domingo, 13 de noviembre de 2011

El viaje interrumpido


Por ing. Teodulo Antonio Mercedes

Articulo publicado en la revista Cañabrava numero 138, el 23 de Noviembre del año 2001, en memoria de los caídos en el accidente aéreo.

Los grandes viajes de la dominicanidad comenzaron en los años 40, cuando muchos dominicanos entendieron que no era posible cambiar el gobierno de turno con las correlaciones de fuerzas existentes y al mismo tiempo imposible era el vivir con dignidad y decoro en un gobierno de asesinos y lisonjeros.

Estos viajes concluyeron en Venezuela, Puerto Rico, Cuba y New York.
La segunda olas de viajes se realizo luego de la muerte del dictador Rafael Leonidas Trujillo M. Esta vez los destinos cambiaron levemente: Venezuela Suiza, España, las antillas Inglesas y Holandesas y como siempre .New York.

Nuestros segundos emigrantes no eran políticos, sino dominicanos desamparados social y económicos por las ideas políticas que habían aplicados los gobiernos de turnos.
Con el devenir de los años, nuestros compatriotas lograron construir en diferentes naciones conglomerados urbanos que nos identifica dentro de las pluralidades.

El más representativo de todos sin lugar a duda lo constituye Washington Heights en el norte de la isla de Manhattan en la ciudad de New York.
Sobre el monto total de nuestros compatriotas en Estados Unidos, nadie tiene cifras exactas, debido al flujo misterioso en el ir y venir de una gran parte de nuestros nacionales los cuales evaden los mecanismos de contabilidad.

Pero lo que si apreciamos como razonable es considerar la ciudad de New York, como aquella que tiene en su demarcación la mayor cantidad de Dominicanos después de Santo Domingo .Por esa razón ,es el numero de vuelos de transporte de personal diarios que tienen las dos ciudades que como vasos comunicantes enlazan al mismo pueblo en latitudes diferentes.

Si para el pintor Wasili Kandinsky lo abstracto es el resultado del interés plástico que representa una pintura vista al revés, para el Dominicano la vuelta al revés, desde Estados Unidos no es otra cosa que retornar a sus orígenes, a sus costumbres originales y reforzar sus lazos de consanguinidad.

Por tradiciones, esas necesidades espirituales se desbordan en épocas navideñas y el retorno al origen se convierte en una fiesta de la dominicanidad. Los nacionales se preparan para recibir a los ausentes de todas los latitudes, quienes retornan como reyes magos cargados de obsequios para los familiares y amigos mas cercanos;.Aquel que no puede venir como Gaspar , Melchor o Baltasar ,retorna como la vieja Belén, aportando el regalo de su presencia en el reencuentro de la familia .

De los vuelos periódicos para la unificación y reencuentro quizás el mas famoso será el numero587 de fecha 12 de noviembre del año 2001 de American Airlines ,viaje que según la terminología Griega de Tragedia fue un suceso desgraciado o fatal que produjo temor y lastima, enlutando la natividad de la Republica Dominicana.

En dicha tragedia perdieron su existencia, más de 190 dominicanos haciendo de este evento, el segundo de importancia contabilizado después de la guerra de abril del 1965, donde perecieron más compatriotas.

Su radio de acción es todo el territorio nacional.
La tristeza esta en el sur: Barahona, Bani etc.
El Este: San Pedro, La Romana, el Cibao, Santiago etc.

Pero sobre todo la ciudad de Santo Domingo donde los barrios populares (Villa Consuelo, Los Minas, Villa Carmen, San Carlos) lloran los hijos que interrumpieron sus viajes de regresos a la nación, por otro elegido por el destino.

La tragedia que golpea con la muerte a varios miembros de una sola familia porgue nuestras tradiciones de ayuda y protección siempre nos requiere a caminar acompañados, ha elevado el nivel de solidaridad de los dominicanos y produce una reevaluación de los criterios de las aportaciones de los residentes en el exterior, precisamente en un momento en que la humanidad atraviesa por una crisis mundial.

Nuestra comunidad ha demostrado que tiene un peso específico que ha de tomarse en consideración en la ciudad de New York, por eso, son las manifestaciones de condolencia y solidaridad exhibidas por las autoridades de la ciudad, así como de las iglesias en sus diferentes grupos, que recuerdan a los caídos con diferentes actos.

De idéntica forma Manhattan recuerda sus hijos Dominicanos, con altares improvisados en los andenes donde los velones, retratos de la virgen de Altagracia y la bandera Dominicana se unifican en memoria de los buenos compañeros ido a destiempo, manifestación cultural desconocidos en la isla de Juan Pablo Duarte y muestra del producto del sincretismo cultural entre lo nuestro y parte de la cultura Norteamericana.

Los que perecieron en el vuelo numero 587, aquellos que no llegaron a la patria en su viaje de retorno, serán recordados de manera individual por sus familiares y de manera colectivas por todos los dominicanos independiente de los lugares donde se encuentren, porque representan nuestra moderna nacionalidad esparcida por diferentes latitudes, la cual sobrevivirá sobre los accidentes aéreos y los conflictos internacionales para beneplácito de nuestros fundadores patrios.

Todo tiene su tiempo dice Eclesiastés, pero sobre el temor, la nostalgia y la tristeza continuamos esperando la redención social que haga imposible el extrañamiento por necesidades económicas, como las sufridas por una parte que abordo el vuelo de la muerte: el 587 de American Airlines.

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