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sábado, 19 de septiembre de 2009

Lic. Sol Milagros Recio Suzaña


"NADA ES IMPOSIBLE CUANDO SE PERSIGUE
UN SUEÑO CON TENACIDAD..."


POR YANIRIS LOPEZ

La difícil época que siguió al derrocamiento de Trujillo esconde, en las montañas de Bohechío -entonces una pequeña sección de San Juan de la Maguana-, historias tan especiales que no merecen perderse en el olvido.

Continuar los estudios en San Juan de la Maguana luego de terminar las clases en la escuelita rural que apenas llegaba al quinto grado, era un sueño para los pequeños que vivían campo adentro, hijos de agricultores y ganaderos.

Y conseguirlo no era fácil. Las crecidas de los ríos -que a veces mantenían incomunicadas a las comunidades por meses- y las precariedades económicas y sociales propias de la región, hacían que muchas familias no se arriesgaran a enviar a sus hijos a la ciudad o a otros pueblos a estudiar.

Por ello, continuar los estudios era, más que una ilusión, un reto que pocos se atrevían a desafiar.

Sol Milagros Recio, la pequeña hija de Esteban Recio y Mercedes Suzaña, desafió las crecidas de los ríos y las inhóspitas condiciones de su pueblo y logró convertirse, además de una de sus primeras profesionales, en una mujer de éxito de extraordinarias dotes como ser humano.

La profesora que heredó la candidez y la simpatía de la gente del campo ha hecho más cosas que las que creemos "debería hacer" un profesor y sabe y ha hecho tantas cosas que un cruce de frases con ella corre el riesgo de convertirse en una larga y fructífera conversación.

Desde profesora de alfabetización de niños de primer grado en la escuela Santa Teresa hasta directora del colegio, en República Dominicana, de una de las más prestigiosas instituciones benéficas del mundo, su carisma deja de lado la clásica concepción -aburrida e intimidante- que proyectan algunos profesores de matemáticas.

Además de publicar varios documentos educativos, ha participado como escritora de cuñas educativas contra las drogas y el alcoholismo y la promoción de la limpieza y la reforestación.

UN DIFICIL PERO ACERTADO COMIENZO

La tercera de seis hermanos (tres hembras y tres varones) nació y creció justo a la mitad del siglo pasado en Bohechío, cuando luego de alguna tormenta "los hombres de la comunidad tenían que abrir los caminos a pico y pala".

Sin embargo, la atracción que sentía de pequeña por los estudios era tan grande que nunca reparó en los contratiempos que le esperaban incluyendo, también, la oposición tal vez justificada de su padre.

Disfrutaba tanto la escuela que estando en segundo grado (las aulas en ese entonces eran multigrados y la profesora copiaba las clases del tercero en la misma pizarra), la pequeña Sol realizaba las dos tareas y participaba de los dos cursos al mismo tiempo.

Así que, gracias a la gestión de su tía y profesora Rosa Elida Geraldo, consiguió el apoyo de la familia Ramírez Méndez y se fue a estudiar a San Juan de la Maguana, en 1961.

"Esa familia me acogió como a una hija y en ese hogar pude hacer sexto, séptimo y octavo grados", recuerda Recio.

Para ese tiempo, además, era la única niña que estaba en la escuela del pueblo. "A nadie se le ocurría pensar que se podía salir de ese campo para ir a otro sitio a estudiar", dice.

Terminado el bachillerato, aplicó junto a más de trescientos estudiantes para una beca en la Escuela Normal Superior Félix Evaristo Mejía.

De esa forma pudo trasladarse a la Capital en 1966 y estudiar con las hermanas Salesianas, institución que marcó de manera especial su formación.

"De ellas aprendí el valor del trabajo, del estudio, de la superación como mujer, el valor como persona y, en especial, la disposición de servir a los demás, que ya era una constante en mi niñez porque mi madre también nos enseñó eso", expresa.

Admiradora de Neruda y Paulo Cohelo, asegura que no se arrepiente de haber iniciado la carrera de educación como un accidente.

"La beca fue una oportunidad para continuar los estudios y, en verdad, entré por accidente pero me quedé atrapada por vocación". Consiguió el título de maestra normal en 1969 e ingresó a la Universidad Autónoma de Santo Domingo para continuar una licenciatura en Educación, mención matemáticas. Concluyó en 1974.

ESTUDIO Y TRABAJO

Mientras estudiaba en la Universidad, Recio también trabajaba como maestra normal. Su primera experiencia ocurrió en 1969 en el colegio Santa Teresa, del Ensanche Ozama, con las hermanas carmelitas de San José, alfabetizando niños de primer grado.

"Este contacto con niños de seis y siete años fue lo que realmente marcó mi vocación de trabajo por los niños y específicamente por los más necesitados".

Prueba de ello es la labor que realizó años más tarde en el programa "Ayúdame a ser niño", de CONANI, cuando la ex-primera dama, doña Renée Clang de Guzmán, dirigía el Consejo Nacional para la Niñez.

Luego, y mientras se desempeñaba como profesora en la Universidad O & M, se dedicó a uno de los trabajos que más le han llenado y en el que tuvo la oportunidad de colaborar con la educación de su región Sur.

Se trata del proyecto Radio Educativa Comunitario (RADECO), de la Secretaría de Educación (1984-1989), un programa de educación por radio dirigido a niños y transmitido en lugares donde no llegaba la escuela.

"Alargamos la población de primero a cuarto grado y la zona escogida fue la región Suroeste con su centro en Barahona".

¿Qué hacía? "En RADECO empecé trabajando como guionista, es decir, escribiendo las lecciones de matemática que los niños tenían que aprender sencillamente con la radio como maestro".

Fue también coordinadora técnica y coordinadora administrativa del programa.

De esa época recuerda las visitas que hacían a las escuelitas de RADECO, "que no eran más que una rancheta con un radio y una banderita dominicana".

"Este programa llegó a ser modelo para otros países del mundo. Estando en RADECO llegaron a venir personas de Bolivia, Costa Rica, Honduras y Nepal a aprender con los técnicos dominicanos", expresa Recio.

El programa cerró cuando finalizó el financiamiento internacional que lo mantenía a flote.

OTRA GRAN EXPERIENCIA

De RADECO, Recio pasó a formar parte de la gran familia de las Aldeas Infantiles SOS en 1999, en un programa de reforzamiento académico. Considerada como la institución benéfica privada más grande del mundo, los niños que ingresan a este centro son, en su mayoría, huérfanos y necesitados.

A los seis meses pasó a dirigir la escuela de la institución debido que la directora anterior, una hermana carmelita misionera, tuvo que partir al exterior. El trabajo, además de duro, exigía mucha responsabilidad.

Pero "soy de las personas que piensa que las cosas importantes son difíciles y que hay que trabajar duro. También he tenido mucha fe en la gente y sobre todo en los niños. Por esa confianza y por esa fe asumí el reto de quedarme y de verdad me siento muy satisfecha de haberlo hecho".

"Los logros que hemos obtenido después de nueve años son muchos. Ya tenemos profesionales que están aportando a la sociedad y niños y niñas muy motivados, interesados en los estudios", se alegra. Se mantuvo en el cargo hasta el año pasado.

En estos momentos colabora como asesora de la Institución y mantiene contacto con los jóvenes y madres que allí laboran.

EXITO PROFESIONAL

Para Sol Milagros, "el secreto de poder trabajar tanto tiempo en una carrera tan difícil como la educación está en tener vocación y hacer las cosas con el corazón. Eso es lo que he hecho".

"Si te comportas así, no hay que hacer un gran esfuerzo para que las personas te traten con confianza y te quieran".

Es un cariño que brota solo y todo el tiempo, no importa cuán atareada esté o las situaciones dolorosas por las que esté pasando.

"A veces la vida le da muchas lecciones a las personas y de cada lección debemos aprender y sacar experiencias para salir adelante y alcanzar el éxito en algo, llamándole éxito a lograr tus metas, porque el éxito no lo veo como sacarte el loto, tener una casa no sé dónde o viajar a Europa".

"Hay mucha gente que tiene todo eso y no es exitosa porque su vida personal es un fracaso. Por eso, para mí el éxito es mucho más y el hecho de tener problemas que enfrentar cada día y sentir que los puedo vencer me da fuerzas para continuar y de verdad que mi vida ha sido muy compleja, con dificultades de todo tipo, como la enfermedad de mi padre y ver a mi mamá levantar una familia de seis hermanos y que cada uno tuviera la oportunidad de estudiar".

Hoy se siente orgullosa tanto de su familia como de su condición de madre, pues, aunque asegura que le agradece a Dios ser la profesora de cientos de niños y jóvenes, su mayor bendición es ser la madre de Sol Mercedes y Marco Julio Acevedo Recio.

Sol Milagros es, sin dudas, una maestra de vocación que, pese a la gran trayectoria que le esperaba como catedrática y a los reconocimientos que ha merecido, prefirió trabajar para los más necesitados a perseguir puestos que bien pudieron llenarla de dinero y fama, no así de éxito.

Una admiradora de la lectura y la música que igual disfruta de un buen poema de Neruda que de una tarde de risas y comentarios junto a su querida amiga Elsa Peña Nadal.

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