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viernes, 26 de noviembre de 2010

Cueva de Seboruco, Su Belleza y su Historia


ENSAYO

Autor: Poeta Rafael Caonabo Peña

Cueva de Seboruco, estoica antigüedad identifica su existencia. Antiquísima evoluciones y mutaciones del tiempo que obra en la inequívoca diligencia del transcurrir de los días ininterrumpidos te atestiguan.

Tus pétreas rocas milenarias, tus encrespados y altos promontorios que se erizan escarpados hacia el confín de las alturas te ennoblecen.

Tus cenáculos naturales, con elevados revuelos cónicos, terminados en cúspide concéntrica, dejan un aspecto acabado de una arquitectura gótica.

Los filtros de erosiones volcánicas, el revestimiento de tus huecos ventanales, los postigos y dinteles frontales que majestuosamente se exhiben frente al estuario del río que primitivamente se le llamó río Neyba y posteriormente río San Juan, te personifican.

Compararte con las pirámides egipcias serias muchas pretensiones. Pero no deja de entrañar la existencia de culturas primitivas que se remontan a más de cuatro mil años, que hicieron uso de esta cueva o galería, en ocasiones como catacumba para catapultar sus deudos, como mausoleo, así como también en tiempo más primitivo para dejar enterrados los fósiles u osamentas de niños y adultos quemados después de saciar su carne en actitud de canibalismo.

Según el paso del tiempo y las apetencias de los coterráneos de la época que transcurre, la cueva ha tenido múltiples uso.

La Cueva de Seboruco producida por remotas erosiones volcánica pertenece al Valle de San Juan de la Maguana ubicado en la región Suroeste Central.

El Valle de San Juan de la Maguana tiene características similares al Valle del Cibao.

Estas formaciones presentes en el Valle corresponden a la época geológica, eocénica, miocénicas y pliocénicas del terciario.

En la época de los alzamientos esclavos, durante la tercera y cuarta década del siglo XVI, Sebastián Lemba tuvo como escenario el batey y la cercanía de el Batey y la cueva de Seboruco deja entrever que en los momentos de escaramuzas de guerra y estado de sitio a que eran sometidos por el asedio del usurpador Español, siempre exigente para rendirlos a la obediencia, entre tregua y guerra de guerrilla pudieron usar como nicho cautiverio la cueva de Seboruco para confundir el campamento o la estación de sus guerreros.

A principio del siglo XX, los seguidores de Oliborio Mateo comenzaron a celebrar convivencias rituales los 21 de enero en memoria a la virgen de la Altagracia, dándole un uso de templo natural que aun perdura hasta nuestros días. Allí tienen cruces y atuendos que deifican y justifican sus creencias.

La Cueva de Seboruco ha resistido, los embates del tiempo, la fuerza inmisericorde de los vientos, los cataclismos y tempestades despiadadas, sin inmutarse.

Podría decirse que es una cíclope muralla de contención capaz de resistir la más grande y miserable desventura del tiempo en su sórdidas inclemencia.

Recientemente a instancia del consejo presidencial de Cultura se hizo un levantamiento científico 1998, con la participación del Epeologo Domingo Collado Abreu: se encontraron dieciocho osamentas humanas, una osamenta de jutía y una enorme lechuza; dentro de esos fósiles se encontró uno a la entrada de la cueva, de frente al sol, enterrado de manera ritual en expresión de una deidad, este fósil se conserva en el museo del CURO UASD (biblioteca), sometida a la prueba del Carbono 14, arrojó el resultado de cuatro mil años de existencia.

En el santuario se halló un siler, siendo este objeto apreciado y venerado en aquellos tiempos primitivos., pues su existencia se debe a miles y miles de años de erosión y corrosiones minerales hasta formar la compactación de este objeto al que luego le daban un filo muy apreciable.

En la cueva hubo la existencia de murcielaguina que son grande compactaciones orgánicas de excrementos y baba viscosa del murciélago que a través de largos periodos se convierte en un objeto que ofrece la capacidad de producir cualquier obra de utilidad.

Según voces, dichos y creencias de muchos años, la cueva de Seboruco y la cueva de San Francisco se comunican subterráneamente.

Este antro-museo histórico posee viva la revelación del misterioso enigma que oculta uno de los secretos mas vestutos del continente.

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