sábado, 4 de febrero de 2012

Características de los escritores sanjuaneros en la literatura del siglo XX

I
Por Sobieski de León

El siglo XX sanjuanero está salpicado de las mas disimiles obras literarias que van del poema al ensayo pasando desde luego por el relato, el cuento, el drama y la novela. La mayor producción pertenece a la poesía y por lo tanto, el mayor número  de escritores o autores literarios son los poetas. El libro “Voces Desatadas: Antilogía de Escritores sanjuaneros”, recoge cuarenta poetas, veinte ensayistas, catorce cuentistas, seis dramaturgos y cinco novelistas (1).

Algunos han clasificado a los poetas en mayores y menores atendiendo a su trascendencia, o a una mayor o menor entrega de sus vidas a la poesía.

De esto puede desprenderse una mayor calidad en los textos de sus autores.

La poesía sanjuanera del siglo XX está representada en ambas categorías, yendo su arcoíris cualitativo de uno a otro extremo. En Víctor Garrido Puello, nadie puede negarlo, tiene hasta ahora a su poeta mayor. Escribió sonetos y romances patrióticos que exaltaban las glorias de nuestro pasado, siendo un poeta pulcro apegado a las formas tradicionales del verso, que cultivó con elegancia y lozanía, y que lo distingue entre todos los poetas patrióticos (2).



Víctor Garrido Puello
Por su perfección de estilo su poema “Elegía  Blanca” está inscrito como un clásico de la literatura dominicana, y pervive en una eterna aura de pureza mística y romántica que arroba y enternece, es un poeta prolifero con cincuenta y nueve años de poesía a cuesta, como puede verse en su obra “Poesías Completas; 1904-1963”, editada en 1965.

El más prolifero de todos los poetas sanjuaneros lo es Rafael Ernesto Méndez Abreu (Fello Méndez) con más de dos mil poemas escritos, de los cuales más de mil le fueron destruidos  por el aparato represivo de la dictadura de Trujillo, por no prestarse a escribir loas al tirano.

Es el poeta rebelde por excelencia cuyos versos denuncian la maldad e  insania de un hombre y sus aduladores. En este sentido es la antítesis de Víctor Garrido Puello.

Característicamente su poesía apunta hacia la grandilocuencia  pagana “dariana” y como el bardo nicaragüense de quien está influido, usa sus imágenes tales como centauro, ninfas desnudas, dioses, princesas, personajes históricos, mitología griega; pero sobre todo centrando su musa en la mujer, la voluptuosidad de sus encantos y ese perenne deseo de posesión (3).


El ditirambo, lo sentimental estremecedor, la luna, el mar, las estrellas, el sideral espacio, las rosas, los lirios, las azucenas, el desamor, la descarnada lujuria, el deseo carnal espoleado por Baco, los cirios, los cementerios, las tumbas frías,  lo fúnebre, la muerte, la filosofía, tal es el mundo del poeta Fello Méndez, el más lirico y abarcador poeta popular de todos los cantores sanjuaneros.

Fello Méndez, es el poeta espontaneo, autodidacta, popular, el versificador, bohemio que anda siempre con el dios Baco  a cuesta, que transpira lirismo en cuartetas, tercetos y sonetos  a veces perfectamente logrados aunque otras con asimetría en su estructura bajo la férula de la rima, pero siempre cargados sus versos de una pasión total, de entusiasmo y energía vital. Su poesía refleja a veces la pobreza de un hombre que no tiene más que su arte  para sobrevivir como en su poema “Muñecas de Trapo”, o la alegre complicidad de lo anecdótico y cotidiano como en “Los Zapateros”, para tornarse en ocasiones volcán eruptivo o acre anatema frente a la mujer adultera o prostituida frente a los tiranos o a los aduladores.

Garrido Puello, en cambio, es el académico cultivado, el artífice del verso pulcro, pulido, trabajado hasta los últimos límites de la perfección estética y estilística.

Otros poetas de la misma época como Otilio Méndez Abreu, Rafael Ernesto Herrera, Rosalina Canó Salvador, y Luis Rogelio Báez Figuereo  (‘Lele”), están envueltos en la misma atmosfera del clasicismo romántico. Debemos agregar en la poeta Rosalina Canó, su religiosidad y su conformismo, su contemplación de la vida  “desde fuera”, lo cual se siente en su poesía, a veces fotográfica  con su entorno, logrando cuadros bucólicos que son verdaderas estampas de la vida campesina de antaño, que nos hace recordar a Domingo Moreno Jiménez en su joya poética hecha poema “El Haitiano”.
 José Lorenzo  Herrera, joven de la postrimería del siglo, es una prolongación de ese estilo romántico, bohemio y estructural en la construcción de los versos, que nos hace ver como toda una visión poética , ocupa todo un siglo sin cambio en el estilo.

La de Otilio Méndez Abreu es una poesía musical, respetuosa, ditirámbica , que exalta las cualidades físicas de la mujer, eterna musa ante quien su poesía se torna plañidera  de amor, dando testimonio de frustraciones y de dolores íntimos de un alma no siempre correspondida o demasiado soñadora en su platonismo.  Es poesía con más garra en las nubes que en la tierra, con tendencia a elevar a regiones celestiales a la compañera del hombre en una demostración de romanticismo puro de puro platonismo.

Escritores como Rafael Ernesto Herrera (Yaque) y Samuel Fernández Medina en poesía, Ulises Heureaux Ogando, Rafael Emilio  Reyes Pineda y Rubén Zabala en drama, son los exaltados de nuestro pasado indigenista taíno con temas como Anacaona y la Matanza de Jaragua, aunque sin profundizar mucho en el tema, pero remarcándolo como para que no se olvide nuestro pasado, sus héroes, sus mártires y sus verdugos. En cambio, en ensayo, Guillermo Piña- Contreras presenta un trabajo enjundioso sobre Enriquillo donde sostiene que aunque no se ha reconocido, el Enriquillo de Manuel Galván es la más genuina representación de la novela “indigenista” latinoamericana..

La novela sanjuanera a la luz de las recientes investigaciones sobre los autores locales ha sido inexistente o muy pobre.

(Continuarٞa)
Continuará.

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