miércoles, 10 de agosto de 2011

Las memorias ancestrales del presente




Fátima Portorreal


Hoy 9 de agosto se celebra en el mundo el día de los pueblos originarios. Esta conmemoración se inició con la resolución 49/214 del 23 de diciembre de 1994 dada por la Asamblea General de la O.N.U. Pero esta iniciativa no ha bastado para que los pueblos indígenas de todo el mundo puedan solucionar los problemas que afrontan en la esfera de salud, educación, derechos humanos, territoriales, ambientales, económicos y sociales.
A pesar de que han pasado 17 años de emitida esta resolución, todavía se continua demandando y luchando porque se reconozcan los derechos humanos de estos pueblos. Las pérdidas son irreparables, poblaciones completas han sido exterminadas por enfermedades introducidas por grupos foráneos o exterminados por contrabandistas de madera, metales entre otros recursos en la zona donde todavía residen estas poblaciones. De la 7, 000 lenguas que se hablan en el mundo, 4, 000 pertenecen a estos pueblos.
Los pueblos aislados y no contactados necesitan ser respetados. Se conocen más de 200 pueblos indígenas aislados que corren el peligro de desaparecer. Hoy hacemos un llamado al mundo para que reconozcan el derecho de los pueblos originarios a la supervivencia y autodeterminación. De nosotros /as dependerá que éstos pueblos del presente y del pasado puedan seguir existiendo.
Su legado es inmenso como culturas prístinas. Necesitamos sus memorias ancestrales para el cuidado del planeta, la producción de alimentos, la protección de los ecosistemas y sus conocimientos de plantas medicinales. Hoy más que nunca recordamos que muchas medicinas usadas actualmente hacen posible la curación de enfermedades, basta recordar que sin el Curare de los indígenas de América del sur, las operaciones a corazón abierto no se pudieran realizar.
Los pueblos originarios protegen nuestra ecología, ya que han sido los centinelas de las selvas y han demostrado tener el conocimiento suficiente para usar y manejar los recursos sin agotarlos, ni destruirlos. Los ejemplos son incontables, las mujeres Awás del este de la Amazonía cuidan de los monos huérfanos dándole de mamar y otros conocen cientos de plantas para curar enfermedades. El conocimiento de estas culturas es vital para la protección, conservación de especies y de nuestro planeta. Y qué decir de su legado y contribución a la diversidad cultural y humana.
En República Dominicana las riquezas que han legado los pueblos originarios no pueden ser inventariadas, porque su memoria pervive, se recrea y resiste continuamente de los embates y desafueros de la colonialidad. En nuestro país no han desaparecido los pueblos originarios ni su legado, todo lo contrario subsisten día a día demandando tierra, produciendo los alimentos y reproduciendo la memorias ancestrales que legaron los abuelos taínos y africanos. Hoy conmemoró y apuesto al respecto por la diversidad cultural en República Dominicana y el mundo.

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