Roberto
Rosado Fernández, Educador
Desde el inicio de la
elaboración del Plan Decenal de Educación en 1990 se definieron ejes a
trabajar desde las escuelas con la finalidad de lograr aprendizajes
significativos en los discentes que, a su vez, redunden en beneficios para un
ejercicio docente de calidad y, al mismo
tiempo, logren formar profesionales de calidad para una mejor nación.
En estos propósitos hubo
alianzas entre el Ministerio de
Educación, la Asociación Dominicana de Profesores, la Sociedad Civil y varias
Instituciones no gubernamentales.
Muchos documentos se elaboraron,
muchas iniciativas de formación se desarrollaron, PRODEP, PRIDEP, entre otras,
a los fines de producir en el maestro un cambio de actitud en las estrategias a
utilizar para lograr resultados de calidad en el proceso de enseñanza y
resultados de calidad en los aprendizajes de los alumnos.
El Pacto por la Patria y el Futuro de la
Educación Dominicana consensuado entre la A.D.P y el Ministerio de Educación
en1994 contenía aspectos fundamentales relativos a incentivar a los maestros
para lograr su dignificación en el ejercicio docente y motivarlos para elevar
su interés en realizar enseñanza de calidad.
La evaluación a medio término 1995,
detectó déficits en estos aspectos debido al no cumplimiento de lo pactado
entre los grupos envueltos en el Plan Decenal.
Aún así
se pudo elaborar por consenso la Ley General de Educación 66,97 que
definió el cuerpo legislativo que, si bien no es la aspiración concreta del magisterio,
constituyó un avance en función de la
ley 2909, que normaba el sistema
educativo hasta ese momento y que fue el resultado de la Intervención Militar
Norteamericana a Territorio Dominicano 1916-1924.
Con esta herramienta se pretendía,
a su vez, hacer una contribución que garantice el soporte de protección y
regulación del ejercicio pleno de la
docencia en todo el territorio de la República Dominicana.
A principio del siglo xx1, se diseñó otro Plan
de Desarrollo que buscaba, por igual,
mejorar la calidad de la educación que se imparte en las escuelas, con poco
éxito, pues el producto sigue saliendo con las mismas deficiencias de tiempos
atrás.
Con el 4% del P.B.I, logrado por la
lucha de amplios sectores de la población, para la educación, las Universidades
y los Programas de formación pedagógica abundan, a tal punto, que profesionales
de otras áreas, atraídos por el salario, se han inscrito en programas de
habilitación docente para ejercer la docencia, agregando con esto un ingrediente
negativo al proceso de enseñanza, a más de que con ello se viola la ley 66,97 y
la ley de Carrera Administrativa que regulan los perfiles que deben tener
los que ingresan al ejercicio docente.
Aún así la escuela sigue estando
débil. Los resultados que se obtienen son de poco dominio de los aspectos fundamentales de la ciencia, de la capacidad
de análisis, debilidad en la lectura, la escritura y el razonamiento lógico.
Estas debilidades se expresan en la
Universidad, y, dada la cantidad de alumnos por aula que existen, producto de
la masificación, arrastran hasta el
final esas deficiencias, reciclando en la escuela el déficit haciendo más
difícil su corrección.
Como resultado de esto tenemos una
escuela con muchos recursos pero con poca calidad, revolucionada económicamente
pero sin resultado de calidad.
Creo que hay que poner atención a
estos aspectos. La escuela debe recibir más
acompañamiento con técnicos que tengan experiencia y competencia en su
área de formación para que se pueda trazar la orientación adecuada en cada
circunstancia.
Lo que pasó en una graduación de un
Liceo recientemente es simplemente un comportamiento que no refleja formación,
ni mucho menos calidad en la enseñanza. Se premió a la “carpetosa, al payaso, a
la que irrespeta a los profesores, al dormilón en el aula, al que se mete en
todo, a la cotorra, a la loca del curso, al hazme reír”, obviando,
paradójicamente, al aplicado y al inteligente que sería lo lógico. Dónde estaban los organizadores que
permitieron que eso ocurriera.
La escuela que hace eso no está
enseñando con calidad, tampoco promueve valores, se aleja a miles de kilómetros
de la ciencia y no está incluida, por demás, en la revolución educativa que el
Ministerio de Educación pregona por todos los medios a su alcance.
La tarea del momento, por demás
urgente, es revitalizar la escuela con estrategias adecuadas para la enseñanza
y acompañamiento permanente que
garantice resultados de calidad.
Es un excelente artículo.
ResponderEliminarCreo que es necesario que se abra un proceso de reflexión en los diversos actores del proceso