ROBERTO ROSADO FERNÁNDEZ, EDUCADOR.
A Sánchez hay que considerarlo “figura procera
de la nacionalidad”. De primera magnitud. Puntal de cada proceso para forjar la
nación luego de asimilar el ideal Duartiano y asumir los compromisos contenidos
en el “Juramento de Los Trinitarios” a pesar de que no estuvo presente en ese
memorable momento, el 16 de julio de 1838.
En el
nacimiento de la República, en 1844, se distingue por su entereza, su
militancia, su apego al ideal de su maestro, por ello le corresponde “armar” el
proyecto de nación del sector liberal del 1844 y consensuar con el sector
conservador para hacer posible la nación, a pesar de las visibles diferencias
que sostenía con el grupo que comandaba Tomás Bobadilla, Pedro Santana y
Buenaventura Báez.
Su capacidad
organizativa le permitió asumir la honrosa responsabilidad de” vincular el pensamiento
nacionalista con la práctica real y realizar acciones concretas para articular
e integrar fuerzas sociales a los fines
de proclamar la independencia nacional y crear la República aquel 27 de
febrero del año 1844. Una muestra de esta aseveración es la redacción del Manifiesto del 16 de
enero de 1844.y, uno de sus mentores.
Cada vez que pudo evadir la persecución de sus
contrarios buscaba la forma de llegar hasta las masas para motivar y activar su
lucha y así cumplir con el mandato del ideal Trinitario, asumido convencido de
su viabilidad para la creación de la nación.
Es, en ese
trajinar patriótico y comprometido con
esa causa, sin importarle el andar de las fuerzas enemigas, quien ejecuta el
GOLPE DE ESTADO del 9 de junio del año 1844, que desplaza la Junta Central
Gubernativa, controlada por los Conservadores, en la persona de Tomás Bobadilla,
quedando como presidente de la misma. Mella proclamó a Duarte desde el Cibao,
presidente de la República, facilitando con ello la llegada de Pedro Santana y
su ejército acaudillado a la capital sin
que, el ejército que bajo las órdenes Sánchez,
le hiciera resistencia.
En esta
circunstancia los Conservadores reasumen
el poder, el 12 de julio del año 1844, declaran a los Trinitarios traidores a
la patria, se preparan para la creación
de una constitución que legitimara sus acciones despóticas y caudillista, encestando un duro golpe a las ideas
liberales que con tanto afán y heroísmo defendieron los Trinitarios bajo los
ideales del prócer Juan Pablo Duarte.
Diez y siete años
después, 1861, Santana cumple sus deseos y el anhelo de los Conservadores,
proclama la Anexión a España en la que
considera, “un error haber salido de la Madre Patria en 1821, porque ella nos
da la libertad natural y aleja para siempre la posibilidad de perderla” (PROCLAMA
DE ANEXION POR SANTANA1861).
Sánchez es de los primeros
en denunciar este hecho como un, “crimen de lesa patria, un acto de enajenación
a la soberanía de la nación, un acto despótico, de tiranía, tronchador de la
libertad y de muerte de la patria” (MANIFIESTO DE SANCHEZ 1861).
En su férrea
defensa llama al pueblo “a las armas” para romper las cadenas del despotismo y
recuperar el concepto de nación concebido en el ideario de Duarte y el
compromiso de hacerlo como se firmó en el Juramento de los Trinitarios. Este hecho lo define como
el más ferviente continuador del ideal
Duartiano y merecedor de la distinción que lo declara como uno de los Padres de
la Patria, junto a Mella y Duarte.
La frase de que
“nuestra patria ha de ser libre, soberana e independiente o se hunde la Isla”, la asumió como el que más
a los fines de recuperar la soberanía perdida y concibió como la parte
indispensable del proyecto que encabezó Duarte, como parte del nacionalismo que
defendió con su sangre y que lo catapulta como antiimperialista consagrado.
Considera esta acción
como “deber sagrado”, para la cual ofrendó su vida, señalando “yo soy la
bandera nacional”, asumiendo la culpa de
sus acompañantes, aportando la sangre de “los Sánchez”, una vez más, con la
intención de salvarlos , sin lograrlo.( Así es el Despotismo y la Tiranía)
Su muerte, y la de
sus compañeros en un acto grosero y sin escrúpulos de Pedro Santana y el
Conservadurismo dominante, hizo posible que dos años después, un puñado de hombres dominicanos,
abrazados del liberalismo, encabezados por Polanco, Espaillat, Luperón, entre otros,
lograran entre 1863 y 1865, devolver a la República su condición de País libre, soberano e
independiente, lo que ha creado el paradigma, defendido por muchos cientistas
de las Ciencias Sociales, de que esta fue “ la verdadera Independencia, la
verdadera República”.
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