domingo, 21 de diciembre de 2008

La Batalla De Santomé


Uno de los acontecimientos históricos más importantes de la participación de San Juan de la Maguana, y de los sanjuaneros, en las luchas de independencia, es la Batalla de Santomé, librada en esta sabana, valle o pradería, localizada al Este de la ciudad de San Juan de la Maguana. En el marco de las luchas frente a los haitianos, se desarrollaba este enfrentamiento en 1855, con la participación de figuras importantes, como el General José María Cabral y Luna, el General Eusebio Puello, Juan Contreras, Aniceto Martínez, Bernardino Pérez y muchos más, del lado dominicano.

Dada la importancia de esta batalla y la relevancia de los personajes involucrados, su estudio ha generado interpretaciones que difieren en algunos aspectos. Estas diferencias han sido analizadas en las últimas décadas y sin embargo aún subsisten puntos de desacuerdo. Uno de los autores que más detalle ofrece sobre Santomé es Víctor Garrido en su obra ‘Los Puello’ (1959); también Marrero Aristy en ‘La República Dominicana’ ofrece importantes detalles sobre pormenores de la batalla, al igual que otros historiadores. En algunos casos se nota el apasionamiento característico de la época antihaitiana que se vivía en el país y especialmente en los pueblos de la frontera. En otros, es visible el esfuerzo por la ‘objetividad’ de los detalles, a pesar del ‘sesgo’ que produce la condición de actor en el proceso descrito, o la vinculación a intereses envueltos en esos episodios históricos. Tal vez no es el tiempo ni el espacio para dilucidar estas divergencias; sin embargo conviene, mediante una aproximación a este debate, relevar algunos puntos, a través de textos que plantean estas divergencias, como un adelanto al necesario estudio pormenorizado y documentado de cada una de las diferencias en torno a la Batalla de Santomé.

Esta Síntesis se realiza basándose en tres textos que posibilitan destacar algunos de los aspectos divergentes: a) ‘Los Puello’ de Víctor Garrido (1959), b) ‘La Batalla de Santomé y su Trascendencia en la Independencia Nacional, ensayo del Dr. Sobieski de León (1993) y c) ‘La Batalla de Santomé: causas y Consecuencias’, de Rafael Pineda (1993); tres autores sanjuaneros, con algunas acotaciones de otro autor sanjuanero: Manuel de Jesús Rodríguez Varona, en ‘Héroes Distinguidos de la Restauración y los Seis años en el Sur y Suroeste de la República’(1944).

En lugar de pretender fijar posiciones concluyentes, lo que se busca es abrir debates, ‘arrojar luz'; en fin, provocar la búsqueda de la verdad, contraponiendo la retícula de los diversos enfoques históricos, en procura del conocimiento intuitivo, verídico, de los acontecimientos de la Batalla de Santomé.

A pesar de que "Las potencias habían logrado una especie de tregua en la guerra que aniquilaba a los dos pueblos desde el 1844"(1), la nación Dominicana, continuaba siendo codiciada por las potencias imperiales de España, Francia y Estados Unidos, que "jugaban a cual se apoderaba primero de la joven República Dominicana" (2).

Las denunciadas pretensiones del Presidente de turno, General Pedro Santana, de entregar a los Estados Unidos de Norte América la Bahía de Samaná, a cambio de protectorado, fue motivo "que haría decidirse al emperador haitiano Faustíno I, conocido también como Soulouque a ordenar una movilización nacional y organizar con labradores y campesinos un ejército de 30,000 hombres" (3).

El General José María Cabral y Luna, quien poseía claras ideas acerca del camino correcto para la construcción de la Nación Dominicana, hubo de ser nombrado Jefe Superior de Operaciones en las filas del ejército libertador. "En noviembre de 1855, el Coronel Puello se enfermó de gravedad. Se hizo necesario sustituirlo interinamente y el Ministro de Guerra escogió al Gral. José María Cabral (1).

"El General Cabral estaba considerado como adversario del General Santana"(1). Razones las encontramos en su actitud asumida a raíz del fusilamiento 'pasional' del General Duvergé, cuando en sus palabras dirigidas a Santana le expresó: 'Desde que se dijo Dios, Patria, y Libertad, donde quiera que se ha combatido he estado yo allí; y esto me da derecho a protestar y reconvenirle por el fusilamiento del General Duvergé' (4).

Para algunos el "Coronel Eusebio Puello, era el ojo y el oído de Santana en la frontera, Puello y Santana conocían las ideas de Cabral; más aun, es posible que Santana conociera las ideas liberales de Cabral por medio de Puello"(121,2).

Manuel de Jesús Rodríguez llega a considerar que "En ocasión de la batalla de Santomé, el 22 de diciembre de 1855, al despachar Santana a Cabral como jefe de operaciones en dicha acción de guerra, le dijo estas palabras: 'General Cabral, si los haitianos beben el agua del Río San Juan, vállase con ellos; esto así porque ya Santana se mantenía en prevenciones contra Cabral que aguardaba cualquier motivo para eliminarlo" (4).

Sin embargo, Víctor Garrido destaca el alma generosa y leal del Coronel Puello, cuando en misiva enviada a Santana "encomia a su conducta y su capacidad militares; refiriéndose al General Cabral dice digna de poner en su conocimiento es la bella conducta del General Cabral, la cual me empeño en eternizar más y más" (1).

El pueblo de San Juan, jugó su papel protagónico, eternizando con su arrojo como uno de los pueblos que contribuyeron a la independencia nacional: "fueron instalados campos de entrenamiento militar con la incorporación de casi toda la fuerza productiva de la zona. Los sanjuaneros se hicieron diestros en el uso de las armas y muchos fueron expertos tiradores"(2).

La lucha era desigual, la superioridad en armas del ejército invasor le permitió en principio que con "el ejército del centro, mandado por el propio Emperador, desalojó las avanzadas dominicanas de La Meseta y el 18 ocupó a Cachimán a la vista del Coronel Aniceto Martínez, Jefe del Puesto de Comendador, quien se repliega sobre Las Matas de Farfán en donde se hallaban el General Cabral y el Coronel Puello en previsión de los sucesos" (1).

Con avances y retrocesos, "estos a su vez se retiran sobre San Juan que escogieron para resistir con las tropas que lograron juntar"(Id).

Para el Dr. Sobieski de León 'Fue precisamente el General Cabral quien escogió las tropas y el terreno donde se abría de hacer la resistencia definitiva al ejército invasor tan sólo cuatro días después. La elección del lugar resultó VITAL para la defensa de la soberanía y la derrota de las fuerzas haitianas, tres veces más numerosas que las nacionales. Sólo un jefe y alto estratega militar podía tomar una decisión de esa naturaleza. Nadie tampoco menciona a otro que no fuera a Cabral en esa estrategia"(3).

La estrategia de la lucha es descrita por Rafael Pineda en los términos siguientes: "El General Cabral puso en movimiento la maquinaria de su ejército dividido en tres columnas, comandando él mismo la vanguardia;... La del centro, en que iba el General Contreras, por el Coronel Aniceto Martínez; y la de retaguardia, por el General Bernardino Pérez, apoyadas en numerosas fuerzas de caballería (...) Cabral se organizó en Santomé y atrincheró estratégicamente sus fuerzas. Allí esperó al enemigo"(44,8). Apoyado en J. G. García, Rafael Pineda afirma que 'Escogió por campo de batalla el terreno que le pareció más apropiado para la defensa en aquellas llanuras' (Id).

Sobieski de León analiza que "Nadie menciona al General Contreras en las actividades militares anteriores al 22 de diciembre en la zona, sino para indicar que perdió el mando superior por disposición del gobierno, mientras que otros lo atribuyen a que sufría ataques epilépticos. Es precisamente a Cabral a quien se elogia 'lo bien planeada de la defensa': Abierta en abanico en dos alas y un cuerpo; a la derecha, hacia el fundo de Pepe Herrera; a la izquierda, hacia el límite con Chalona; en medio, un cuerpo central equidistante de ambas, en el viejo camino Las Matas de Farfán-San Juan de la Maguana" (3).

Sin embargo, Víctor Garrido habla en otros términos: “El análisis crítico de esta batalla deja en el ánimo una idea confusa de lo allí ocurrido. Hay hechos que por la incoherencia con que son relatados impresionan como inexactos; detalles que tienen colorido de irrealidad. Ni siquiera están de acuerdo los narradores del histórico suceso para señalar sin discrepancia al jefe superior de la batalla y se mencionan honrosamente, desfigurado los hechos, altos oficiales que pudieron ser llevados sin injusticia ante los consejos de guerra" (1). En aquel instante de asalto espiritual, los hechos narrados por Marco Cabral, citados por Víctor Garrido en Los Puello, cuentan que “como a eso de las 11 a.m. empezaron a cejar nuestras tropas (…) Era la 1p.m. cuando el ejército dominicano se replegaba en buen orden guarneciéndose en la ceja del monte que separa la sabana de Santomé del río San Juan teniendo ahí un corto respiro (1).

Reorganizadas las tropas, “El General Cabral combate en primera línea abriéndose paso entre las tropas y el sargento Juan Belis se ve precipitado a hacerle esta advertencia: ‘General, ese no es su puesto, pues ahí puede usted peligrar de un momento a otro’. A esas palabras, el comandante de los ejércitos fronterizos del sur responde ‘yo no estoy aquí para cuidar mi vida, sino para salvar la independencia nacional’ y siguió ocupando los primeros lugares del combate” (2).

Rafael Pineda recrea los hechos de la siguiente manera: “Los dominicanos tuvieron que ceder posiciones ante la aplastante fuerza enemiga que fue ocupando puntos abandonados. El Batallón de Baní partió por orden del general Cabral (quien actuó instruido por el mando central) a reformar a las tropas del general Sosa que a esa misma hora estaban batiéndose en Cambronal, Neyba” (2).

El Dr. Sobieski de León, interpreta el apoyo recibido del Batallón Baní en estos términos: “Su llegada sería providencial después de la 1:30 de la tarde. Fue la providencia de Cabral con esta orden precisa en el momento preciso, y no la ‘providencia divina’, lo que salvó la situación (3).

Marco Cabral amplía: “El ejército dominicano, rodilla en tierra saluda al ejército haitiano con una lluvia de fuego; el pajón de la sabana se enciende de casualidad o de propósito y el viento arrojaba el humo y la candela sobre el ejército haitiano (…) El abanderado del batallón de Baní Hipólito Caro, corre, se precipita delante de Cabral y clava su bandera y el ejército entero, como movido por un resorte sale del bosque, entra en la ceniza candente de la paja quemada” (1).

“La brisa, de pronto, sopla hacia los haitianos, cuyas piernas quedan atrapadas por las llamas y la respiración dificultada por el humo” (3).

Cuestionando los hechos, Víctor Garrido analiza de esta forma: “...Si a las dos y media de la tarde las tropas haitianas desembocan en la Sabana de Santomé o por los diferentes caminos, dónde se había efectuado la primera parte de la batalla? No parece lógico suponer que los haitianos después de apoderarse de la sabana en la función inconclusa de la mañana se retirasen para verse obligados a retomarla en la tarde. Si el ejército dominicano lo esperaba en la ceja de monte en que se guareció, como se desprende de las palabras ‘el ejército entero sale del bosque’, cómo pudieron contribuir los pajonales encendidos, agitados por el viento a la derrota del haitiano, si para poder atacar al ejército dominicano, refugiado en la orilla del río San Juan, habría tenido forzosamente que atravesar antes la sabana de oeste a este?” (1).

La interpretación del desenlace narrado por Víctor Garrido es diferente: “El general Bernardino Pérez, jefe de la retaguardia se derrota, presumiblemente sin participar en la refriega. Arrastra sin que se sepa porqué, a la caballería al mando del General Modesto Díaz (…) Si existe realmente un mando superior, si hay una autoridad dirigiendo la máquina de guerra en aquellos momentos críticos no se advierte(…) Para el General Cabral la batalla está perdida. Lo estuvo hasta las dos de la tarde (…) piensa en suicidarse (…)dicta sus disposiciones testamentares” (1).

Rafael Pineda, en parte aprueba lo antes enunciado cuando comenta: “Acostumbrado a las victorias, sintió temor de sufrir una derrota, en el plano militar era un experto que había pasado todas las pruebas. A galope llegó un mensajero de guerra portando un telegrama. Cabral abrió la página y encontró en ella un temible mensaje de sólo 14 palabras, firmado por el general Pedro Santana: ‘AY DE USTED, GENERAL, SI LOS HAITIANOS BEBEN EL AGUA DEL RIO SAN JUAN’. La amenaza pesó en su ánimo y tomó la decisión de suicidarse, primero muerto, antes de sufrir la humillación de presentarse derrotado ante su peor enemigo” (3).

Garrido afirma: “Está desalentado. No ve sino la muerte. La amenaza mortal de Santana gravita en su ánimo a 22 leguas de Azua (…) El Coronel Puello, en cambio, conserva su firmeza moral, toda la lucidez para apreciar la situación. Es el único oficial dirigente que mantiene los sesos en su lugar. Reacciona con fuerza de argumentos contra la intención suicida de su general “ (1), “poniéndole la mano sobre el hombro le dice: ‘General, descarte ese erróneo pensamiento; usted ha sido seleccionado para dirigir esta batalla y ha de ser el último soldado en caer. Ante esas palabras de Puello, se reanima, concibe nueva táctica y estrategia y reorganiza las tropas (2).

El Dr. Sobieski de León tiene una visión personal diferente de los hechos: ‘No, el repliegue final que hiciera Cabral en la ceja occidental del río San Juan mientras esperaba el Batallón Baní, no había sido una huida. No cabe duda que fue ‘una gran emboscada’ al ejército haitiano para que entrara de lleno a la Sabana. La quema de los pajonales no podía ser casual (…) Es fantástico afirmar que Cabral quiso suicidarse, que se deprimió tanto con una supuesta ‘derrota’ en la mañana, que hasta hizo testamento y se moría de miedo ante la supuesta amenaza de muerte que pendía de su cuello proferida por Santana y el antecedente de haberle fusilado dos hermanos por chismes políticos.(…) Allí no había tiempo para otra cosa que no fuera para pensar en la gloria” (3).

Rafael Pineda, citando a T. H. Arvelo, narra el combate feroz y sangriento entre le Gral. Cabral y el duque de Tiburón: “En medio del fragor de la lucha y en momentos de indecisión de ambas partes contendientes en lo tocante a llevarse la palma de la victoria, el general Cabral se adelantó a las avanzadas de sus tropas y lanzó un reto personal al jefe de los haitianos. De entre las filas de estos emergió el general Antoine Pierre, duque de Tiburón, en señal de aprobación del reto. El combate fue feroz y sangriento” (2), “José María Cabral, derrotó en duelo personal a Antoine Pierre, Duque de Tiburón, y le cortó la cabeza” (3). Esta versión del duelo es descrita por el Dr. Canó en los términos siguientes “Las Matas es arrollada por las fuerzas invasoras, pero al derrotarlas vergonzosamente el Gral. José María Cabral en dicho sitio, venciendo en combate singular al Gral. Antoine Pierre, duque de Tiburón, cuya cabeza desprendida de su cuerpo lanzaba fustros a su agresor,…”(5).

Rafael Pineda hace la siguiente precisión: "La Sabana de Santomé se convirtió en un infierno que no pudieron soportar por más tiempo los haitianos que, sintiéndose derrotados emprendieron la huida, despavoridos. Derrotados en toda la línea. (…) La batalla terminó (…) El pueblo en armas superó las dificultades iniciales”(2).

Víctor Garrido continuó con sus dudas: “Cómo es posible creer que el general Cabral derribase de un disparo al duque, que se apease del caballo, que ante el intento del duque de quitarle la espada lo rematara con la culata de su carabina, que volviese a montar el caballo, arrastrando consigo al duque, y que los soldados que rodeaban a éste no intentasen siquiera defenderse? (1).

1. GARRIDO, Víctor: Los Puello. Segunda edición. Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos. Editora Taller, Santo Domingo, 1974.

2. PINEDA, Rafael: La Batalla de Santomé, causas y consecuencias. Santo Domingo, 1993.

3.

DE LEON, Sobieski: “La Batalla de Santomé y su trascendencia en la independencia Nacional”. Ensayo Histórico.

4. RODRIGUEZ VARONA, Manuel de Jesús: Héroes Distinguidos de la Restauración y los Seis Años en el Sur y Suroeste de la República. Impresora Arte y Cine, Santo Domingo, 1997.

5. CANO FORTUNA, César Augusto: Las Matas de Farfán: Pasado y Presente. Industria Gráfica, Santo Domingo, s/f

Obra “San Juan de la Maguana una Introducción a Su Historia de Cara Al Futuro, Luis Enrique Matos, José Enrique Méndez Díaz, Carlos Vicente Castillo

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