viernes, 5 de agosto de 2011
Liborismo etnicidad o toma de conciencia de identidad
Fragmento de la Obra laureada Símbolos de identidad sanjuanera/Bismar Galán'José Enrique Méndez
Para un considerable grupo de antropólogos y estudiosos de las ciencias sociales, el movimiento liborista, como movimiento mesiánico, es generador de conciencia étnica, asume los procesos de etnicidad o toma de conciencia de identidad, a la vez que está asociado casi siempre a una identificación del grupo orientada hacia el pasado, como símbolo del nacimiento de una nación….
Hay asociado al liborismo una visión colectiva en la religiosidad del ser sanjuanero, que es práctica cultural libertaria de resistencia, generadora de vínculos de identidad, que le permite luchar por transformar su realidad. Para algunos intelectuales la lectura de la obra liborista, analizada desde la perspectiva antropológica estructural de Claude Lévi-Strauss es
una percepción mesiánica que asume un territorio de libertad en un espacio ideal construido
con la idea de razón libertaria, y un vínculo de identidad.
Para el destacado escritor dominicano, Andrés L. Mateo: La gesta liborista, su imaginario mágico religioso, es un eslabón indesterrable de la aventura espiritual de los dominicanos, frente a la incertidumbre que se despliega junto a los acontecimientos históricos que está viviendo el país, Liborio representa una cierta visión de redención, de seguridad individual; y un espacio que fortalece lo propio. (…) Como mito, el liborismo se sitúa en una relación de correlación y oposición con un ritual de otra cultura: la del interventor yanki.
En la obra Temas de Salud Mental, del psiquiatra sanjuanero, Dr. Anulfo Mateo Pérez leemos:
Sus seguidores dicen que era un hombre justo, que hacía bien a todos y nunca cobraba por sus servicios. Vinculado a sectores políticos que proclamaban justicia por lo que “muchos latifundistas de entonces se sobrecogían de espanto cuando sus numerosas legiones armadas trataron de repartir la tierra de San Juan de la Maguana”.
Gran cantidad de hombres armados se concentraron en su hogar y pasaban gran parte del tiempo junto a él. Siempre le acompañaba su apóstol predilecto Juan Samuel, un santomero enredado en la política y en las enseñanzas del que fuera un predicador y guerrillero de las montañas sanjuaneras.
Durante la intervención militar norteamericana de 1916-1924, fue perseguido y se produjo un enfrentamiento armado entre Liborio y sus seguidores de un lado, y por el otro, las tropas extranjeras. Algunos soldados norteamericanos cayeron en las montañas de La Maguana. Unos de los hijos de Liborio fue herido en la lucha y éste dijo que: “donde muere un hijo mío muero yo”, volviendo sus pasos hacia atrás, siendo herido, apresado y posteriormente fusilado
por un pelotón de marines, bajo el mando del capitán Willians...../.....)
Como es palpable en las páginas anteriores no se trata de un personaje cualquiera, sino de un hombre que se ha erigido como símbolo desde diversas perspectivas, como no ha sucedido con ningún otro en la geografía dominicana. Liborio Mateo ha dejado de ser el individuo racional, el campesino, el luchador y curandero para servir de símbolo a toda una comunidad que, quiéralo o no, es representada a través de él, sobre todo hacia el exterior del grupo sanjuanero.
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