizó como La Española en 1492 la
zona era lugar de amplio asentamiento de población taína. Esa misma abundancia de población indígena y
la fertilidad de sus tierras, por otra parte, la hizo a su vez, en las décadas
subsiguientes, foco de asentamiento de los nuevos colonizadores europeos,
ansiosos por enriquecerse en el --para ellos-- nuevo escenario antillano
explotando la fuerza laboral de la población indígena local, primero excavando oro
de aluvión, y luego, cuando éste se agotó,
produciendo con mano de obra forzada indígena y, sobre todo africana, el
primer azúcar de cañas de las Américas para exportarlo a Europa con una
ganancia, en lo que fueron los primeros experimentos capitalistas-esclavistas
practicados en el continente.
Durante la jornada
del sábado 27 de julio recién pasado, un pequeño grupo de investigadores
formado por arqueólogos e historiadores dominicanos que visitó la zona
específicamente con el propósito de conocer mejor y estimar el estado de
conservación de varios lugares de las más antiguas factorías de azúcar
coloniales de las Américas localizados en las inmediaciones de San Juan de La
Maguana, parte del preciosísimo tesoro cultural de la República Dominicana en
este sentido, pudieron comprobar con considerable escándalo como los pocos
restos de paredes y otras estructuras de uno de estos antiguos ingenios,
localizado hoy al sur-este de la ciudad en el paraje de La Culata, en medio de
tierras agrícolas inmediatamente al norte de las cloacas a cielo abierto de este
centro urbano, se encuentra totalmente inundado por una constante canalización
de aguas de regadío que, en dirección norte-sur, vierte su cauce final
precisamente en el centro de las mayores estructuras que sobreviven del
ingenio, ahora cubiertas por una espesa
maleza tropical típica de la zona que con su vigoroso crecimiento alimentado
por el agua abundante amenaza con completar, por arriba y con sus raíces, la
destrucción de la piedra en sus partes todavía expuestas que, por debajo, ya
está haciendo el mismo agua sobre las piedras sumergidas.
Lo que podría ser
desde hace tiempo un lugar histórico integrado en las rutas de promoción
cultural de una de las potencias del turismo de sol y playa caribeño de hoy en
día como lo es la República Dominicana, y un lugar de visita ritual para
estudiantes como parte del sistema educativo público dominicano, languidece
peligrosísimamente en lo que más bien parece una laguna tropical oculta entre
una espesa maleza vegetal a la vera de una ciudad y una nación con unos
vestigios de un pasado histórico único no sólo en el Continente Americano sino también en todo el Hemisferio
Occidental y en lo que hoy en los estudios históricos se conoce como el Mundo
Atlántico, ese gran espacio a ambos lados del Océano en el que a partir del
viaje colombino de 1492 se desataron todo tipo de intercambios que cambiaron
para siempre la faz de las sociedades del Planeta.
Imagen más cercana del mayor fragmento de pared de los que
sobreviven a la vista hoy del antiguo ingenio colonial localizado en el paraje
La Culata, al sureste de la ciudad de San Juan de La Maguana en la región
suroccidental de República Dominicana.
Obsérvese la agresiva penetración de la potente vegetación endémica de
la zona sobre el material de piedra expuesto al aire, y el nivel de inundación
por el agua de riego en su parte inferior.
Una combinación perfecta para una destrucción acelerada. Hay razones para pensar que se trata de una
de las primeras construcciones de
industria azucarera de las Américas, quizás de entre los años 1510s y 1520s.
Continuará
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