Se autoproclamaban sucesores de Liborio Mateo, nativos de una localidad rural de las Matas de Farfán, San Juan de la Maguana.
Meses después del ajusticiamiento del tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina, durante el gobierno del Consejo de Estado y en los primeros años de la década del 1960, en la efervescencia política del momento, hacen su aparición como curanderos. Los mellizos de Palma Sola.
Eran visitados por creyentes de todo el país, cuyo fanatismo era tan grande que muchos abandonaron sus hogares y permanecían en Palma Sola, conviviendo con Los mellizos. Allí construían casuchas de yagua alrededor de una iglesia, donde se ofrecían ritos cotidianos.
Hubo días en que sacrificaron más de una vaca para mitigar el hambre de grandes contingentes humanos provenientes de todas las regiones del país, en su mayoría campesinos pobres y analfabetos. Nunca se supo de donde provenían los alimentos, ni quienes los facilitaban. Cuando se visitaba por primera vez el lugar, había que dar los datos personales y además informar a qué partido político pertenecía o simpatizaba. Siempre se ligó el acontecimiento a actividades políticas.
Existía un cuerpo de orden, constituido por los hombres de mayor confianza, todos creyentes y vestidos de “fuerte azul” (tela con que se confeccionaban los pantalones y chaquetas vaqueros), uniforme que llevaban siempre junto a una macana de madera, se llamaban entre sí por rangos militares.
No se permitía dormir juntas a personas de diferentes sexos. Hacían largas procesiones, entonando cánticos de alabanzas a Liborio y augurando un nuevo mundo, una nueva vida:
Dicen que Liborio ha muerto/ ay, ay, ay, Liborio no ha muerto ná/ ay, ay, ay, lo que pasa con Liborio/ ay, ay, ay, que no come pendejá/ ay, ay, ay
Se afirma que había una componenda política detrás de todo eso, y que se estaba pasando armas de Haití.
En varias ocasiones se conminó a Los Mellizos a desalojar a sus seguidores de ese lugar, a lo que éstos se negaban diciendo que no temían a las balas “porque estas se convertirían en copos de algodón”.
Posteriormente fue apresado uno de Los Mellizos y trasladado a la ciudad de Santo Domingo, para ser interrogado y se supone que presionado para que abandonara el propósito de concentrar personas en Palma Sola. Fue llevado en helicóptero a Palma Sola desde la Capital para que exhortara por altavoces a los cientos de creyentes que allí se encontraban a desalojar el lugar.
La mayoría se resistía al llamado y se produjo una cacería de campesinos indefensos, de parte de fuerzas militares y policiales, luego que surgiera una “confusión” en las tropas, resultando muertos y heridos algunos miembros de los cuerpos armados.
Fueron tantos los muertos, que se cavaron fosas comunes para depositar los cadáveres. Uno de Los Mellizos murió en la balacera.
El general Rafael Rodríguez Reyes, quien comandaba las tropas del Ejército, cayó abatido a balazos junto a otros militares de su escolta, sin conocerse hasta ahora los pormenores del caso.
Posteriormente se rumoró que este general estaría entre los posibles candidatos para ocupar la Secretaría de las Fuerzas Armadas, en el gobierno que presidiría el profesor Juan Bosch.
Aún permanecen oscuros muchos detalles de este acontecimiento histórico.
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