A unos 5 kms. al norte de la Ciudad de San Juan de la Maguana, está enclavado el monumento de la era precolombina más importante de las Antillas: El Corral de los Indios, como lo llaman sus moradores y antepasados o también Plaza Ceremonial de los Indios como lo llaman nuestros arqueólogos. Se dice que está situado en el mismo centro de la isla de Quisqueya o Santo Domingo. También se dice que observando la salida del sol desde su centro y en diferentes estaciones del año, se puede comprobar con mucha precisión algunos fenómenos astronómicos. Originalmente 'Las piedras eran, en su mayor parte, de un peso de 30 a 50 libras y han sido colocadas muy cerca una de otra, dando así al círculo la apariencia de un camino empedrado de 21 pies de ancho". El círculo tiene unos 235 metros de diámetro y en el centro hay una piedra grisácea más o menos cilíndrica con más de un metro de longitud y una cara tallada en bajorrelieve en unos de sus extremos. Hacia el Oeste una calzada que llegaba hasta el arroyo Fondillo y que debía tener como un kilómetro de longitud. (Sir Robert H. Schomburgk, que lo observó mientras se trasladaba de Puerto Príncipe a Santo Domingo, en el año 1851)
Por su ubicación Juan de Herrera al Norte de la ciudad de San Juan de la Maguana queda fuera de las rutas de mayor desplazamiento, que es a lo largo de lo que hoy es la carretera Sánchez, desde Santo Domingo hasta Elías Piña, pasando por San Cristóbal, Baní, Azua, San Juan y Las Matas de Farfán. Esta situación ha permitido a este municipio convertirse en una zona de tranquilidad para sus habitantes.
En Maguana, ascendiendo la Cordillera Central, se entra en contacto con la religiosidad popular, representada en el movimiento liborista que se desarrolló a principios del siglo XX.
A solicitud del Proyecto Cultural Sur, el Ayuntamiento Municipal de San Juan de la Maguana, autorizo la restauración del lugar históricamente denominado LA AGÜITA DE OLIVORIO, lugar este que sirvió de cuartel general a Olivorio Mateo cuando valientemente enfrentó las tropas interventoras norteamericanas, lugar este que se ha convertido en objeto de peregrinación por creyentes no solo del país sino de muchas partes del mundo.
El caso de Olivorio Mateo constituye el fenómeno más singular de mesianismo socio-religioso en la República Dominicana. Tuvo su principal centro de operaciones en la zona rural de San Juan de la Maguana donde sus cultos concitaron la atención no sólo de los habitantes de la Región, sino también de personas de diversas latitudes de la geografía nacional.
Se dice que Olivorio ( O Livorio) fue un personaje que inicialmente sirvió al general Máximo Cabral como curandero en el Norte y que luego cruzó la cordillera, estableciéndose en la zona rural de San Juan donde se dedicó a la curandería.
Sus facultades mágico-religiosas y su carisma ejercieron una notable influencia entre sus seguidores, quienes le llamaban indistintamente "Dios Olivorio", Papá Livorio" o "Livorio Mateo", aunque algunos investigadores han sostenido que el nombre exacto era Olivorio Mateo.
Su figura alcanzó mayores ribetes de leyenda y prestigio cuando enfrentó con su gente a la sodadesca yanki que invadió el país durante el período de 1916-1924. Finalmente Olivorio fue muerto en una emboscada en 1922, pero sus hazañas y facultades singulares continuaron siendo objeto de veneración por creyentes y seguidores.
En 1917 un gran contingente de marines enfrentó a más de mil olivoristas con un saldo de varios muertos por ambos lados, pero Mateo y sus seguidores se replegaron. En 1919 se registró otro enfrentamiento y desde entonces la persecución fue constante. Livorio y su gente se ocultaban en las montañas, entre Bánica y Constanza, donde establecieron campamentos y sembraron conucos.
Según los reportes publicados en el Listín Diario y El Cable de San Juan, Livorio fue muerto el 27 de junio de 1922, en un lugar conocido como La Hoya del infierno. Desde hacía más de un mes las fuerzas de la Guardia Nacional lo habían localizado cerca de la Loma de la Cotorra, habiéndose producido un tiroteo.
1 comentario:
me encantan tus escritos ike
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