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domingo, 20 de noviembre de 2011

CON MOTIVOS DEL MES LAS MADRES



POR: HECTOR ENRIQUE MENDEZ GUILLU (DON CUCHI)
DEDICADO A LA ESPOSA DEL PERIODISTA LUIS JIMENEZ 


Después del amor a Dios yo no concibo manifestación de amor más primorosamente delicada que la sentida por la madre.

De donde le viene a la madre la general admiración que por ellas sentimos. De que es el ser humano que más se sacrifica por el niño, porque es la que más lo ama, lo cuida y lo comprende, a eso se debe a la madre el papel de Semidiosa que le está reconocido.
De ternura está inundada la madre y por eso es Santa la maternidad, ya que constituye la personificación más pura del sacrificio. 

Sobre la faz de la tierra nada existe más digno de un canto llamado a nombrarse con los signos como el sentimiento de la Maternidad. 

Hasta los seres inferiores de la creación se sublimizan y tienen derecho al canto cuando se elevan en aras de ese sentimiento hecho oración, en la cueva o en el nido.
La misma planta no inspira su respeto religioso cuando nos promete un fruto en cada flor.
La medida del sacrificio no lo conoce el hombre, precisa ser mujer para conocerla y ha de ser madre para llegar a ese conocimiento.

El hombre es ser que tiene un corazón, la mujer un corazón que llena todo un ser.

La Mujer es débil mientras no es madre, tímida mientras no es fecunda, el amor la hace fuerte, el saber la hace digna, y el sacrificio la hace Santa. Da la vida sin esperar recompensa, cuando ha acabado de nutrir con su sangre, sigue nutriendo con su seno, después con su pan ganado a titulo de sudor, muchas veces hasta no acabar nunca. Si el hijo es malo, el padre lo repudia, la madre lo aconseja, el padre aplica la Justicia y la madre la clemencia. Para instruir el padre, para educar la madre.

La mejor maestra es la madre, porque el magisterio es amor, autoridad, paciencia, tolerancia dulzura, custodia, guía, observación y ejemplo, cualidades solo reunida en una madre.
El hombre va donde va su corazón. De los hombres es la duda de la mujer la fe.
Lo más sublime de la maternidad es que está hecha a prueba de dolor. 

El velo de la madre, es como el velo de la noche, con la diferencia de que uno esta bordado con Lágrimas y el otro con Estrellas.
El beso del Judas hubiera derrumbado para siempre la hermosura del beso, si las madres no besaran.

Ellas que saben por el mismo espíritu de maternidad, recoger al huérfano y tenderle la piedad de su manto y el amor de su falda, y hasta la Misericordia de su seno si es preciso, para arrebatárselo al dolor son no solo el mas acabado modelo de Virtud Cristiana, sino la demostración elocuente de que el Cielo se reflejo en la tierra desde el instante mismo en que hubo madre.

Al referirme a aquellas mujeres abnegados que no han sido madres y han obrado como si lo fuesen, porque crían al hijo huérfano, o de la madre enferma, o desamparada de recursos y amarlo como propio, darle profesión u oficio, con el gaje del horno o del telar, con pérdida de sueño y ganancia de arrugas, esto más que grande es sublime y justo es que sean también para ellas mujeres cuyas virtud no se ha ponderado todavía a los honores que se tributan a las madres. 

No fueron ánforas vivificadoras vuestros senos , ignoráis la sensación de darlos, vasos de providencia a una criatura.

Desconocéis el dolor de la ofrenda que hace la entraña maternal a la vida.

Ignoráis, lo que es una desgarradura interior para un tributo de amor, pero sabéis imitar a la tierra, que no es madre de la semilla, que no sabe del misterio de la floración que engendro el grano y lo recibe en su seno, lo protege, lo nutre con las sales de sus minas y el agua de sus fuentes, nada más bello que el papel de la tierra contemplando la maternidad de la planta. Tal es el papel de esas mujeres, sin hijos que amamantar, pero Huerfanitos y Valetudinarias inocentes pegado de vuestros senos, cogidos de vuestras faldas, que os dice mama, sin tener derecho de naturaleza a ese título, pero si derecho para llevarlo honoríficamente como premio moral por vuestra anegación. Vosotras no habéis creado, pero habéis criado, todavía más haber educado. Digno de besarse es el polvo que pisáis, porque tan grande es vuestra misión como la de la verdadera madre.
Tal vez muchas flores que se abren en los caminos de la vida, tuvieron su origen en la huella que dejo la pisada de una cualquiera de vosotras, llevando sobre vuestros hombros la carga de algún niño que no viste nacer.

FIRMADO POR LA VIEJA MAQUINILLA DE HECTOR ENRIQUE MENDEZ GUILLU (CUCHI) 23 DE MAYO DEL 1980

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