martes, 26 de diciembre de 2017

AÑO 2018 : OLOR DE ALMENDRAS.-




Américo Valenzuela G
Te reconoces parte del universo, de la naturaleza del mundo, de un continente, de una región, de la estirpe humana, de la familia, de la sociedad,  y de la cultura de una nación con todas sus tradiciones y costumbres. Eres consciente de tu condición interdependiente y entrelazada dentro de ese ámbito globalizador. 
Y llegas a comprender esa parte tuya intrínseca e íntima conocida por dignidad. A ella abroga un valor. Eso hace cada miembro del colectivo humano, asigna un valor  a su propia dignidad.  Cada uno de quienes te rodean y de quienes se asocian y se nuclean institucionalmente, posee su propia dignidad.
Esa suma es la Dignidad Nacional. La dignidad de ellos te afecta, y la tuya afecta la dignidad de ellos. Lucha por respetar y por mantener incluso ensanchar el océano claro y resplandeciente asignado a tu propia dignidad humana. Cuando la dignidad de algunos del colectivo acrisola, el efecto pasa a todos, y una nación puede alcanzar ese nivel de dignidad diamantina.
Pero si uno solo hiere su propia dignidad, ofende a todos a la vez.  De igual manera si tu ofendes la dignidad de los otros, y cuando los demás ofenden tu dignidad.  Dignidad, Honra, y Honor. Es esa la base del verdadero orgullo humano, nacional, planetario, cósmico. Más que salud y felicidad, incluso por encima de la prosperidad y del bienestar, hay gente con el Norte de su vida orgullosamente enfocada en lograr y en  mantener ante los ojos evaluadores de la ciudadanía y del vecindario, ese sublime status de reconocimiento y de crédito sobre la honorabilidad individual, familiar, de grupo. El honor, la honra, la dignidad humana, son dones que en toda ocasión y en todo momento debemos colocar por encima del bienestar emocional y físico. Es preferible morir de hambre ante que permitir que sucumba ese sentimiento altruista, ese quid que permite sostenernos en el rango de lo humano, aquella doctrina de vida, esa fuerza espiritual y moral, o conciencia superior, que permite reconocernos  forjados de la carne del decoro..
Porque la Dignidad Humana es cosa de conciencia despierta, del Saber, de la Luz de los Hombres, el Código de Ética lo escribes tu mismo, la fuerza de la Moralidad es tu propio Policía, y el Juez que mora en tu interior que te prevenga y que te absuelva si lo mereces, siempre con el auto perdón. 
Vive en coherencia con tu propia dignidad, y sigue el Olor de las Almendras, por estas las ciguas son longevas sin conocer enfermedad en su mundo socialmente perfecto, sinfónico, y sin desarmonías.
Este Nuevo Año, sigue el Olor de las Almendras, no violes tu propia razón de ser y de existir, y no descalifiques de manera grave,  tan alegre, y tan divertida como irresponsable, clavijando el lomo del inocente, tu eres un ser humano, y ella es costumbre de hiena y de lobo: salen de la niebla y del hielo y de la oscuridad del bosque y de la noche para delinquir en sus múltiples maneras. Con ella estarás estremeciendo la estructura del decoro de la vida del universo, cuyas bases son profundamente verticales, horizontales, y oblicuas: Dignidad, Honradez, Honor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario