Datos Históricos
de San juan de la Maguana, Miguel Angel Monclus.
El día 19 de
mayo de 1606, el Capitán General de la Colonia, Osorio, asimilando a San Juan
en suerte a la de las cuatro poblaciones de la banda norte de la isla: Puerto
Plata, Monte Cristo, Bayajá y la Yaguana, dictó la orden disponiendo el arrase
del pueblo y de la jurisdicción: me ha
parecido convenir que la Villa de San Juan de la Maguana se despueble, y que
los ganados de su término se retiren y trasladen al contorno de esta dicha
ciudad(….) por lo cual mando a vos, el corregidor de dicha Villa de San juan de
la Maguan, ya los vecinos y moradores de ella, que dentro del tercer día de
cómo este mandamientos fuere notificado , o se pregonare en dicha villa y su
término, salga de ella con vuestras familias y haciendas, e vengáis a vivir al
nuestro sitio que os está señalado, donde dicen la Buena Ventura, junto al
arroyo Hicaco, en la parte y lugar que
se ha levantado una cruz que hizo poner y labrar el alguacil mayor Francisco R.
Franco….
El motivo
invocado para llevar a cabo la feroz medida, era aquel que se llamó el negocio
de los rescates en que intervenían ingleses, franceses y holandeses, con
quienes los habitantes de las islas vecinos a nuestras costas, especialmente
los del Norte, se realizaban un comercio que era juzgado como una estafa, un
crimen de lesa majestad, y un sacrilegio por las autoridades españolas , ya que
España perseguía el monopolio en su exclusivo provecho de con y desde el mundo que Colón había descubierto.
A cambio de los cueros y corambres que se le suministraba, los bucaneros proveían
a los criollos de los artículos y géneros que según las leyes y la conciencia del Rey, del importarse de la
Casa de Contratación, y por el exclusivo puerto de Sevilla; y eso merced a un
barco que una vez cuando más, al año, tocaba en nuestros
puertos o debía tocar en ellos, pues regularmente sólo lo hacía en el de la Colonia,
la Ciudad de Santo Domingo.
Muchos alegatos de la época ponen en duda la posibilidad
que la mayoría de los sanjuaneros tenían de rescatar, dada la enorme distancia
a que se hallaban de Gonaibes y los sitios de la Costa Norte en donde los
bucaneros arribaban para hacer el negocio, de rescatar los sanjuaneros, debían
hacerlo por la costa próxima, la del Sur y no pareció así, puesto que las
medidas de arrase no alcanzaron a Azua que fue tradicionalmente el Puerto
obligado de San Juan.
Para los días
de la despoblación, se daba fe que en el término de San Juan de la Maguana existían doce hatos
de vacas, más uno de abejas. La lista de esos hatos es la siguiente, y se pueden
identificar los sitios que le correspondían, por los nombres conocidos en la
actualidad:
Hato de
Sodorín, del Corregidor de la Villa, Ovalle.
Hato del
Duan, de la menor de Amador Ovalle.
Hato de Juan
Romero.
Hato del Padre,
de la familia Monasterios,
Hato de la
Higuera, de Diego Caballero.
Hato de las
Charcas, del Lic. Lorenzo Bernáldez
Hato de los
Tres Brazos, de Alvaro Agüero y Antonio Díaz
Hato de
Santomé, de Alvaro González y Antonio Díaz.
Hato de
Naibuco, del Corregidor Ovale, de quien era también el Hato de Abejas, situado
cerca de la población.
Tres días de
plazo se daba para trasladar el ganado de esos hatos y trasladarse también los
habitantes de la Villa y todos sus menesteres y pertenecías hasta La
Buenaventura, lugar que estaba situado río Haina arriba, próximo a la ciudad de Santo Domingo, en jurisdicción
actual de San Cristóbal. Las tragedias de aquellas mudanzas forzadas y en masa
no estaban descritas por ningún contemporáneo, pero a 340 años de distancias,
es posible imaginar lo que fueron. En lo que respecta a las pérdidas
materiales, baste citar el ejemplo de Antonio Jaques Carvajal, uno de los
desalojados de la banda del norte; según relación que hace el propio Jaques Carvajal,
perdió
35,000
ducados de cuartos, porque se le despoblaron dos hatos de ganado vacuno,
nombrados Cana y Guamal con 2000 cabezas de ganado manso que se perdieron en el
camino hasta llegar a los sitios que se señalaron, por los malos pastos,
atolladeros, mosquitos, jejenes, y otras plagas; mas el ganado y yeguadas
cimarrones, donde había para sacar cada año, 2000 cueros de toros morrunos y
domar más de 500 caballos y yeguas, además se murieron en el traslado 90
caballos y yeguas del servicio de los hatos.
El valle de
la Maguana quedó definitivamente cerrado para toda existencia humana. El ganado
rezagado que era mucho, se volvió cimarrón; crecieron malezas, se borraron los
caminos y cundió la desolación por todos estos sitios, hasta que por fin, comoFénix, San Juan resurgiera de sus propias cenizas.
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