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viernes, 6 de marzo de 2009

AL PROCER FRANCISCO SANCHEZ DEL ROSARIO








Julio 2001


Por José Enrique Méndez

Distinguidas autoridades civiles y militares,
Ciudadanos todos:

El 22 de agosto de 1844, apenas seis meses después de haber sido creada la República, los auténticos gestores de nuestra nacionalidad dominicana encabezados por Duarte, Sánchez, y Mella fueron declarados traidores a su propia obra política por el grupo de latifundistas conservadores, hateros, aliados de la burguesía de importadores y exportadores extranjeros, que controlaba el Gral. Pedro Santana, y sus lanceros seibanos.

Pedro Santana, caudillo del Este del país, para quien la República fue un simple medio de satisfacer aspiraciones personales y ansias de poder; autoritario, intolerante, hombre sin fe en la capacidad de los dominicanos para gobernarse por sí mismo, laborarte y ejecutor de la anexión de nuestra inalienable República a España, obró como abanderado del colonialismo haciendo uso del alto poder político, económico y social, ejerciendo la persecución, la prisión, el exilio y la muerte para la mayoría de los trinitarios, defensores de la Republica independiente.

El 26 de agosto de 1844 salen condenados al destierro, hacia Inglaterra Sánchez, Mella, Pina y otros.
Duarte saldrá más tarde, el 10 de septiembre, hacia Hamburgo.


La nave que lleva a Sánchez y Mella naufraga en las costas de Irlanda y los sobrevivientes, entre ellos los dos dominicanos, llegan a Dublín. En diciembre de ese año se trasladan a territorio de los Estados Unidos y luego a Curazao.
Permanecen cuatro años fuera del país, hasta que en septiembre de 1848, fuera Santana del poder, el presidente Manuel Jiménez decreta una amnistía general que comprende en primer lugar a Duarte, Sánchez y Mella, así como a Pedro Alejandro Pina y Juan Isidro Pérez. Regresando al país el 8 de noviembre.

Jiménez nombra a Francisco Sánchez del Rosario, comandante de Armas, o sea, jefe militar de la ciudad de Santo Domingo. Comienza entonces la vida política partidista del prócer del febrero. En ella participará hasta el momento de su muerte ocupando importantes posiciones en los gobiernos de Jiménez, Santana y Buenaventura Báez.

Nombrado fiscal ante el tribunal de Apelación de Santo Domingo, se hará a partir de entonces Defensor Publico y recibirá licencia de la Suprema Corte de Justicia para ejercer.
Autodidacta, aprenderá francés y latín. Adquiriendo apreciable Cultura y notable dominio de las defensas como abogado.
Era músico y escribía como holgura y brillantez.

Desterrado una vez más en abril de 1855, regresó al país en agosto de 1856.

Como humano comete errores, pero nunca estos envuelven intención dañina al pueblo dominicano o a la patria que dignamente representó la noche del 27 de febrero. ’’


A solicitud de Santana, el congreso eligió a una nueva presidencia el 18 de agosto de 1849: Buenaventura Báez surgió como líder con el respaldo de los inconformes con el despotismo de Santana. Para los años 50, Báez se declara enemigo político de Santana y comienza una lucha caudillista entre ambos lideres.
Entre 1844 y 1861 hubo los siguientes gobiernos.
1844, 14 de noviembre: Primer Gobierno de Santana.
1848, Santana renuncia y lo sustituye Manuel Jiménez.
1849, 18 de agosto: Primer Gobierno de Báez.
1853, Segundo Gobierno de Santana.
1856, Segundo Gobierno de Báez.
1857, Se elige un gobierno provisional presidido por José Desiderio Valverde.
1858, Julio: Santana, tras un golpe de Estado a los cibaeños, se proclama presidente. Su tercer gobierno.

Aprovechando las condiciones políticas internacionales del momento: la guerra civil norteamericana, y el nuevo auge del colonialismo europeo, en Julio de 1859, Santana, tras un golpe de Estado a los cibaeños, se proclama presidente, toma el mando y domina al gobierno de Valverde, iniciando así un tercer Gobierno, que concluye con la anexión a España el 18 de marzo de 1861, momento en que materializó el sueño de los conservadores.
El país acababa de perder su soberanía, concluye la Primera Republica y se inicia un nuevo periodo en la historia dominicana.

Sánchez, él más activo, él de la práctica, él ejecutor de las consignas elaboradas él sostén de la organización creada por Duarte para alcanzar las metas señaladas, procura resistir los embates de Santana y mantener vivos los ideales febreritas. Cuando Santana hubo consumado la anexión a España, Sánchez eligió el enfrentamiento frontal, expresando su oposición, predicando con sus actos, la eficiencia de la República, para hacer sin apoyo de las potencias, la felicidad del pueblo.

Reducido a prisión en agosto de 1859 es desterrado de nuevo, por tercera vez, en septiembre de ese año. Se traslada a Saint Thomas y desde allí comienza sin recursos económicos, su lucha contra la traición y venta de la patria. Reclama la unidad de todos los dominicanos y viaja hacia Haití en busca de ayuda del presidente Fabré Geffrard.


Frente a éste dice: presidente, yo fui el instrumento de que se valió la provincia en 1844 para sacudir la dominación haitiana y crear una República independiente. Mas, no lo hice por odio, sentimiento innoble o debido a ideas de preocupación social, sino porque creí que constituíamos dos pueblos con caracteres diferentes en todos los ordenes, que somos dos pueblos distintos que podemos formar estados, separados, y que la isla es bastante grande y hermosa para compartirla entre ambos, dividiéndonos el dominio de ella.
Además, yo en cierto modo consolido con mi acción la independencia de Haití, pues una vez conseguido el éxito de nuestra causa, celebraríamos un tratado que garantizará nuestra mutua vida independiente. No seria así, cuando España, potencia de primer orden, posea la parte Este de la isla con peligro para ustedes. Santana va anexar Santo Domingo a España y yo vengo a impedir ese crimen; impidiéndolo, afirmo mi obra y garantizo la de ustedes. Por eso he venido a pedirles pase por las fronteras recursos con que impedir la anexión que se piensa llevar a cabo’’. Más adelante afirma con admirable sentido político que: El mantenimiento de la independencia dominicana es garantía de la independencia de Haití. Geffrard vacila y bajo presión española, ordena que Sánchez y otros dominicanos salgan del territorio haitiano, pero frente a la evidencia de los hechos, autoriza su regreso le promete a Sánchez ayuda. El 20 de enero de 1861, este publica su manifiesto en el cual afirma, frente a sus enemigos: Yo soy la bandera nacional. Dos días después, el 22, se integra de Curazao bajo su dirección la junta Revolucionaria organizadora de la revolución de la generación dominicana. Proclamada unilateralmente por Pedro Santana, la anexión a España el 18 de marzo, toman los acontecimientos un rumbo diferente.


EL 2 de mayo se produce en Moca el levantamiento de José Contreras, y el 1ro. de junio, en horas de la tarde, inicia Sánchez su invasión a territorio dominicano.
Los generales Sánchez y José Maria Cabral y Luna, organizaron una expedición con 500 hombres que penetró al país desde el territorio haitiano, vía la frontera del Sur. El objetivo de los expedicionarios era ocupar la plaza de San Juan. Lamentablemente fracasaron.

MANIFESTACIÓN QUE EL GENERAL DE DIVISIÓN FRANCISCO DEL ROSARIO SÁNCHEZ JEFE DEL MOVIMIENTO NACIONAL DE LA PARTE DEL SUR DIRIGE A SUS CIUDADANOS

DOMINICANOS:

El déspota PEDRO SANTANA, el enemigo de vuestras libertades, el plagario de todos los tiranos, el escándalo de la civilización, quiere eternizar su nombre i sellar para siempre vuestro baldón, con un crimen casi nuevo en la historia. Este crimen es la muerte de la Patria. La República está vendida al extranjero i el pabellón de la cruz, mui presto, no tremolará mas sobre vuestros alcázares.

He creído cumplir con un deber sagrado, poniéndome al frente de la reacción que impida la ejecución de tan criminales proyectos i debéis concebir, desde luego que, en este movimiento revolucionario, ningún riesgo corren la independencia nacional ni vuestras libertades, cuando lo organiza el instrumento de que se valió la Providencia para enarbolar la primera bandera dominicana.

Yo no os haría este recuerdo que mi modestia rechaza, si no estuviera apremiado á ello por la circunstancias; pero conocéis bastante mis sentimientos patrióticos, la rectitud de mis principios políticos i el entusiasmo que siempre he tenido por esa Patria i por su libertad; i no lo dudo; me haréis justicia.

He pisado el territorio de la República entrando por Haití, porque no podía entrar por otra parte, ecsijiéndolo así, además, la buena combinación, i porque estoi persuadido que esta República, con quien ayer cuando era imperio, combatíamos por nuestra nacionalidad, está hoy empeñada como nosotros, porque la conservemos merced á la política de un gabinete republicano, sabio i del precio de vosotros, de vuestros hijos i de vuestras propiedades: Rechazad semejante ultraje con la indignación del hombre libre, dando el grito de repoblación contra el tirano. Si, contra el tirano, contra Santana i solo contra él. Ningún dominicano si alguno le acompaña, es capaz de semejante crimen á menos que esté fascinado.

Hagamos justicia á nuestra raza dominicana. Solo Santana, el traidor por excelencia, el asesino por instinto, el enemigo eterno de nuestra libertad, el que se ha adueñado de la Republica, es él que tiene interés en ese trafico vergonzoso él solo es capaz de llevarle á efecto para ponerse á salvo de sus maldades, él solo es responsable y criminal de lesapatria.

DOMINICANOS! Á las armas! Ya llegó el día de salvar, para siempre, la libertad: Acudid; ¿no oís el clamor de la Patria afligida que os llama en su aucsilio? Volad á su defensa, salvad á esa hija predilecta de los trópicos, de las cadenas ignominiosas que su descubridor llevó á la tumba.
Mostraos dignos de vuestra patria i del siglo de la libertad.

Probad al mundo que hacéis parte del número de esos pueblos indómitos i guerreros que admiten la civilización por las costumbres, por las palabras i por la idea, pero que prefieren la libertad á los demás goces con menoscabo de sus derechos, porque esos goces son cadenas doradas que no mitigan el peso, ni borran la infamia.

DOMINICANOS! Á las armas! Derrocad á Santana; derrocad la tiranía i no vaciléis en declaraos libres é independientes, enarbolando la bandera cruzada del veinte y siete i proclamando un gobierno nuevo que reconstituya el país y os dé las garantías de libertad, de progreso y de independencia que necesitáis.

Abajo Santana!
Viva la República dominicana!
Viva la libertad!
Viva la independencia!

Dada en San Tomas á 20 de Enero de 1861 i 17 de la Patria.

F. R. SÁNCHEZ.


Traicionado, Sánchez fue emboscado en El Cercado, al pie de la loma Juan de la Cruz, por un contingente de soldados al mando de Santiago De Óleo, por órdenes de Santana. Allí se escenifico un fiero combate entre ambas fracciones pero, a la postre, los revolucionarios fueron reducidos a la obediencia. Algunos resultaron heridos, entre ellos el general Sánchez.
Junto con otros 20 compañeros, fueron llevados a San Juan de la Maguana para ser juzgados.

El 3 de julio el General Santana envía a un consejo de guerra, Un tribunal sin autoridad legal o militar, encabezado por el capitán Domingo Lazala quien era enemigo personal de Sánchez, esta enemistad nació porque el Capitán Lazala se había negado a pagarle unos honorarios jurídicos que debía a Sánchez y el fiscal de dicho consejo de guerra fue el señor Manuel Pimentel.

Es fama que uno de sus acompañantes, Timoteo Ogando, le ofreció sacarlo del teatro de los hechos y llevarlos en las ancas de su cabello, con lo cual le brindó la oportunidad de evadir ser apresado y regresar a Haití; pero el héroe del Conde, en un impresionante gesto de solidaridad con sus compañeros de lucha, rehusó la invitación y prefirió caer en manos del enemigo.


Mueren junto a Francisco del Rosario Sánchez,
Benigno del Castillo, Gabino Simonó, Domingo Piñeyro, Féliz Mota, Francisco Martínez, Juan Erazo, José Antonio Figueroa, Manuel Baldemora, Rudesindo de León, Juan Gregorio Rincón, José de Js. Paredes, Julián Morris, Pedro Zorrilla, Luciano Solís, José Corporán, Epifanio Jiménez, Segundo Alcántara, Juan Dragón, León García y Pascual Montero (quien había sido de los delatores del grupo)


En el juicio asumió la responsabilidad de todos los hechos y pidió clemencia para sus subalternos. Hermoso ejemplo de valor, dignidad y sacrificio.
Conociendo Sánchez el intríngulis de las leyes encabezó su propia defensa y la de sus compañeros la que llevó a cabo en la plaza de San Juan (hoy parque Sánchez)
Al momento de producirse el juicio.
A la hora de su muerte actuó con gallardía, como correspondía a un héroe de su talla, asumiendo para el solo la responsabilidad de los hechos.

Se dijo que fueron desoídos las protestas y ruegos para disuadir a sus verdugos de cumplir la pena capital dictada en el juicio sumario que de antemano tenia la orden expresa de fusilar a Sánchez.
El 4 de julio de 1861, se cumplió aquí, la terrible sentencia, que como acto de tiranía grosero e inefable, condenaba al paladín, al fundador y prócer dos veces de la Republica, Francisco Sánchez del Rosario y sus compañeros a la última pena.

Iniquidad que pretendía aniquilar las ideas del hombre público incorruptible e inmaculado, el organizador, dirigente, ejemplo de valor y dignidad.

El General José de Gandara, hablando de la crueldad de aquellas ejecuciones expresa:

‘‘Esta sentencia fue cumplida en términos que repugna recordar, pues mientras a unos lo remataron a tiros a otros sucumbieron a palos o a machetazos de lo que protestó asimismo un comandante del regimiento de la Corona que con fuerza de este Cuerpo se hallaba en San Juan…’’

*(General José de la Gándara. ‘‘Anexion y Guerra de Santo Domingo, Madrid, 1884.)

Sus compañeros, tan héroes como él, aceptaron la participación en la responsabilidad de un hecho que los honraba en tanto manchaba con el deshonor y la traición a quien lo condenaron con la iniquidad del patíbulo.

El 4 de Julio Sánchez y sus compañeros fueron llevados a un montecito donde luego estaría el Comentario de San Juan de la Maguana, allí con un pelotón de fusilamiento se llevó a cabo los homicidios, Sánchez fue el primero en caer muerto a la descarga de fusiles.

Fundador y prócer dos voces de la Republica, con la entrega de su vida en el martirologio eponimo de San Juan, entró en la inmortalidad como ejemplo inigualable, que la eleva a excelsitudes luminosas en nuestra historia.

‘‘En el patíbulo, antes de que su pecho fuera traspasado por las balas pronunció algunas frases: Tibi soli peccavi et matum coram le feci, estas palabras dirigidas a Dios significan: Contra ti solo he pecado y he hecho lo malo, luego envuelto en la Bandera Nacional proclamó: Decid a los dominicanos que muero con la Patria y por la Patria… y a mi familia que no recuerden mi muerte para vengarla’’.

En abril de 1875 los restos de Sánchez fueron llevados a la Catedral de Santo Domingo por disposición del Ayuntamiento del Distrito Nacional y en el año 1894 Sánchez fue elevado a la Categoría de Padre de la Patria junto a Juan Pablo Duarte y Ramón Matías Mella.

La musa popular recogió la pavorosa escena en estos versos:

Lo que aquí en San Juan se ha visto,
! Que caso tan inhumano!
matar a veintiún cristianos
sin tener ningún delito.
Eso daba compasión
cuando leyeron la sentencia;
con tanta humildad y paciencia
que quebraba el corazón,
El jefe de la expedición
Se puso pañuelo blanco.

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