miércoles, 10 de agosto de 2011

RASGANDO EL VELO QUE DA PASO A LA ESPERANZA


Manifiesto 2011 del Consejo de Ancianos y Ancianas de la Fundación Guabancex Viento y Agua


Christian Martinez, director del Museo, Amable Lopez Melendez y Gustavo Ubri disfrutan del evento



Fatima Portorreal e Iris Mondesert leen el Manifiesto Guabancex 2011



Jorge Puello Soriano (El Men) y dos de sus hijos honraron el acto con su presencia



Don Bienvenido Marmolejos ha sido el alma del acercamiento con los talladores indigenas de La Malena.



Victor Camilo inspecciona una de las piezas en exhicion.


Día Internacional de los Pueblos Originarios, 09 de agosto, 2011, 7-9:30 PM
Museo del Hombre Dominicano, Plaza de la Cultura, Santo Domingo

Hace 25 años era inconcebible plantearse como algo digno de discusión la mera posibilidad de que existiese en la población dominicana actual, la supervivencia de prácticas culturales significativas de los antiguos pueblos originarios de la isla. Hoy rebatimos a la historia oficial su falsa memoria y la falsificación de nuestra historia. La colonialidad no ha podido quitarnos lo que somos.

En la escuela aprendimos como un dogma que éramos seres importados, mezcla de europeos y africanos. En el siglo antepasado, nos veíamos como blancos, pero de la “tierra”, significando con esto que de alguna forma nuestra "pureza" quedaba relativamente en entredicho.

Hoy podemos modificar y mejorar los inventarios que tenemos sobre las culturas antiguas. Ya no son solo voces o palabras en uso como refieren las largas listas públicas. Hoy Estamos aquí, blancos, negros y arawuacos desde hace 519 años compartiendo una historia de aciertos y desaciertos, donde se nos ha conculcado la palabra. Una historia vivida y recreada al margen de lo que cuentan los “estudiosos” dominicanos de la cultura.

Según la historia oficial los pueblos originarios habían sido diezmados, aniquilados y suprimidos culturalmente en pocas décadas, en las cuales reinó la más abyecta crueldad e inhumanidad. Hoy se conoce la falsedad de estos supuestos que intentaron borrar la presencia de la cultura indígena de los textos oficiales y de la memoria de la gente. Hoy alzamos los brazos y nos indignamos por la segregación, la crueldad, las injusticias y muertes de los jóvenes en los barrios. Hoy estamos aquí resistiendo en todos los frentes, cara a la batea de ropa sin lavar, labrando las piedras, haciendo parir de la tierra la yuca y el maíz. Guayando la yuca, tainos.

Hoy sabemos que la población aborigen siempre fue percibida como ajena al conglomerado nacional. Fue obliterada totalmente, mientras se decía que apenas quedaban algunos residuos y vestigios de su existencia. Hoy estamos aquí tocando los fotutos de caracoles y el mayohuacán, tambor sagrado taíno de la resistencia, a la vez que proponemos una estética distinta y se agrietan las brechas de la colonialidad.

Hoy sabemos, que las culturas de nuestros ancestros han sobrevivido ante la vista de todos, pero sin que el poder del otro pueda percatarse de ello. Hoy sabemos que en las márgenes de la cultura subsisten muchas prácticas, experiencias cotidianas, costumbres, imaginarios y estructuras simbólicas que ya no flotan en un limbo de oscuridad e inconsciencia. Hoy sabemos que el poder de la memoria ancestral emerge para exigir desde la experiencia local, la simetría de derechos, legitimación y escucha abierta.

Hoy sabemos que el velo se ha rasgado y aparecen por doquier costumbres, prácticas religiosas, obras de arte, sonrisas y gestos, memorias recreadas o no, en fin un muestrario de la persistencia de las culturas ancestrales y que se recompone constantemente volviendo a sus orígenes más arcaicos. Hoy ya no somos comunidades que se ocultan tras memorias de olvidos.

Hoy somos sujetos que nos reapropiamos de nuestra identidad fluida, críticamente y con fines descolonizadores. Hoy estamos aquí para decirnos que ya no somos un proyecto: somos la pluriversalidad, la polisíntesis aglutinante, que modela nuevos imaginarios sociales y culturales, que permanece con sus explícitas diferencias rasgando lo que está localizado en el porvenir.

Hoy decimos que somos la genealogía radical de la opción descolonial, que se hace presente en las prácticas comunitarias y en los movimientos sociales. Hoy estamos aquí, y podemos asegurar que se rasgó el velo que da paso a la esperanza.

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