Roberto Rosado
Fernández. Educador.
Volvieron por lo
que creían corresponderle. Se consideraban dueños de la Nación debido a que en
1795, en el Tratado de Basilea, España cedió a Francia esta parte de la Isla y,
al ser la parte oeste propiedad de Francia, desde el Tratado de Ryswick en 1697
y, ratificado en el Tratado de Aranjuez en 1777, Toussaint, en 1801, la unificó
declarando abolida la esclavitud, tal y
como hizo en Saint Domingue, luego de vencer a los mulatos en el año 1800,
declarándose gobernador de la Isla a nombre de Francia, de ahí la respuesta de
Francia con la fracasada INVASION DE LECLERC 1802.
La victoria de Jean
Pierre Boyer, en 1822, sobre José Núñez
de Cáceres, hizo que ocupara esta parte de la Isla, aplicando el criterio de
unificación en base a los tratados ya mencionados, solo con la variable de que
Saint Domingue era ya una República desde que se creó el Estado o República de
Haití, el 1 de enero de 1804, LUEGO DE LA VICTORIA DE DESSALINES EN 1803.
Esta condición, y,
el propio desarrollo de la ocupación, con todos los resortes del poder
controlados, los hizo creer que ninguna fuerza interna tendría capacidad para
expulsarlos por ninguna vía de este territorio. Lo creían suyo y no querían desprenderse de él.
Por esta razón no
creyeron que la proclamación de la República, realizada el 27 de febrero de
1844 podía sostenerse, de ahí que se convirtieron en el principal enemigo de la
tranquilidad de los dominicanos y su soberanía, acompañando en este ´propósito
a los Estados Unidos, Francia, Inglaterra y a España, a los cuales el sector conservador,
encabezado por Pedro Santana y Buenaventura Baez (lideres de este sector), le
había ofrecido la nación en protectorado.
Intentó recuperarla
en varias ocasiones desde el mismo momento en que los liberales y los
conservadores se unieron para crear aquel memorable 27 de febrero del año 1844, el estado al que Duarte llamó,
en su proyecto de nación, República Dominicana.
Desde 1844,
comenzando por la confrontación del 19 de marzo en Azua, la del 30 de marzo en
Santiago, hasta Santomé en San Juan de la Maguana y, Cambronal en Neyba, en
1855, se desarrolló un amplio proceso de lucha militar tratando los haitianos
de recuperar la supremacía que tuvieron durante 22 años en la que aplicaron
mecanismos diversos para mantenerse en el poder, fundamentados, además de su
fuerza militar, en la aplicación del Código Agrario, eje del nacimiento de la
pequeña burguesia agraria rural, y, a nivel urbano, una burguesia comercial urbana
que , a su vez, asimiló la idea del liberalismo que se había aposentado en
Santo Domingo durante el periodo de La Era de Francia o periodo de Ferrand,
1804-1809.
Lo cultural y lo
religioso, dadas las visibles diferencias entre ambas naciones, hacían inviable
un proyecto de unificación con esas características, tuteladas por Haití.
De ahí el éxito de
Duarte cuando orientó, sobre todo a la juventud, acerca de la necesidad de
crear una nación libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera.
La Escuela
Política, la fundación de La Trinitaria, la Filantrópica y la Dramática se
convirtieron en instrumentos de proyección de este ideal republicano, al que
acudió la mayoría de la juventud de la época y una buena parte de los sectores
pensantes de la población, lo que permitió la firmeza y resistencia en la
confrontación militar a lo largo de 11 años, 1844-1855.
Asumieron el
compromiso, desde la Trinitaria, de crear una patria libre, soberana e
independiente de toda potencia extranjera por poderosa que esta fuera, aunque
para ello tuvieran que pagar con su vida y bienes, si fuere necesario.
Este compromiso los
hizo ingresar al ejército en el interés de aprender estrategia militar,
participar de los aprestos del pueblo haitiano para derrocar a Boyer en 1843 y hacer acuerdos con el sector conservador, en
enero de 1844, para hacer posible la separación y proclamar el nacimiento de la
República en 1844.
Con las batallas de
Santome, en San Juan de la Maguana y
Cambronal, en Neyba, termina la aspiración de los haitianos por reconquistar
aquel poder que sustentaron desde el 1822 hasta el 1844.
Se convierte Santomé y Cambronal en el punto
final de la aspiración del gobierno haitiano de pisar territorio dominicano y
salir victorioso, querer nueva vez convertirnos en su colonia unificando de
nuevo el territorio de la Isla bajo su tutela a pesar de que su lengua, su
credo religioso y el resto de su cultura impide e impedirá que alguna vez ocurra,
a pesar de la cantidad de voces, dentro y fuera del país, que claman y hacen
denodados esfuerzos porque así sea.
La conmemoración,
cada 22 de diciembre, de la BATALLA DE
SANTOME, debe servir para alertar a todo el pueblo dominicano de estos aprestos
para producir una cruzada de opinión favorable al sostenimiento de nuestra
nacionalidad sin intromisión de ninguna otra nación.
QUE ASI SEA.
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