miércoles, 1 de junio de 2011

LA NOCHE DEL SINIESTRO

Cuento/Caonabo Peña

Era la media noche cuando el músico llego al laboratorio de ensayo, abrió el gigantesco estuche de su contrabajo, y de inmediato inicio sus acostumbrados ensayos.

Los demás instrumentos, permanecieron inmóviles dentro de sus forros y estuches, a la espera de los once compañeros que formaban el conjunto musical.

Mauricio Fontanarrosa, aquella noche, describió como nunca jamás las notas del pentagrama Musical.

Era las doce de la noche, cuando todos los instrumentos salieron de su envoltura y hacían eco de una melodía sonora y extraña.

El ambiente se recrudeció y la noche se torno gris opalescente, en medio de una música sacra.

Apenas habían trascurrido tres meses del accidente y esta era la primera vez que Mauricio visitaba el laboratorio de grabaciones.

Fontanarrosa tenía la vista fija en un retrato que colgaba de la pared, sobre una alcayata, con un candelabro encendido, en reverencia de un recordatorio.

En cambio de su gran alegría, en el laboratorio de ensayó, se advertía una lúgubre señal de un triste siniestro que se avecinaba en las horas mas nocturnas.

Sus compañeros estaban programados llegar al laboratorio de grabaciones a las cuatro de la madrugada justamente.

Era justamente las tres y cuarenta y cinco minutos, hora de la madrugada, cuando el más excelente y experimentado músico del contrabajo, de todos los tiempos, de aquella comarca de villa Ercilia, comenzó a desprenderse los miembros de su cuerpo, uno por uno.

Ya la noche había cobrado su entera definición, cuando quedó impreso dentro del Armazón de su instrumento.

La madrugada, ahora adquirió un acento sepulcral, con olores extraños a incienso, mirra y aflicción.

Una brisa espasmódica, acompañada de una negritud, mas allá de los limites de la oscuridad mas fúnebre, envolvió el laboratorio.

Fue entonces que, a la llegada de sus once compañeros al centro de grabaciones, al ver en pedazos los miembros del extinto quedaron sin vida, al lado de sus respectivos instrumentos.

CUENTO

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