jueves, 27 de octubre de 2011

Valoración crítica del libro Símbolos de identidad sanjuanera




Por: Ing. Teódulo Antonio Mercedes


Permítanme compartir con ustedes algunas ideas y opiniones sobre Símbolos de identidad sanjuanera, libro sobre esta demarcación, la cual aunque representa una identidad, forma parte de muchas, que constituye lo que se hace llamar: identidad nacional de los dominicanos.

El tiempo es pertinente para la discusión, si tomamos en consideración las pretensiones de renombrados intelectuales nacionales que en el presente consideran que se debe tomar medida desde el Estado para incidir en la eliminación de nuestra identidad, dada las características perniciosas que ha tomado del mestizaje, sobre todo aquel de piel oscura.

Dicha afirmación, la cual no comparto, ha sido motivo de muchas discusiones por parte de destacadas personalidades dominicanas, sobre todo en lo que se ha llamado tiempo de la dictadura Trujillista, pero como idea estética ha traspasado el ciclo de ese régimen y cada cierto tiempo aparece en nuestro mundo como un gigantesco Goleen en la cultura nacional.

Por ese motivo es apropiado saber que tenemos, como hemos evolucionados, que hemos perdido y cuál debe ser nuestra inquietud para los tiempos venideros.

El libro “Los símbolos de identidad sanjuanera”, es como indican sus autores: José Enrique Méndez y Bismar Galán: “un intento de acercamiento no a la historia total y acabada de San Juan de la Maguana”, sino que han querido aproximar a los lectores al uso que han tenido los elementos que constituyen la realidad sociocultural de San Juan, realidad que se mueve entre lo real e imaginario, lo que en esencia define quien es un sanjuanero.

Desde luego, aunque algunos de los mitos y tradiciones no han podido ser sustituido en el ideario del pueblo, es aceptado en su investigación, las búsquedas históricas, donde se le da característica primordial a los hechos político-sociales que influyeron en el movimiento de las ideas, porque sin eso no es posible analizar el cambiante proceso al que fue sometida la población.

De igual manera, es obligatorio conocer todo proceso social e histórico que produce determinado comportamiento social, porque aunque algunos historiadores pretendan no darle importancia en el devenir cultural, cada época tiene su visión, cada tiempo es conducido por una y diferente sensibilidad estética lo cual para ser comprendida debe de ser conocida por medio de su actitud mental .

En ese sentido constituye un gran acierto de los autores, la búsqueda de los orígenes del sanjuanero y su evolución a través de los años, independientemente de los escases de la fuente y de la poca credibilidad de algunos que pretenden dar explicaciones sobre evento acontecido.

Porque sólo a través de ese recorrido se puede llegar a objetos material o inmaterial que formaron parte del sentir de esas generaciones.

En ese sentido, el trabajo presente, constituye un compendio de historia y narraciones que forman una antología fresca de los orígenes de la ciudad de San Juan.

Sobre los símbolos del pueblo, donde se destacan el folclor, la religiosidad, los personajes, los mitos y diversiones populares, así como sus construcciones. Es pertinente aclarar que los símbolos populares para serlo, deben de tener aceptación de varias generaciones, entre ella la más reciente, porque de lo contrario su simbología será efímera, en ese sentido también debe de entenderse que los monumentos históricos o narraciones históricas de por sí, no son símbolos de identidad, pueden coincidir pero realmente no necesariamente siempre constituyen identidades de conglomerados, esa afirmación pueden esclarecer excesos en cuanto la presentación de simbología.

Hoy sin lugar a discusión se posee en San Juan como simbología místico religiosa el personaje de Oliborio Mateo, con toda su secuela de entonaciones y ritos místico-religiosos, a la cual se agrega el poco estudiado fenómeno de los “palos de los cofrados”.

Como fenómeno de menor intensidad en ese renglón se puede ubicar la creencia de los “Ojitos de Santa Lucia” lo cual no fue analizado en el estudio y de igual manera, la “promesa en Buenatu y Chan –Chan,” para visitar a la virgen de la Altagracia, popular en la década del 50 en San Juan, la cual ha perdido su uso.

Sobre la simbología arquitectónica, que tienen categoría de obras de identidad, es necesario analizar el período trujillista, en el cual se construyo el complejo de la entrada a la ciudad y que contiene desde el ayuntamiento, colegio, escuelas, Arco de Triunfo y hotel Maguana, como bien lo señalan los autores del libro, la demás arquitectura, las cuales tienen importancia para la modernidad, no han adquirido todavía la estatura de simbología de identidad en el consiente del sanjuanero en particular y en sentido general para el dominicano.

Sobre esas obras, y otras construida en la actualidad, no se está realizando valoración estética, la cuales en función de su tiempo muchas fueron bien valoradas, sino que por motivo sociopolítico se convirtieron en obra de bienestar y progreso para la ciudadanía hasta el día de hoy.

El libro en presentación, no informa nada sobre la artesanía en la región, la cual tuvo momentos de auge y hoy parte de la existente se han convertido en piezas de museos. En épocas anteriores, dicha artesanía constituía símbolo de identidad de las tribus Taina del cacicazgo de Maguana.

Esa misma impronta como simbología lo tienen los parques antiguos del poblado pero en menor valoración para el extranjero del entorno, como lo reconocen los autores por medio de diversas valoraciones que han externados diferentes habitantes de los lugares pertenecientes a diversas época del desarrollo de la ciudad.

Otra creencia generacional sobre San Juan es su alta productividad agrícola, convirtiéndose casi en una provincia autosuficiente con relación a las demás, por esa idea es que se denomina El granero del Sur. Los autores analizaron con amplitud esta denominación tomando para la misma, sus antecedentes históricos.

Como construcciones histórica, se tiene: La plaza ceremonial de Juan Herrera, o de los indios, el lugar de fusilamiento del patricio Sánchez y el monumento a la batalla de San Tomé, siendo la primera la más importante por sus aportaciones antropológicas, la cual para el habitante de San Juan también es símbolo de identidad.

De gran importancia para la comunidad dominicana es la identidad gastronómica del sanjuanero, la cual los autores debieron de hacer una mas copiosa investigación en lo que se refiere a la cultura del maíz, porque es en el único lugar de nuestro país que se consume con gran profusión este grano, estando dicha práctica ligada a determinada coyuntura política y a característica étnica.

Hoy su uso está generalizado en toda la región y clases sociales, pero anteriormente socialmente no era así, las regiones donde se utilizaban esas costumbres gastronómicas estaban en la región oeste de la provincia, en medio rural, famosas por su crianzas de ganado caprino.

En fin, el libro puesto hoy en circulación constituye un manual de informaciones para el habitante local y para aquel que desea conocer más de cerca la demarcación, es un principio excelente para continuar descubriendo la procedencia, lo que constituye un aporte valioso para los futuros investigadores, al mismo tiempo en que sitúa al sanjuanero en lugar de privilegio frente a otros pueblos del país en la red mundial de la información, por los conocimientos que pone a disposición de la población, tomando en consideración el grado de emigración que han ocasionados nuestras desventuras sociales, sobre todo en los poblados marginales que integran el gran Granero del Sur de la isla de Santo domingo.

Muchas gracias

25 de Octubre de 2011

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