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jueves, 9 de julio de 2009

A Modo de Prólogo


José Rafael Lantigua


Una de las acciones culturales mas loables y enriquecedoras se han producido en el país en los últimos años ha sido, sin dudas, la celebración del primer concurso nacional sobre la historia y desarrollo de las provincias, una formidable idea de la comisión presidencial de apoyo al desarrolle provincial.

De esa primera convocatoria para generar historias, memorias y remembranzas de la vida, social, cultural, económica y política de las provincias dominicanas surgió un importante grupo de ensayos históricos en torno al desarrollo de las comunidades que forman nuestro país.
Los escritores de cada comunidad se empeñaron en aprovechar la oportunidad sin igual que se le presentaba para mostrar los logos y carencias, conquistas y debilidades, aportes y necesidades de cada uno de sus pueblos buscando atraer la atención de todos sobre la importancia histórica de sus patriachicas, semilleros de talentos culturales, a cientos de pronombres ilustres de nuestra nacionalidad y contribuyentes firmes en el desarrollo general del país dominicano.
Me toco ser jurado de una región que no es la mía, pues soy del norte del país. Así puedo conocer a fondo la realidad de los rublos del sur. Sus sueños, sus esperanzas, las señas de sus contribuciones a la formación de la nación y los empeños denotados de sus mejores hombres y mujeres por situar esa región dentro del mapa cultural y económico del país.
Junto a la historiadora Mu- Kien Adriana Sang y el profesor universitario Jesús de la Rosa compartir la decisión de premiar uno de los trabajos presentados a concurso que mayores meritos merecía para recibir el galardón. Se trataba del amplio ensayo de divulgación historia titulada “San Juan de la Maguana, una introducción a su historia de cara al futuro” que fue producido a tres plumas por los escritores sanjuaneros Luis Enrique Matos, José Enrique Méndez y Carlos Vicente Casillo.

Independientemente del valor documental y analítico de este ensayo laureado, debo destacar tres condiciones esenciales que merecieron el veredicto aprobatorio y unánime del jurado. A saber: el lenguaje, materia primera de cualquier producto literario; un lenguaje apropiadamente ensamblado, meticulosamente trabajado y bien dispuesto en el marco general de la obra; la organización documental, que permitió dirigir la finalidad del ensayo hacia su objetivo fundamental que es el de examinar la historia de San Juan de la Maguana insertándola en los desafíos del futuro; y , finalmente el buen manejo de la investigación con el acopio de fuentes bibliografícas básicas y la distribución de los conocimientos adquiridos en todo el engranaje evaluador de la obra.
Creo que se trata de un trabajo aportado y valioso para el conocimiento de lo que ha sido san Juan de la Maguana como pueblo y como una de las provincias mas importantes no solo del Sur, sino también de toda la Republica.
Crónica de desvelos y de raíces históricas diversas que corren desde su conformación estructural hasta su realidad económica, desde sus valores en el arte y las letras hasta sus contribuciones en el marco histórico- político, desde su hoy de logros hasta su futuro de proyecciones múltiples, este ensayo de Matos, Méndez y Castillos cumplen cabalmente el objetivo de los organizadores del certamen mencionado en procura de que se escriba y difunda la historia de las provincias dominicanas.
Tarea noble esta, que esperamos tenga continuidad en el futuro. Ya lo hemos dicho otras veces: La historia dominicana total solo podrá ser escrita y conocida a capacidad cuando los escritores de provincias y difundan la historia de sus patriachica y, talvez la única manera posible de que se escriba y conozca algún día la historia de la patria grande de todos.
Son trabajos como l os de otros tres escritores sureños los que hacen esa historia total por lo que merece ser celebrado, este ensayo como un autentico y sustancial aporte al conocimiento de la historia de San Juan de la Maguana, granero del Sur y origen de tantas contribuciones notables al desarrollo histórico de la Republica Dominicana.

Santo Domingo, junio del 2000.

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