Roberto Rosado Fernández, Educador.
“Es justo que los pueblos esperen todo bueno de sus
dignos representantes, pero también es conveniente que aprendan por si mismos
lo que es debido a sus intereses y derechos” (Mariano
Moreno).
Los procesos de la historia se conocen cuando los
hechos del pasado lo llevamos al presente, los analizamos comparándolos entre sí
con la finalidad de obtener sus diferencias,
y las causas que los originen.
De igual manera aquellos que se asemejan o parecen ser
iguales, pero su comportamiento en la sociedad lo hace ser disimiles, en tanto
sus protagonistas son distintos en razón del tiempo en que se desenvuelve cada
uno y las características de cada episodio de la historia. Es esta la razón por
la que muchos analistas consideran que los hechos se repiten tal y como
ocurrieron, sin embargo lo que existe es una semejanza debido a que los
momentos en que ocurren son totalmente distintos y sus protagonistas obedecen a
criterios permeados por la impronta de la otra sociedad.
El ser humano vive en el presente. El presente es la
acumulación de experiencias ya vividas. Lo que preocupa a los cientistas es que se analice el
presente sin tomarlas en cuenta, eso le quita objetividad a sus consideraciones
y corre el riesgo de no obedecer a la verdad.
El compromiso, en ese contexto debe ser, conocer el
pasado y compararlo con el presente para denotar las semejanzas y las
diferencias que guarda con el presente. De esa manera se podrá emitir
consideraciones que pudieran prevalecer en el futuro.
La Escuela tiene la gran responsabilidad de colocar a
sus alumnos en contacto permanente con el pasado de la humanidad con la
finalidad de crear un ambiente de aprendizaje que le ayude a conocer el
presente a partir de las experiencias acumuladas en el pasado histórico.
El profesor del Área de Ciencias Sociales tiene el gran
compromiso de enseñar haciendo que sus alumnos descubran, a través del análisis
objetivo de cada hecho o proceso histórico, la razón del hecho y cómo influye
en el comportamiento de los que se desenvuelven en el presente actual.
Estas acciones pedagógicas, trabajadas en el aula, son
muy útiles para desarrollar el pensamiento crítico por el que se clama con frecuencia en los FOROS EDUCATIVOS que se
realizan en las instituciones del
Ministerio de Educación pero que , muchas veces se pierden porque en los textos
que se utilizan para el trabajo docente no se introduce análisis crítico de los procesos, sino simples
descripciones de los hechos que conforman la historia sin ninguna cobertura que
provoque la búsqueda de los elementos causales de cada hecho en cada proceso.
El reto lo tiene el profesor. Es a este a quien
corresponde introducir el elemento crítico si quiere enviar a la sociedad un
profesional que sea capaz de cuestionar lo que ocurre a diario en ella y pueda
por sí mismo, debido a su formación,
encontrar vías de solución a cualquier situación que se presente por compleja
que aparente ser.
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