Eliodoro Peralta
“A la memoria de Eufenia Feliz y Mencía de los Santos,
Madres espirituales de los Duartianos, con eterna gratitud”
La filiación Duartiana trasciende lo organizativo porque implica una visión particular de la vida, y añoranzas de un pasado generacional que desde la última década del siglo XX vislumbró con acierto que El Rosario sería grande, como capital política de nuestra comarca.
¡Bienaventurados!
Aquellos que a pesar de las ilusiones rotas y sueños desvanecidos reivindican
su militancia Duartiana; justo ahora cuando concurrimos al 38 aniversario de la
efeméride, que representa para nosotros cada 4 de septiembre.
El
Rosario ha sido siempre tierra de inmigrantes y clanes familiares que se
entrelazan conformando casi el mismo árbol genético. Yerran quienes pudieran
pensar que la familia Casilla es ajena a la historia de Pandié. En esa
comunidad contemplaron sus últimos días los finados Juan de Jesús Casilla y Laura de los Santos, ascendientes
biológicos de las hermanas Estebania,
Regina y Damiana Casilla (Pilila), Progenitoras de los núcleos Feliz-Casilla, Rosa-Casilla y
Santos-Casilla, en su mayoría Duartianos de larga data.
Don
José Antonio Casilla Alcantara (Paitón)
durante toda su existencia, al amanecer de cada primero de enero en las
festividades de año nuevo, irrumpía en los hogares de sus parientes derrochando
ternura, como pétalos de rosas. En consecuencia es comprensible la nutrida
presencia de los Casilla en la fundación del Club Juan Pablo Duarte, en
septiembre de 1979
Para
edificación de la nueva generación precisamos que tras una asamblea
eleccionaria la primera directiva de la organización quedó integrada de la
siguiente manera: 1-) Juan F. De la
Rosa- Presidente; 2-) Enerio Mateo (T)- Secretario General; 3-) Isabel Mateo –
Finanzas; 4-) Efraín Mesa- Actas y correspondencias; 5-) Isidro Duran (T)-
Organización; 6-) Juan G. Sánchez- Educación; 7-) Eligio Tejeda (T)- Deportes;
8-) Flor Maris Duran, Ruberto Mesa y Eliodoro Peralta- Vocales. Concluida
la gestión de “Manolo” por una modificación estatutaria se suprimió la figura
presidencial, preservándose la secretaría general como la máxima función
dirigencial.
De
la lectura del párrafo que antecede extraemos las informaciones siguientes: a-)
el predominio en la primera directiva del núcleo Mateo-Mesa; subrayamos la
concurrencia de consanguíneos; b-) la hegemonía de los estudiantes secundarios
en dicho colectivo c-) la integración de
miembros de comunidades vecinas a la más antigua dirección Duartiana; d-) la
experiencia organizativa que ya tenían algunos de los integrantes de ese
equipo, hecho que facilitó el desenvolvimiento de nuestras actividades en la
primera etapa.
Transcurridos
algunos meses la dirección original recibió algunos cambios. Aura Luisa Echavarría (Modestina) por
elección unánime de la asamblea asumió la tesorería en sustitución de Isabel Mateo. Este servidor ocuparía la
secretaría de actas y correspondencias por la deserción de su antiguo titular;
cediendo luego dichas funciones a la compañera Flor María Duran Reyes (Fiol). Entre los miembros de la sala figuró
siempre como asesor el fraterno Narciso de
la Rosa (Jolen), connotado dirigente
del Movimiento Campesino Independiente (MCI); y Duartianas del perfil de Zenona Mateo Mesa, Dircia Valenzuela, Felicita Feliz, Ironelis
Mateo, Eludina Mateo, Marcia Montero, José Mateo, Ramón Sanchez (Mon Bayí),
Maritza Echavarría (T) entre otras.
Con
los años otros dirigentes jugaron papeles importantes desde la secretaría
general de la organización, nos referimos a compañeros meritorios como Isidro Duran (T), José Antonio de la Rosa
(Pipo), Julio de la Rosa (Tulio), Rogelio Feliz (Julito), Marcial Peralta
(Kico), Máximo Piña (Belkis), Andrés Jimenez (Nauri), Leonel Duran, Yerkis
Santana. Cabe resaltar en este sentido la difusión artística y cultural que
durante muchos años realizaron Daniel de los Santos Echavarría (T) y
Gilberto Casilla.
Lo
acontecido en El Rosario en septiembre de 1979 repercutió en las comunidades
aledañas suscitando un movimiento juvenil sin precedentes en la historia de
nuestro municipio. Sin embargo dicho movimiento tenía falencias estructurales
que lo hicieron insostenible en el tiempo, si partimos de la premisa de que el
movimiento clubístico ya había cumplido su misión histórica en el contexto
nacional.
La
juventud de “Cardón” se colocó bajo la bandera del “Club Eugenio María de Hostos” que funcionó por varios años. Los contemporáneos
de las “yayas” rindieron honor al prócer a Sánchez Ramírez, recuerdo que dicha
entidad sesionaba en el centro comunal. Interpretamos que en aquella coyuntura
llenó las expectativas. La “juventud en
marcha” de Cuenda no recorrió las largas distancias que suponíamos en su
dinámica dirección. Los fraternos de “La Herradura” asumieron el nombre de
“Orlando Martínez” en su estructura orgánica. Nuestros correligionarios de “El
Hato”, no pudieron sostener por mucho tiempo el club deportivo y cultural “Gastón F. Deligne”.
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