SOBIESKI DE LEON
Soy el que te ama
desde el tiempo que me habita.
Tu Zeus.
“Lo que té quieras”.
El tiempo que tú midas.
Tu maestro y discípulo en un mismo lugar.
A la misma hora.
Con la madrugada de testigo.
Ya empezamos a tener memoria.
A perseguirnos con recuerdos.
A grabarnos ciertas posturas y gestos
tuyos, míos,
A ser ciertamente
dos amantes consumados.
Ya empiezo a esculpir tu sonrisa
en el acto de darte, y en tus ojos,
.
termómetro con que mides las ovulaciones
de cada mes.
Al fin he descubierto la mujer
que estuvo naufragada en tu niñez.
Le tiro cuerdas y me salvo yo mismo
con mi bote agujereado que hizo agua
el tiempo.
Te rescato y me rescatas.
Nos subimos confiados en la espuma
de un mar picado, embravecido,
ignorado los peligros que nos asechan.
Rota la soledad y abiertos a
un espacio obtuso,
estamos contenidos en el instante.
Existimos, en las veinticuatro campanadas
de este día memorable y eterno.
Sin despreciar el pasado
ni temer demasiado el porvenir,
somos un presente insistente
de indiscutida honestidad.
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