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Bohio taino contemporaneo en Bani
Época pre-hispánica, tomado de Historia de los asentamientos humanos y la arquitectura en el Valle de Baní, de Ismael Díaz MeloLas primeras personas que habitaron lo que hoy se conoce como el municipio de Baní fueron aborígenes de la cultura taína, los cuales se asentaron en diferentes puntos de la geografía banileja.
Baní es un nombre de origen taíno, cuya etimología significa, según algunos historiadores, "padre o abundancia de agua"; esto así, atendiendo a que Ba significa PADRE y Ni significa AGUA en el lenguaje de los taínos, que dicho sea de paso era una lengua Arahuaca.
Baní era un nitainato, una región geopolítica bajo el mando de un nitaíno o cacique de menor jerarquía, que pertenecía al cacicazgo de Maguana, cuyo último cacique fue Caonabo. El nitainato de Baní ocupaba el extremo oriental de Maguana, era su limite oeste. Llegaba hasta el río Nizao.
Posiblemente este nombre se le adjudicó al valle porque aquí reinó, según Juan Castellanos, un nitaíno o cacique subalterno llamado "pani" (debió ser Baní, ya que en la lengua de los tainos no se usa la p), que era considerado como "un varón astuto".
En 1519, en el juicio de residencia de Figueroa se mencionan algunos pueblos de indios que aun quedaban en la isla: "este testigo ha visto un pueblo que está en Juragua y otros dos que están en San Juan de la Maguana y que en ninguno de ellos hay clérigo ni mayordomo". También añade que hay indios en La Vega. Lamentablemente, el lugar exacto donde estaba ubicado este asentamiento en Baní no fue precisado por Figueroa.
Lo anteriormente señalado pone de manifiesto que Baní fue uno de los últimos reductos indígenas que hubo en nuestra isla, puesto que ya para el 1534 la población de indios estaba casi extinta.
Por otra parte, el historiador Bernardo Vega tiene una tesis muy bien documentada mediante la cual asegura que Enriquillo, el último cacique quisqueyano, pasó los días finales de su vida en Sabana Buey y no en Sabana Grande de Boyá como se ha afirmado tradicionalmente. Según Vega, Enriquillo y su gente se radicaron en el 1534 en lo que hoy se conoce como Sabana Buey o en sus alrededores, después de terminar sus largos años de sublevación en las serranías de Bahoruco.
La tesis de Vega es contundente, demostrable y creíble. Personalmente creo que es cierta. Sólo tiene un error y es cuando señala que el nombre de "Boya se convirtió en buey entre 1796 y 1846". Ya mucho antes de 1796 hay documentos con el nombre Sabana Buey.
Cassá, por su parte, en su estudio sobre "Los Taínos de la Española", habla de un estilo de hacer cerámicas "denominado Baní, del centro de la isla de Santo Domingo". Estos modelos tienen motivos con figuras antropomorfas y zoomorfas. El decorado consiste en "incisiones punteadas muy toscas". Por sus características pueden ser atribuidos a los subtainos. El hecho de nombrar a un estilo de cerámica con el nombre de Baní pone de manifiesto que aquí se desarrolló un importante enclave taíno.
Algunos tainos que habitaron estas tierras banilejas realizaban cerámicas dentro del estilo chicoide que constituyeron, según el arqueólogo y escritor Marcio Veloz Maggiolo, los de mayor grado de "expresividad en cuanto a formas cerámicas antillanas".
Este estilo corresponde con el estado de desarrollo más alto alcanzado por los tainos. La calidad de los materiales, así como la complejidad y destreza artesanal de este estilo es mucho más elaborada que cualquier otro encontrado en nuestra isla.
En el Museo y Archivo Histórico de Baní son exhibidos algunos objetos precolombinos (tanto taínos como pre-tainos) hallados en la sección de Iguana por los señores Cristian Castillo, Fidencio Ortiz y José Antonio Villalona.
También hay algunas piezas localizadas en El Carretón y Santana por el profesor Luís Ney Barias, y otras ubicadas en La Montería por Cesar González Celado. Todas esas evidencias no hacen más que confirmar la presencia de indios en tierras banilejas.
Las localizaciones de los asentamientos indígenas que hubo en el valle de Baní son muy imprecisas, salvo algunas pocas excepciones donde se tienen sitios perfectamente delimitados. Las exploraciones arqueológicas científicas han sido prácticamente nulas en esta región, según investigadores del Museo del Hombre Dominicano consultados al respecto.
Por eso es imposible precisar cuáles sitios, donde se tienen noticias de hallazgos arqueológicos fueron habitados antes o después del Descubrimiento. Ha de saberse que muchas comunidades indígenas se mudaron, internándose en las montañas y sitios de difícil acceso, a fin de escapar a la cruel e inhumana persecución a que fueron sometidas por los colonizadores españoles.
Otros sitios donde se han notificado hallazgos de objetos indígenas se mencionan a continuación: en el Matadero, paraje de Honduras al noroeste del municipio de Baní, hay un sitio conocido como El Charco de los Indios, en cuyas inmediaciones han sido halladas muchas piezas de origen taíno.
El autor de estas líneas acompañado por Denio Lugo y los hermanos Robert y Vicente Castillo, visitamos en el 1991, un sitio conocido como El Chupadero, al norte de Calabazas, en el cual aun quedan algunos vestigios de lo que fuera una especie de calzada hecha en lajas de piedra caliza de aproximadamente un metro de ancho por unos quince metros de largo, que supone forma parte de una estructura ceremonial; también hay cerca de este camino algunas grandes piedras que parece fueron usadas como asientos de personajes indígenas importantes. En todo el entorno abundan los restos de cerámicas tainas.
La zona fue aparentemente saqueada por extranjeros hace algunas décadas, según el testimonio de algunos moradores.
En todo el entorno de Puerto Hermoso, sobre todo en Salinas, se han encontrado restos de objetos de barro y montículos de caracoles que según Félix Servio Ducoudray hacen presumir la presencia de asentamientos aborígenes dedicados a la pesca.
En el sitio conocido como La Cuchilla de El Guano, en las inmediaciones de Villa Güera, abundan los hallazgos fortuitos de restos de piezas indígenas encontradas por los campesinos de la zona, cuando estos aran sus terrenos o cuando cavan para enterrar los postes de sus empalizadas.
Alexis Agramonte, destacado ecologista banilejo, ha encontrado muchos restos de piezas de origen taíno en las montañas de Las Yayitas, El Recodo.
Otro lugar de interés arqueológico es la zona de Valdesia. Por ese sitio fue encontrado el famoso cemi hecho en guayacán que fue subastado por la casa Christie' s de Londres, en la década de los ochenta, por una fabulosa suma de dinero.
Algunos topónimos de origen taíno que hay en el Valle de Baní son: Baní, nombre de la ciudad y de un río, Güera, Iguana y Paya, estos últimos nombres de secciones y arroyos; Guásuma, nombre de un arroyo y los ríos Nizao y Ocoa, que además corresponde a los nombres de sendos municipios de la Provincia Peravia.
Atendiendo a la proliferación de sitios con posibles yacimientos arqueológicos reportados en Baní y en virtud de las nulas o muy escasas exploraciones científicas que se han hecho en estos lugares, es necesario que se considere la posibilidad de hacer un estudio acerca de la riqueza arqueológica de Baní.
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