jueves, 21 de enero de 2010
Apenando por la desgracia que sufren nuestros Conisleños en Haití
Rafael L. Lama [rlama@caribe.net]
Les pido mis excusas a todos aquellos que me han enviado email y no los haya contestado rápido. Al dia siguiente del Terremoto de Haití (Enero 12) tuve que enviar mi PC a E.U. para una reparación. Ahora me estoy poniendo al dia.
Saludos, y muy apenando por la desgracia que sufren nuestros Conisleños en Haití. Se que la desesperación es grande y el deseo de ayudar es mayor. No descansemos hasta ver la gente de esa nación viviendo una vida digna de todo ser humano.
Perdonen el término que he usado de Conisleño,pero si existe el termino Conciudadano deberia existir Conisleño, y si no existia acaba de nacer. Estoy seguro que si fueramos compatriotas la vida de toda esa gente no sería de tanto sufrimiento, pero les tocó la desgracia de alojarse en la parte mas árida, seca y pedregosa de la Isla de Santo Domingo, tratando de redimirse de la esclavitud a que un dia fueron sometidos sus antepasados.
Se que la historia que nos enseñaron a los dominicanos en las escuelas cuando niños, nos traumatizó con las imagenes que nos mostraron cuando los haitianos ocuparon por 22 años nuestra tierra, donde nos mostraban a niños dominicanos siendo lanzados al aire y ensartados con las bayonetas de los rifles. Nuestro trauma es como una grabadora implantada en nuestros cerebros que toca la cinta de esas imagenes cada vez que oimos Haiti, pero si eso fue verdad la crueldad no fue nada menor que los asesinatos que fueron cometidos por trujillo a los haitianos, al igual que los cometio con miles de dominicanos. Sin embargo creo que es momento de olvidar esa historia, quemar esa cinta, y remover ese implante, para que podamos hacer de la isla de Santo Domingo una isla mas humana, una isla de menos desgracia.
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