miércoles, 1 de junio de 2011

Una anécdota de Lilís



Al general Lilís se le atribuye un repertorio de interesantes anécdotas, algunas de las cuales quizás sean falsificadas. La que voy a contar es del número de las auténticas.

Durante las campañas que hizo Lilís por el Sur conoció y estrechó relaciones con los generales Audón de Nova y Victoriano Alcántara (Ampallé). Llegado a la cima del poder, buscó sus viejos amigos y los situó en los lugares que juzgó conveniente para sus intereses políticos: el Gral. de Nova en la Jefatura Comunal de Las Matas de Farfán; Ampallé en la Jefatura de Fronteras con asiento en Bánica. Entre ambos generales surgieron de inmediato discrepancias y rivalidades cuyo final se sabía: la eliminación de uno de los dos.

Lilís tenía mayor aprecio por el Gral. de Nova, cuya seriedad y hombría conocía y deseando conservarlo lo llamó a la Capital para decirle:

—General Audón, me he enterado de que hay tramas contra su vida. No se deje matar.

El consejo tenía un propósito, pero el Gral. de Nova era demasiado noble y valiente para ser criminal. Sonrió a las palabras de Lilís, pero le hizo oído sordo a la amistosa advertencia.

Audón regresó a sus lares. Incapaz de un pensamiento pecaminoso no tomó precauciones para defender su vida ni para poner en práctica el consejo de Lilís. Unos cuantos meses después caía abatido en una alevosa emboscada.

Al tener Lilís conocimiento de lo ocurrido, dijo socarronamente:

—Se perdió un amigo; hay que conservar el otro.

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