Buscar este blog

miércoles, 16 de febrero de 2011

De Manolo a Francis: Una Conversación



Juan Tobías León Ortega

California, 24 de Abril, 2000.



-¿Yo?, tú estás loco Manolo.

Yo soy hijo de un general de Trujillo, del muy temido hasta por tí Manolo.
– Tú, mi querido Francis, sí, tú, eres el elegido para una misión histórica. Lo he pensado muy bien, mi querido Francis, sólo tú y nadie como tú.
– Recuerdas: los hombres se casan una sola vez con la historia y, ya tú tienes tu compañera, porque desperté de las Manaclas para darte el camino.Aquí te traje esta mochila, estas botas, este uniforme y esta gorra, por favor, guárdalos con mucho recelos.
- ¿Yo?
– tú estás loco Manolo. Yo nunca he sido guerrillero. Soy comandante de los Cascos Blancos. Además qué hago yo conversando contigo Mnolo, qué pensarán mis compañeros de armas porque muchos de ellos hasta te tildan de comunista. Coño Manolo, tú debes comprender , yo soy guardia. – Yo no sé de eso mi querido Francis, ese es tu problema.
– Manolo, por favor, vete ya, estoy desconcertado, aturdido, confundido. ¿Qué me espera?
– Cosas buenas mi querido Francis, recuerdas: la inmolación es eterna como el alma. Vendré a visitarte con frecuencia, para que sientas mi presencia y sepas que despierto también como el Libertador Bolívar cuando el pueblo me llama.
- ¿Me puede dar un avance de lo que será de mí, del hijo del general Fausto Caamaño, del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, jefe de los Cascos Blancos, de Francis para muchos?
– Bueno mi querido Francis, las cosas empezaron para tí de la siguiente manera: en los días que tú acosabas a los estudiantes de la UASD con tus anti-motines Cascos Blancos, te ví recojiendo algunos panfletos, en donde se mencionaba entre otras cosas, la revolucion cubana, te ví trancarte en tu oficina, y como tal hambriento sabueso, te tragaste los panfletos hasta el punto que dijiste: ¿así están las en Cuba? “Hay que ir para allá, pues las cosas están buenas, jajajaja”.
- ¿Recuerdas la rabia que te daba la corrupción de algunos oficiales? ¿Recuerdas las rabias que te entraban con el general Belisario Peguero porque era un deshonesto?
¿Recuerdas aquel día frente al Palacio Nacional cuando a un grupo de estudiantes se le fue arrebatada la bandera nacional por los guardias y que tú regresaste con la bandera, se la entregaste , los despachaste a sus casas y ellos te aplaudieron? – Vamos querido comelón, recuérdate de esas cosas y otras más, no vaya a ser que te dé otra congestión y tengan que operarte otra vez en el vientre.
– Todas esas cosas mi querido Francis, hacen pensar que en tu ser ha morado la honestidad, la lealtad y que tú tienes, una personalidad, que contrasta no sólo con tus gentes sino con algunos de mis compañeros.
– En tí estaban latentes cosas que le pasan a los hombres, que tropiezan, se caen, vuelven a pararse, no se dan cuenta lo que quieren, no conocen su ser interior, se pasan la vida soñando como aquel Segismundo, hasta que un evento les enseña en poco tiempo lo que no pudieron ver en toda su vida.
– Manolo, te propongo algo, yo tengo un gran amigo a quien respeto y admiro, el cual es un oficial como yo, hijo de otro general de los más temidos de Trujillo, se llama Rafael Tomás Fernández Domínguez, él sí te puede servir porque en él mora algo más que el uniforme que viste. – jajajajaja, tú me das risa, Francis.
– Precisamente, a Rafael le tengo una misión de la cual tú serás el protagonista- jajajaja, caíste mi querido Francis, te atrapé. – Esa es la primera etapa mi Francis, recuerdas lo que te dije: los hombres se casan una sola vez con la historia.
– Ay Francis, eres a veces tan ingenuo, pero eso te hace ser tan especial, tan tierno.
– Bueno Manolo, o para la primera o para la segunda etapa, no me importa coño, estoy decidido, si como tú dices los hombres nos casamos una vez con la historia, tráeme esa mujer, que la quiero conocer, quiero embriagarme con su amor, amor eterno como el alma de los dioses, quiero sentir su perfume enloquesedor: dame las botas, la mochila, el uniforme y la gorra, las guardaré para cuando tú vuelvas y despierte de tu hogar, Las Manaclas, allá en la Cordillera Central, porque donde tú las dejaste, ahí las usaré yo.
– Recuerdas Francis, yo soy Manolo, que despierto como el Libertador Bolívar, cuando el pueblo me llama.

No hay comentarios: