Roberto Rosado Fernández,
Profesor UASD, San Juan de la Maguana.
El mundo de hoy es más complejo.
La sociedad de hoy es más compleja. Los hombres de hoy viven un momento más
complejo. Estas ideas las podemos descifrar con el simple paseo por los cambios
que cada etapa del desarrollo de la sociedad proporciona.
Los cambios sociales y de comportamiento
de los seres humanos han estado acompañados de algún acontecimiento. El fuego
contribuyo grandemente a los nuevos cambios de los hombres después de su
descubrimiento, ejemplo de ello es la cocción de los alimentos, la fundición de
los metales y su consecuente influencia en los avances de la sociedad, los
inventos, los viajes marítimos, el renacimiento, la industria entre otros son
solo parte del gran abanico de acontecimientos influyentes en la sociedad y los
hombres que en ella se desenvuelven.
La educación, en cada momento o
etapa, le ha correspondido el ineludible papel de planificar, organizar,
administrar, dirigir y aplicar los procesos de inserción de las nuevas ideas
para que los hombres de ese momento las asimilen e influyan en su modo de
actuar. Por esta razón se habla del hombre del renacimiento, del hombre de la
industria, de la navegación, como señal de que, ese proceso, asume
comportamientos aprendidos de las estrategias de enseñanza utilizadas por el
sistema educativo del momento.
En la actualidad se habla de la
tecnología. Aquel que no esté insertado en ese mundo, que no sepa usar la
tecnología o mejor dicho, este alfabetizado tecnológicamente o no sepa procesar
la información estaría muy lejos de pertenecer a la “sociedad alfabetizada e
información”.
Las capacidades y habilidades
cognitivas imprescindibles para adquirir el conocimiento y poder desenvolverse
en la vida diaria, no sería posible su adquisición al día de hoy sino se
inserta en el uso de la tecnología con su consecuente procesamiento y
distribución de la información en todo tipo de lenguajes (textual, audiovisual,
sonoro, video grafico,).
Tiene la educación el gran reto
de, en medio de esta celeridad de la información, corresponderse con este
momento de protagonismo de la tecnología y la información, emprender las
acciones que impliquen aprender a aprender, aprender automáticamente, aprender
a vivir juntos, aprender a trabajar cooperativamente, formarse y predisponerse
para aprender a usar las herramientas tecnológicas, aprender a usar la
información, aprender a generar conocimientos a partir de la información.
La escuela, eje fundamental de
dirección, planificación y ejecutor de este proceso deberá ser el mecanismo que
tome el control de la formación critica y participativa de los actores sociales
del momento, para que se desenvuelvan eficazmente en el presente y puedan
alistarse para los procesos que la misma celeridad de la tecnología prevé para
el futuro.
Cabe precisar que estas orientaciones han de tomarse en cuenta a la
hora de seguir profundizando en las mismas si se quiere hacer una contribución
que permita, alfabetizar tecnológicamente a los que le llego tarde el avance
tecnológico y colocar a los de ahora en su presente con el gran reto de
promover una sociedad cada vez más acorde con su desarrollo presente y futuro.
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