“Algunos datos históricos de San Juan de la Maguana” Miguel Ángel Monclus-
Las tragedias de aquellas mudanzas forzadas y en masa no están descritas por ningún contemporáneo, pero a 340 años de distancia, es posible imaginar lo que fueron. En lo que respecta a las pérdidas materiales, baste citar el ejemplo de Antonio Jaques Carvajal, uno de los desalojados de la banda del Norte: Según relación que hace el propio Jaques Carvajal, perdió “35,000 ducados de cuartos, porque se le despoblaron dos hatos de ganado vacuno, nombrados Cana y Guamal con 2000 cabezas de ganado manso que se le perdieron en el camino hasta llegar a los sitios que se señalaron, por los malos pastos, atolladeros, mosquitos, jejenes y otras plagas; más el ganado y yeguadas cimarrones, donde había para sacar cada año, 2000 cueros de toros morrunos y domar más de 500 caballos y yeguas, además se murieron en el traslado 90 caballos y yeguas del servicio de los hatos”.
Realizada la despoblación, se fijó el río Neyba desde su desembocadura, como guardarraya que era prohibido traspasar, so pena de la vida. Y esas penas de la vida se ejecutaban en formas que constituían verdaderos martirios. He aquí un ejemplo. A un moreno sanjuanero llamado Illescas, reo de rescate, lo condenaron en la siguiente forma “donde quiera que pueda ser habido -decía la sentencia- sea preso por cualquier justicias y otras personas, y si en la dicha prisión se defendiere, le pueden matar libremente, y preso, sea traído a buen recaudo a la cárcel de esta Corte y de allí sea sacada caballero en una bestia de carga con una soga a la garganta y pies y manos atados y con voz de pregonero que manifieste su delito, sea traído por las calles publicas de esta dicha ciudad de Azua, y de allí sea llevado al rollo y horca de ella, y allí sea colgado del pescuezo los pies altos del suelo hasta que naturalmente muera, y de allí quitado y hecho cuartos y puesto por los caminos de esta Ciudad, y la cabeza asimismo sea cortada y puesta encima del mismo rollo, para que se manifieste su delito, asimismo le sea su casa y bohío que tiene en San Juan de la Maguana derrocado por el suelo y arada de sal y puesto en medio de ella un palo alto con padrón y escrito que manifieste su delito para ejemplo de los demás”.
Naturalmente con ejemplo como ese, el valle de la Maguana quedó definitivamente cerrado para toda existencia humana. El ganado rezagado que era mucho, se volvió chicharrón; crecieron malezas, se borraron los caminos y cundió la desolación por todos estos sitios, hasta cuando por fin, como Fenix, san Juan resurgiera de sus propias cenizas.
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